La base de

la pirámide

CARLOS RAMIREZ HERNÁNDEZ

En una conferencia en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, el empresario Ricardo Salinas Pliego lanzó una iniciativa económica singular: propuso asumir a la mayoría de los mexicanos, la abrumadora mayoría en condiciones de pobres, como sujetos económicos. Y a partir de ahí, construir una demanda de bienes y servicios que pudiera reactivar el crecimiento económico.
La propuesta de Salinas Pliego se localiza en la intención de transformar el mercado interno en un detonador de la demanda. Pero hay más de fondo. Normalmente las teorías económicas consideran a los pobres, a los de hasta abajo, como sujetos no productivos. Por eso las políticas de asistencia social tienen el objetivo de subsidiar la pobreza; es decir, de regalarles dinero, bienes y servicios. Y con ello, hacerlos población económicamente inactiva y dependiente.
Sin embargo, en países donde los pobres son mayoría, su número se convierte en un desafío productivo. Y ahí se ubica la propuesta de Salinas Pliego: considerar a la “base de la pirámide” como sujetos económicamente activos y sumarlos justamente al circuito económico. Los subsidios regalan todo a los pobres: despensas, educación, transporte barato y exención de impuestos. Y al final del día, esos sujetos económicos se convierten en una carga.
Ahora se trataría de sumarlos a la actividad económica, aún en su condición de pobreza. ¿Qué pasaría si a los pobres no les regalan despensas sino que les abren posibilidades de empleo vía créditos y entonces ya no reciben regalados sino que sus salarios potencian la demanda? Salinas Pliego aplica a su propuesta el modelo de precios baratos por semana de sus tiendas. Así ha logrado que los sectores de bajos ingresos, que no califican para créditos comerciales, puedan tener posibilidad de compras a plazos. Este modelo tendría que perfeccionar el asunto de los intereses.
En México se negocian subsidios para 25 millones de personas en situación de pobreza. Es decir, se asumen como una carga. Pero esos ciudadanos tienen capacidad de producir, pero no las oportunidades. En algunos estados de la república se han establecido los créditos a la palabra y se han encontrado que el mexicano es pagador. Y esos sujetos de crédito pasan de carga a un factor de demanda económica.

La propuesta de Salinas Pliego de trabajar sobre “la base de la pirámide” con enfoques de incorporación productiva se aplicó específicamente en Bangladesh con el modelo de un banco para los pobres, promovido por Mohamed Yunus: los créditos bajos fluyen para estimular la capacidad productiva de sectores que antes limosneaban su pobreza.
Transformar los subsidios improductivos a los pobres en inversión para el uso de capacidades de sectores marginados lograría convertir a la base de la pirámide en un factor de demanda de bienes y servicios. Pero para ello se necesita asumir a la base de la pirámide como una fuerza productiva en espera de verdaderas oportunidades, y no es un sector que convierte su pobreza en un electorado cautivo -lo hizo el PRI y ahora lo reproduce el PRD- que vota para agradecer los subsidios.
Los pobres de la base de la pirámide deben ser vistos como un factor multiplicador de riqueza, no como seres pasivos a la espera de subsidios regalados. Si la base de la pirámide se convierte en población económicamente activa, su demanda podría estimular la oferta. Salinas Pliego hizo la propuesta. Ahora falta documentarla -probar que los subsidios son improductivos y provocan crisis- y ponerla en práctica.