Sábado, 16 de Mayo de 2009 11:48 | 
Author: Abraham García Ibarra | 
| Edición 210 |
QUIÉN CONOCE LOS cronogramas de la industrial editorial ocupada en la producción de libros, sabe que, entre la aprobación de una obra y su salida al mercado, median meses y a veces años. Por eso, no es casual que algunos periodistas mexicanos amigos del argentino Carlos Ahumada Kurtz empezaran a anunciar, desde principios de año, la bomba política que el empresario se aprestaba a detonar, e invitaron a quienes quisieron escucharlos a estar pendientes a fines de abril. Tal “bomba” resultó ser el libro Derecho de réplica -publicitado en plena psicosis porcina-, cuyos contenidos, deliberada o involuntariamente, sirven a la tesis del complot montado, entre 2005 y 2006, contra Andrés Manuel López Obrador para impedirle su llegada a la Presidencia de México, y alimentan la sospecha del fraude electoral del 2 de julio de 2006.
En la putrefacta trama, los personajes centrales son los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari y Vicente Fox Quesada. En palabras de Ahumada Kurtz: “Carlos Salinas de Gortari me dio dinero a cambio de los videos (que exhiben a diversos protagonistas, entre ellos gente cercana a AMLO y dirigentes y militantes del PRD). Antes de entregárselos, me hizo llegar 35 millones de pesos. Carlos Salinas me confió que una de las cuestiones que había negociado con el presidente Fox a cambio de los videos, a través de Diego Fernández de Cevallos, era la exoneración de todos los cargos, inclusive el de homicidio, que mantenían en ese momento a Raúl Salinas en la cárcel, además de la devolución por parte de la Procuraduría General de la República de todos los vienes, incluyendo los millones de dólares congelados por la PGR. Y así sucedió finalmente… Raúl fue liberado el 14 de junio de 2005”.
Sigue Ahumada Kurtz en textos fragmentarios cuya publicación fue autorizada por la editorial: “Cuando llegamos a la vitrina donde (Carlos Salinas) conserva las bandas presidenciales Rosario (Robles) le comentó que debía ser un gran honor y orgullo portar la banda presidencial. Salinas inmediatamente tomó una escalera para poder subir a abrir la vitrina y sacó una de las bandas presidenciales. Yo creía que nos la iba a Mostar, y en efecto así lo hizo, pero no fue sólo eso, sino que la tomó y se la puso a Rosario, cruzándole el pecho y le dijo: ‘Te luce muy bien’”.
Los 35 millones de pesos de los que habla el autor, serían un anticipo, según este, de 400 millones que se le ofrecieron por la entrega de los videos incriminatorias.
Como Diego Fernández de Cevallos y Rosario Robles Berlanga, desfilan por el texto de Ahumada Kurtz otros protagonistas como el entonces secretario de Gobernación de Fox, Santiago Creel Miranda; el subsecretario de la SG Ramón Martín Huerta hoy difunto; el entonces director del Centro de Investigación de Seguridad Nacional (Cisen), después secretario federal de Seguridad Pública y hoy procurador general de la República, Eduardo Medina Mora; su antecesor en la PGR general Rafael Macedo de la Concha; el actual gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto y una cauda de personajes menores del PAN, el PRI y el PRD.
En estricto rigor, dicha obra es la crónica de una infamia. (Abraham García Ibarra.)
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