Edición 426 |
Washington se niega a escuchar a Rusia y ‎a China‎ Thierry Meyssan Moscú pasó toda la semana pasada esperando por una respuesta de Washington a su ‎proposición de tratado bilateral sobre garantÃas de paz. Pero Washington ‎nunca mencionó la propuesta rusa. Por el contrario, Estados Unidos acusó a Rusia de ‎estar preparándose para atacar Ucrania y de montar una provocación destinada a ‎justificar una invasión. Rusia no puede retroceder, pero cualquier acción de su parte ‎puede degenerar en un tercer conflicto bélico mundial. LA PRENSA occidental no logra entender ni seguir lo que realmente sucede en lasE relaciones entre ‎las tres superpotencias mundiales —China, Estados Unidos y Rusia— simplemente porque ‎se obstina en compartimentarlas, enfoca cada problema por separado y se empeña en ignorar ‎los vÃnculos entre ellos. Lo más importante es que la prensa occidental ignora la diferencia entre ‎el derecho anglosajón y el de las Naciones Unidas, lo cual la lleva a cometer numerosos errores ‎de interpretación. Durante la última semana, representantes de Estados Unidos y Rusia se reunieron tres veces para ‎conversar sobre garantÃas de paz. Esos encuentros tuvieron lugar:
|
Estados Unidos reiteró sus advertencias sobre el estacionamiento de 100,000 soldados rusos… en ‎suelo ruso. Por su parte, Rusia expresó su indignación ante la negativa de Estados Unidos a ‎abordar su proposición de paz.
Simultáneamente, en Washington, el Congreso debatÃa sobre nuevas sanciones ‎contra Rusia mientras que el Departamento de Estado adoptaba frente a China la misma actitud ‎que ante Rusia y el Departamento de Defensa planteaba aumentar el arsenal nuclear de ‎Estados Unidos.
Como telón de fondo, Estados Unidos realizó una operación de desestabilización en Kazajistán y ‎empujo la Unión Europea a instaurar un bloqueo económico total contra Transnistria.‎
En resumen, mientras Estados Unidos se niega a tener en cuenta los reproches rusos y evita ‎responder a los argumentos de Moscú, ahora se dice que Moscú amenaza con desplegar tropas ‎en el Caribe.
El único elemento positivo registrado en los últimos dÃas es un posible reinicio de negociaciones ‎entre Estados Unidos y Rusia sobre el control de los misiles nucleares de alcance intermedio —es ‎importante recordar que Estados Unidos anuló el anterior tratado sobre ese armamento. ‎
‎El contenido de las negociaciones
‎A su llegada a Ginebra, la delegación estadounidense comenzó cenando amigablemente con la ‎delegación rusa. Pero al dÃa siguiente, al iniciar las conversaciones, los ‎estadounidenses informaron a sus interlocutores rusos que su mandato se limitaba a conversar ‎sobre el despliegue de tropas de Estados Unidos y Rusia en Ucrania.
Al llegar a Ginebra, el jefe de la delegación rusa, el viceministro de Exteriores Serguei Riabkov, ‎habÃa recalcado:
‎«Otras prioridades son más importantes para nosotros: no ampliación de la OTAN, ‎eliminación de la infraestructura creada, rechazo de ciertas medidas y eso no sobre una ‎base ‎recÃproca sino sobre una base unilateral de parte de Occidente.»‎[1].
Asà que los rusos respondieron que el mandato de la delegación estadounidense no respondÃa ‎al tema inicial del encuentro, que eran las garantÃas tendientes a garantizar la paz mundial.
A partir de ahÃ, la negociadora estadounidense Wendy Sherman y Serguei Riabkov pasaron ‎revista a los temas que podrÃan abordar ulteriormente y sólo encontraron uno: negociar un nuevo ‎tratado sobre los misiles nucleares de alcance intermedio, ya que Estados Unidos salió del ‎Tratado INF durante la administración Trump. ‎
Al dÃa siguiente, Wendy Sherman participaba en la reunión de la Comisión OTAN-Rusia, ‎en Bruselas. Después de la retirada de Estados Unidos ante los talibanes en Afganistán y de ‎la traición anglosajona hacia Francia, relacionada con el acuerdo AUKUS, Los embajadores de ‎los demás paÃses de la OTAN no tenÃan la menor idea sobre las intenciones de Washington. ‎La señora Sherman los dejó hablar primero y después dijo, dirigiéndose a la delegación rusa:‎ «Ciertamente, somos 30, aquà ante ustedes. Pero somos uno en nuestras posiciones.»‎
Después de haber dicho eso, Wendy Sherman esbozó un panorama de lo que, según ella, serÃa ‎Europa si Washington cediese ante Moscú, un continente divido otra vez en dos zonas de ‎influencia —una atlantista y la otra rusa— como en tiempos de la guerra frÃa.
Los recuerdos que esa presentación de las cosas despertó evitaron que los embajadores de ‎los demás paÃses miembros de la OTAN oyesen lo que se dijo después. La observación de la ‎delegación rusa, recordando que Rusia ya no es soviética y que no quiere dividir el continente ‎quedó como un ruido de fondo. Es posible que los rusos hayan presentado nuevamente ‎su exigencia de estricto respeto de la Carta de la ONU y de la palabra dada, pero ‎nadie se acuerda de eso.
La prensa estadounidense ha comentado esa reunión afirmando que de ella surgió una nueva ‎razón de existir para la OTAN –fuertemente criticada por Donald Trump durante su mandato ‎presidencial y por el presidente francés Emmanuel Macron. ¿Y cuál serÃa esa «razón ‎de existir»? Combatir a Rusia.
En esas condiciones, la tercera reunión, la de la OSCE, en Viena, fue únicamente —según el ‎término utilizado por el ministro ruso de Exteriores Serguei Lavrov— «dilatoria». La OSCE ‎no tiene absolutamente ningún poder de decisión, es sólo un foro creado durante la guerra frÃa ‎como medio de evaluar las posiciones. La presidencia sueca del Consejo Permanente de la OSCE ‎fue el fiel reflejo de la actitud general de Suecia, paÃs oficialmente neutral pero muy ocupado en ‎debatir internamente su próxima incorporación a la OTAN. Los miembros de la OTAN ‎se mantuvieron a la defensiva mientras que Estados Unidos, por su parte, sólo trataba de ganar ‎tiempo. Ni siquiera hubo un comunicado final al término de esa reunión.
Moscú habÃa calculado que Washington rechazarÃa de plano sus proposiciones, pero se quedó ‎sorprendido ante la manera como los miembros de la OTAN y la OSCE se dejaron manipular por ‎los diplomáticos estadounidenses.
Es la segunda vez que Vladimir Putin tropieza con el comportamiento irracional de los miembros ‎de la Unión Europea. Ya en 2007, Putin creyó que los paÃses de Europa occidental se atreverÃan a ‎alejarse de su amo estadounidense para ir a la Conferencia de Múnich sobre la seguridad y ‎los exhortó a preguntarse cuáles eran sus propios intereses [2]. Putin creyó entonces, erróneamente, que lograrÃa despertar la atención de los europeos, ‎sobre todo la de los alemanes. Lo mismo acaba de suceder ahora.
Eso tiene una sola explicación. La mayorÃa de los dirigentes europeos –con la notable excepción ‎de los rusos– simplemente no quieren ser independientes, renuncian a su propia responsabilidad ‎y prefieren someterse, bajar la cabeza ante un orden mundial ilegÃtimo y cruel.
Histeria en Washington
‎En la Casa Blanca saben bien que Estados Unidos ya no tiene los medios que necesita su polÃtica ‎exterior. Pero la clase dirigente estadounidense no lo sabe. En el Congreso se vieron tomas de ‎posiciones grandilocuentes de polÃticos que denunciaban el cinismo ruso, sobre todo el del ‎presidente Vladimir Putin. Los congresistas estadounidenses llegaran incluso a hablar de ‎‎“sancionarlo†directamente a él, lo cual implicarÃa romper las relaciones diplomáticas con ‎su paÃs. Ninguno parece haberse dado cuenta de que Estados Unidos ya no es la primera ‎potencia militar del mundo y de que su paÃs se ha visto reemplazado por Rusia y China.
En un registro menos estúpido que la discusión de “sanciones†contra el presidente Putin, ‎los congresistas estadounidenses se enfrentaron entre sà sobre el posible restablecimiento de las sanciones contra ‎el gasoducto ruso Nord Stream 2. El senador republicano Marco Rubio defendió la idea de que ‎hay imponer sanciones a los alemanes que pactan con «el diablo», incluyendo al ex canciller ‎socialdemócrata Gerhard Schroder, para que tengan que someterse [3]. Los demócratas, al contrario, siguiendo directivas de la ‎Casa Blanca, sostienen que serÃa más sensato propiciar que los alemanes decidan por sà mismos ‎sumarse al «bando correcto» en vez de obligarlos. El gobierno ucraniano se ha sumado a esta ‎última tendencia, recordando que los alemanes habÃan negociado con Rusia garantÃas en cuanto ‎al no uso de las entregas de gas ruso como arma [4].‎
Este absurdo debate ha sido posible únicamente porque todo el mundo ha olvidado la razón que ‎llevó al presidente estadounidense Joe Biden a levantar las sanciones contra Nord Stream 2… ‎justo antes de su encuentro de Ginebra con el presidente Vladimir Putin [5]: fue una manera de pasarle a los europeos la factura de los daños de guerra ‎causados a Siria. Lo que hizo Biden fue aceptar que los europeos pagaran por el gas ruso, ‎a precios más asequibles… pero menos ventajosos que lo previsto. Ya nadie parece recordar que ‎Estados Unidos perdió la guerra contra Siria.
Todo se mantiene como antes
‎Lejos de ceder sobre la cuestión de fondo, el Departamento de Estado ha extendido a China la ‎narrativa que ya aplicaba contra Rusia. Según la diplomacia estadounidense, ahora no sólo Rusia ‎querrÃa invadir Ucrania e imponer su ley a todo el este de Europa, sino que China también pretende ‎conquistar todo el mar de China.
El litigio de Estados Unidos contra Rusia es posterior a la disolución de la URSS, pero su litigio ‎con China es mucho más viejo, proviene del trágico periodo colonial. ‎Para soslayar los argumentos de PekÃn, el Departamento de Estado se apoya en una decisión ‎emitida en 2016 por la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya (CPA, también llamada Tribunal ‎Permanente de Arbitraje) que se pronunció contra China en un litigio territorial entre ese paÃs ‎y Filipinas [6]. Pero una corte de arbitraje no es un tribunal y, como la República ‎Popular China no reconoce la CPA, esta última aceptó la versión filipina del litigio. Lejos de ‎demostrar algo, este asunto sólo es una muestra más de la particular interpretación ‎estadounidense del derecho internacional en general y de la Carta de la ONU en particular. ‎
China reclama, con todo derecho, las islas que gobernaba en el siglo XVIII y que quedaron ‎abandonadas cuando la China de aquella época se derrumbó ante los embates de la ‎colonización. La mayorÃa de esas islas quedaron inhabitadas hasta hace una treintena de años, ‎o sea hasta la disolución de la URSS. Con su pretensión de atribuir esas islas a ‎sus aliados regionales, Estados Unidos da muestras de las mismas Ãnfulas imperialistas que ‎muestra en Europa al pretender poner el centro y el este de Europa bajo el mando de la OTAN. ‎
Además, durante la misma semana, Washington continuó su operación de desestabilización en ‎Kazajistán y estimuló los llamados a derrocar el gobierno kazajo emitidos, desde ParÃs, por ‎el oligarca Mukhtar Ablyazov. Y finalmente empujó la Unión Europea a instaurar un bloqueo ‎económico contra Transnistria, pequeño Estado no reconocido situado en una franja de territorio ‎entre Ucrania y Moldavia [7]. Si bien parece haber perdido ‎la partida en Kazajistán, Estados Unidos ya está preparando el siguiente episodio en Transnistria. ‎
El hecho es que Estados Unidos se niega a ver la realidad y sigue enviando emisarios a cada uno ‎de sus vasallos para convencerlos de la supuesta inminencia de un ataque ruso en Ucrania, ‎donde Rusia estarÃa incluso montando una provocación bajo bandera falsa para justificar una invasión. ‎
Conclusión provisional
‎En la semana que acaba de transcurrir quedó demostrado, como era de esperar, que ‎Estados Unidos no tiene intenciones de respetar la Carta de la ONU ni su propia palabra. ‎Estados Unidos no retrocederá por voluntad propia y sus proposiciones no buscan otra cosa que ‎perennizar la situación actual. ‎
La estrategia estadounidense parece basarse en la idea de que rusos y chinos no se atreverán a ‎asumir el riesgo de una confrontación. Es la «teorÃa del loco» («the madman theory») que ‎el presidente Richard Nixon ya utilizó hace años contra la Unión Soviética, la teorÃa de quien actúa ‎según el siguiente esquema: “Es cierto que no tengo la razón y que no soy el más fuerte. Pero ‎estoy loco, mis reacciones son irracionales e imprevisibles. No me interesa ganar, pero puedo ‎hacer mucho daño.†Los polÃticos de Washington deberÃan recordar que esa actitud no permitió ‎ganar la guerra en Vietnam. ‎
Es evidente que Rusia tenÃa prevista la jugada siguiente cuando publicó su proyecto de tratado ‎bilateral con garantÃas para asegurar la paz. Pero tendrá que adaptarla porque Washington ‎ha logrado unir a sus medrosos vasallos. Si se llega al enfrentamiento, este será nuclear y ‎las vÃctimas se contarán por cientos de millones. ‎
Mientras Washington prepara la próxima escaramuza en Transnistria, Moscú se dispone a ‎realizar su siguiente jugada, quizás en el Caribe y siguiendo el modelo de la crisis creada alrededor ‎de los misiles soviéticos instalados en Cuba, en octubre de 1962, con vista a obtener un efecto ‎de shock que haga entender a la clase dirigente estadounidense que Estados Unidos ha perdido la ‎superioridad de la que tanto abusó en el pasado.
Notas:
[1] «Viceministro ruso de Exteriores pone a ‎Estados Unidos ante sus responsabilidades ‎en Ginebra», Red Voltaire, 10 de ‎enero de 2022.
[2] «Querer regentar el mundo de manera unipolar es ilegÃtimo e inmoral», por Vladimir Putin, Red Voltaire, 11 de febrero ‎de 2007.
[3] Fact Sheet on the Ted Cruz ‎bill on Nord Stream 2, Voltaire ‎Network, 12 de enero de 2022.
[4] Document send by Naftogaz to the ‎US Congress, Voltaire Network, 12 de enero ‎de 2022.
[5] «Encuentro Biden-Putin, más parecido a ‎un Yalta II que a la capitulación ‎de BerlÃn», por Thierry Meyssan, Red Voltaire 22 ‎de junio de 2021.
[6] «¿Los chinos son expansionistas?», Red Voltaire, 14 de julio de 2016.
[7] «Josep Borrell, jefe de la “diplomacia†europea, ‎organiza bloqueo contra Donbass y Transnistria», Red Voltaire, 10 de enero de 2022.
De Red Voltaire para Voces del Periodista.
More articles by this author
< Prev | Próximo > |
---|