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Edición 275
Escrito por RAMI SCHWARTZ   
Miércoles, 25 de Enero de 2012 15:36

 

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E$tela de Lu$$$$

RAMI SCHWARTZ

 

Luz -en lenguaje político mexicano, dícese de la riqueza que se puede extraer de un puesto público.  Ay la luz, la lucesita mía… esa que fluye, que alumbra, que calienta. La luz con la que brillaron tantos, Miguel Alemán que ya va en la quinta generación de opulencia de lo que robó originalmente como Presidente.

Los Díaz Ordáz también van en quinta generación, Echeverría en cuarta. De la mano de ellos, fortunas de clase mundial, como la fortuna original de la familia Salinas que data del alemanismo y que hoy, tras la presidencia de Salinas y Mr. 10%, es una fortuna que va más allá de la imaginación. Esa es luz y no jaladas, y cuando la luz es intensa, cuando brota a borbollones, cuando brilla a borbotones, cuando alcanza para repartir a amigos, compadres y parientes, a crear negocios, hacerse de activos e inversiones y hasta comprar respetabilidad, entonces esa luz deja estela, La estela de luz.

 

Y entonces sí podemos plantear la idea que la estela de luz se convierta en un monumento a la corrupción, porque el resultado final de la corrupción es luz… luz para la familia, luz para los compadres, luz para los amigos, luz para las amantes, luz para las queridas.

 

Para entrar en la política, se tiene que ambicionar luz; sobre cualquier otra cosa querer tener luz, mucha luz. Si se falla como personaje público, si se fracasa en “lograr transformaciones importantes” como ha sido el caso con la mayoría, al menos hay que salir con mucha luz. Y por ello, desde jefes delegacionales que tienen la oportunidad de hacerse de luz por tres años, hasta gobernadores, secretarios, ex presidentes… todos ellos con mucha luz.

Esteladeluz

La política mexicana está llena de lugares comunes respecto a la luz. Cuando se dice que las verdaderas amistades se ven en la nómina, lo que se quiere decir es “las verdaderas amistades comparten su luz”. Político pobre es un pobre político, pero político sin luz simplemente no es político. A mi no me den (luz), simplemente pónganme donde haya. La cosa como político es tener acceso a una de las chequeras que año con año son rellenadas con carretadas de dinero y ya lo demás, es lo de menos.

 

Luz es vivir en el y del presupuesto y oscuridad fuera de él, es vivir en el error. Luz es traficar con influencias, “el que se mueve no sale en la foto”, es sinónimo de “pórtate bien si quieres que te toque luz”. Luz es maquinar fraudes, obtener amparos. Luz es tener una franquicia de partido político, luz es encabezar un sindicato charro, luz es dirigir alguna paraestatal, luz es ser oficial mayor de una secretaría o del gobierno de un estado. Luz es llevarse a casa una parte de la riqueza petrolera de México porque el gobierno no gana lo suficiente para repartir tanta luz entre tanta gente y entonces vende petróleo y con esos dólares hace a miles de sátrapas seres de luz.

 

Cuanta luz les debió haber alumbrado a los contratistas y los oficiales mayores que otorgaron los contratos de la estela de luz. Ahí metieron mano docenas de personas, fue uno de esos proyectos de “nadie sabe, nadie supo”, pero se gastaron 100 millones de dólares que a alguien le dejaron mucha luz. Esta es todavía la resaca y el coletazo final de los festejos del bicentenario, programas fracasados y obscuros a quienes les fluyó luz a manos llenas. En un evento como ese del festival olímpico se lleva uno mucha luz, en un monumento como la estela mucha más.

 

Como estará la cosa que después de 70 años del PRI, haya sido el PAN el creador del ícono de corrupción más importante que se tenga memoria. Este es el equivalente de la Colina del Perro pero en el siglo XXI. La estela sirve ya de ejemplo de cómo se deben hacer las cosas para obtener mucha mucha luz, como se deben manosear los proyectos, exceder los presupuestos, crear héroes y villanos y al final, una inauguración, unas palabras breves y a disfrutar de la luz. Luz que por cierto seguirá fluyendo al Conaculta para dar mantenimiento al monumento a la luz.

 

Y entonces, si en el mismo argot político la palabra luz es sinónimo de corrupción, de dinero mal habido, de comisiones, de contratos inflados, de asesorías, de intercambio de info rmación privilegiada, rescates, de compadres, amigos, parientes… si en política todo eso es “luz”, entonces si puede convertirse, como muchos sugieren, en el monumento a la corrupción.

 

Pero para ello requeriría cambios… Por ejemplo, en cada cuarzo se debe escribir el nombre de un corruptazo, para que los mexicanos en el futuro, bien jodidos como vamos a estar, sepamos que estamos así por que un tal Rosell de la Lama se hizo archimillonario como gobernador de Hidalgo, el estado con los municipios más pobres del país. O porque una familia Gutiérrez Cortina que defraudó a l gobierno hasta decir basta y luego rescatada e inhabilitada participó en la construcción de la es tela de luz. O un Galindo Ochoa, que ya nadie se acuerda ni quién es (fue vocero de López Portillo), y eso le valió heredar a sus familiares quién sabe cuantos millones de dólares de propiedades y quién sabe cuanta más riqueza. No alcanzarían los cuarz os para tantos que merecen estar en el hall of fame, el salón de la fama de la luz en México.

 

Montiel, padrino y tío de Peña Nieto ocuparía los primerísimos lugares. Y es que el terreno de los ex gobernadores… uffff... Cada estado de la República debiera tener su propia estela de luz para que Guerrero, uno de los estados más pobres y violentos le pueda rendir honor a la familia Figueroa que debe tener una fortuna que desafía el imaginativo de los millones de miserables que tienen que ver morir a uno de cada tres niños que nacen en la región de la montaña. Que las futuras generaciones de Veracruzanos que van a estar bien jodidas, sepan que en su estela local aparecen en cuarzos los nombres de quienes les robaron su futuro y el de sus hijos.

 

Mientras más luz haya acumulado más alto se colocaría su cuarzo en la estela. De esa manera nos aseguraríamos que su nombre brille por generaciones y generaciones, como dijo en la inauguración el Presidente Calderón. Si la estela de luz se transforma en lo que debe ser, un monumento a la luz, si se convierte en el salón de la fama de la luz en México, si se graba en cada cuarzo el nombre de uno que haya ganado mucha luz, yo si estaría muy orgulloso de un monumento así. No como ahora, que no me dice nada.

 

Un monumento debe tener un significado y millones de mexicanos pueden hacer de un monumento a la luz un verdadero icono de la ciudad si se le convierte en el monumento al enriquecimiento desde el gobierno. Ahí si se convertiría en referencia obligada, parada forzosa en cualquier viaje a la Ciudad de México, lugar favorito para fotografías. Hago votos porque la estela de luz se convierta en el hall of fame de todos aquellos que con su luz, le dieron en la madre a México.

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