Edición 427 |
Dos interpretaciones sobre
la cuestión de Ucrania
Thierry Meyssan
El Pentágono tiene conciencia del peligro, ha visto las fisuras existentes en la alianza atlántica, y ‎ya comienza a imponer bases jurÃdicas para garantizar la permanencia de sus bases en Europa.
La decisión de Estados Unidos de ignorar los planteamientos de Rusia sobre garantÃas ‎de paz y de tratar de ocultarlos tras el espectro de una crisis alrededor de Ucrania, no está dando ‎resultado. Francia está inquieta.
ALEMANIA está paralizada. Pero el ejemplo de HungrÃa ‎podrÃa llevar sus vecinos a adoptar una posición idéntica a la de Rusia: pronunciarse por ‎la defensa del Derecho Internacional.
Desde que se “filtraron†las respuestas de Estados Unidos y la OTAN a la proposición rusa de ‎tratado sobre garantÃas de paz, el Reino Unido ha venido denunciando que el ejército ruso ‎atacará Ucrania el 16 de febrero (no precisa la hora) y numerosos paÃses miembros de la alianza ‎atlántica envÃan armamento a Ucrania, y soldados a los paÃses vecinos mientras que dirigentes de ‎otros miembros de la OTAN viajan a Moscú para reunirse con las autoridades rusas. ‎
Emmanuel Macron trata de que lo vean en la escena internacional
El viaje más importante fue el del presidente francés Emmanuel Macron, cuyo paÃs preside ‎actualmente el Consejo de la Unión Europea. El presidente Macron salió del Kremlin diciendo que ‎habÃa calmado las cosas y evitado una guerra inútil alrededor de Ucrania. Su viaje recordaba al ‎que hizo otro presidente francés, Nicolas Sarkozy, durante la guerra en Georgia, ya que sólo ‎consistió en no hacer nada tratando a la vez de aparentar haber logrado detener al sanguinario ‎oso ruso, que en realidad se mostraba tranquilo. ‎
De hecho, el presidente Putin no tenÃa intenciones de negociar absolutamente nada con ‎el presidente francés Macron, dado el hecho que la proposición rusa de tratado está dirigida únicamente a Estados Unidos. A pesar de eso, ya que el “francesito†Macron venÃa al ‎Kremlin a conversar sobre temas que no conoce, Putin –que viene lidiando con esos asuntos ‎desde hace 24 años– le hizo el favor de explicárselos. Pero el presidente Putin no esperaba ‎reacción alguna y se limitó a demostrar lo incómodo de la posición del presidente Macron, quien ‎no podÃa contradecir a su jefe en la OTAN –Estados Unidos–, ni ponerse de golpe a defender ‎los intereses de Francia, intereses que siempre ha descuidado desde que alcanzó la presidencia de ‎ese paÃs.
La entrevista entre el presidente francés Macron y el presidente ruso Putin duró 5 horas, prueba ‎de la importancia que Rusia concede a Francia. Pero esa reunión no arrojó ningún resultado, ‎aparte de recordar en el encuentro final con la prensa que Rusia es una potencia nuclear.
De todas ‎maneras el presidente Macron esperaba poder anunciar que habÃa salvado la paz. Asà que, a ‎su regreso a ParÃs, declaró que se habÃa llegado a un acuerdo y que Rusia no invadirÃa Ucrania… ‎lo que el Kremlin ha subrayado constantemente desde hace semanas. Rápidamente, el vocero ‎del Kremlin, Dimitri Peskov, volvió a poner las cosas en su sitio aclarando que los dos presidentes ‎no habÃan negociado absolutamente nada. ‎
Sin otro recurso que la negociación para tratar estabilizar el tema de Ucrania, Francia trató de ‎avanzar mediante reuniones en el llamado «formato NormandÃa» (Ucrania, Rusia, Francia y ‎Alemania). Pero el resultado era evidente: Kiev sigue sin aplicar los acuerdos de Minsk, acuerdos ‎que en algún momento firmó con los separatistas de Donetsk y Lugansk pero que ahora rechaza. ‎El gobierno ucraniano se niega a conceder ningún estatus especial a su población rusoparlante y ‎sus leyes incluso prohÃben la enseñanza en ruso, a pesar de que la mitad de los ucranianos ‎utilizan ese idioma. ‎
Cualquier gobierno, en cualquier lugar del mundo, habrÃa reconocido la legitimidad de esa ‎exigencia. Pero Kiev alega que firmó los acuerdos de Minsk bajo presión y que en realidad ‎nunca los encontró aceptables. Por su parte, los separatistas subrayan que entre las tropas ‎ucranianas desplegadas contra ellos está el batallón Azov, que se identifica con sÃmbolos nazis y cuyo ‎comandante es el autoproclamado «Fuhrer blanco», Andrei Biletsky, ahora convertido en ‎coronel de la Guardia Nacional. Y los miembros del batallón Azov, entrenados por los mercenarios de ‎Erik Prince –el fundador de Blackwater, hoy Academi–, vociferan que van acabar con los rusos de ‎la región de Donbass, a quienes bombardean constantemente. Es por eso que los separatistas ‎han proclamado la independencia de Donetsk y de Lugansk, independencia que por ahora ‎nadie reconoce, ni siquiera la Federación Rusa. ‎
Olaf Sholtz escurre el bulto
El canciller alemán Olaf Scholtz prefirió viajar primero a Washington. Como los franceses, Scholtz no cree ‎en la posibilidad de una guerra en Ucrania… pero teme que Estados Unidos prohÃba el gasoducto ‎‎Nord Stream 2 esgrimiendo cualquier pretexto. Y Nord Stream 2 es indispensable para el ‎desarrollo económico de Alemania. Nord Stream 2 no sustituirá el gasoducto que atraviesa ‎Ucrania, pero permitirá responder al crecimiento de la demanda de energÃa. Sin ese nuevo ‎gasoducto, la industria alemana no podrá producir tanto. ‎
La situación de Alemania es difÃcil en la medida en que ese paÃs alberga más de 40 mil soldados ‎estadounidenses en bases que incluso cuentan con extraterritorialidad. ‎Oficialmente, Alemania ya no está bajo un régimen de ocupación… pero no manda en su propio ‎suelo. Además, ese paÃs puso su defensa en manos de la OTAN y descuidó su ejército. ‎Si Alemania tuviese que enfrentarse a Estados Unidos, su resistencia serÃa barrida ‎en sólo horas.
Para poder formar gobierno, el socialista Olaf Scholtz tuvo que aceptar una alianza con los ‎Verdes (Grünen), el partido más atlantista de Europa desde los tiempos de Joshka Fischer y ‎las guerras contra Yugoslavia. También se vio obligado a designar como ministro de Exteriores ‎a Annalena Baerbock, una ecologista contraria a todo lo que sea ruso, principalmente el gas. ‎
Debido a todo lo que acabamos de explicar, el canciller alemán Scholtz ha optado por la ‎ambigüedad. En la Casa Blanca repitió todo el tiempo que su paÃs y ‎Estados Unidos siempre actuarán en conjunto, pero evitó cuidadosamente evitar decir qué ‎harÃan. Ahora, la clase polÃtica estadounidense mira a Scholtz con desconfianza. ‎
Viktor Orbon se regocija
El primer ministro de HungrÃa, el cristianodemócrata Viktor Orban, a quien los medios presentaban ‎hasta hace poco como un «fascista», se regocija de su atÃpico posicionamiento. Orban es ‎el único dirigente de un paÃs europeo y miembro de la OTAN que mantiene una larga amistad ‎personal con el presidente ruso Vladimir Putin. Ambos dirigentes se reúnen al menos una vez ‎al año –exceptuando sólo el periodo más álgido de la pandemia de Covid-19– y sus encuentros ‎siempre se desarrollan en un ambiente especialmente caluroso. ‎
Viktor Orban se inició en la polÃtica luchando por la independencia de HungrÃa frente a la URSS, ‎pero sin ser antirruso, algo que Estados Unidos no puede entender. Sin embargo, es muy simple. ‎Al adoptar la doctrina Brejnev, la URSS convirtió el Pacto de Varsovia en el equivalente de ‎la OTAN, un bloque militar donde una potencia ejercÃa el papel de amo mientras que los demás eran ‎sólo vasallos. Esa situación, que antes llevó a Orban a combatir a los soviéticos, hoy lo hace indignarse ‎ante el funcionamiento de la OTAN.
A finales de 2021, Viktor negoció con su amigo Vladimir el aprovisionamiento energético para ‎su paÃs. Primeramente, logró que la empresa rusa Rosatom ampliara una central nuclear ‎hasta satisfacer las necesidades de HungrÃa en materia de generación de electricidad y después ‎negoció la compra –a un precio 5 veces inferior a los precios del mercado de la época– de todo ‎el gas que HungrÃa pueda necesitar por un periodo de 16 años. Orban obtuvo además la ‎construcción de una importante vÃa férrea y la producción en HungrÃa de la vacuna rusa anticovid ‎Sputnik V, una vacuna en el sentido de Pasteur.
El primer ministro húngaro Viktor Orban nunca utilizó el veto frente a las sanciones que la Unión ‎Europea, adoptó contra Rusia. Eso habrÃa sido ir demasiado lejos en su oposición a Bruselas y de ‎todas maneras, habrÃa sido inútil ya que Moscú está utilizando esas sanciones para reorientar ‎su propia economÃa sin tener que recurrir a medidas que se considerarÃan autoritarias.
En cambio, Orban sà se opuso firmemente a la entrada de Ucrania en la OTAN, paso que ‎requiere la aprobación de todos los paÃses que ya son miembros de ese bloque bélico. ‎El argumento del primer ministro húngaro para oponerse a la admisión de Ucrania en la OTAN es ‎precisamente la negativa del gobierno ucraniano a aplicar los Acuerdos de Minsk y a aceptar ‎el uso de la lengua rusa. ‎
De hecho, es precisamente Orban quien podrÃa verse hoy en el papel que el presidente francés ‎Charles de Gaulle desempeñó en 1966, sacando a su paÃs del mando integrado de la OTAN ‎sin denunciar por ello el Tratado del Atlántico Norte. Mientras tanto, los otros tres miembros del ‎Grupo de Visegrado –Polonia, Chequia y Eslovaquia– observan desde la sombra los resultados de ‎la estrategia de Orban.
Por otro lado, la Croacia del socialdemócrata Zoran Milanovic ya aclaró que no participarÃa en ‎una guerra de la OTAN contra Rusia y Macedonia del Norte, con el socialista Dimitar Kovacevski ‎como jefe del gobierno, aportó su respaldo a Moscú. ‎
El Pentágono tiene conciencia del peligro, ha visto las fisuras existentes en la alianza atlántica, y ‎ya comienza a imponer bases jurÃdicas para garantizar la permanencia de sus bases en Europa. ‎Acaba de firmar un documento que le garantiza desplegar medios militares en Eslovaquia, documento que incluye una cláusula de extraterritorialidad, y ha iniciado negociaciones bilaterales con Dinamarca para firmar ‎con ese paÃs un acuerdo de cooperación en materia de defensa, fuera del marco de la OTAN. ‎
De Red Voltaire para Voces del Periodista.
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