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Donald Trump y Kim Jong-Un: El encuentro
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Edición 371

 19371

 

Donald Trump y Kim Jong-Un:

El encuentro

Eduardo Roldán*

LOS PRESIDENTES DE ESTADOS UNIDOS Y COREA DEL NORTE, Donald Trump y Kim Jong-un, están dotados de personalidades complejas y habían mostrado que ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder frente al otro.

HAN SIDO PRIMERA PLANA de los principales diarios del mundo, involucrándose abiertamente en una serie de retóricas y de amenazas con un estilo pendenciero sin precedente en la historia mundial. Estos políticos han aludido a sus propias manías. Se han exhibido como contendientes abiertos y hasta han amenazado con poner al mundo en medio de un infierno nuclear.

Sin embargo, existe una posibilidad real de que el conflicto bilateral entre Washington y Pyongyang pueda ayudar a resolverse en el marco de una reunión de alto nivel en mayo del 2018. De hecho, ésta no es la primera ocasión en que Estados Unidos y Corea del Norte hayan tenido un acercamiento directo para solucionar diferencias.

Convenio de cooperación

El 20 de octubre de 1994, Bill Clinton envió una carta de garantía al gobierno de Kim Jong-il, padre del actual líder norcoreano. En ese tenor, Kim Jong-il aceptó los términos de un convenio de cooperación mediante el cual su país se comprometía a desmantelar su potencial nuclear bélico a cambio de un traspaso de tecnología estadounidense para el uso del átomo con fines pacíficos.

En el 2000, el presidente Bill Clinton comisionó a su secretaria de Estado, Madelaine Albright a hacer una primera visita oficial a Corea del Norte e iniciar el proceso de acercamiento diplomático entre ambos países.

Durante el inicio de los Juegos Olímpicos de Invierno, el 9 de febrero de 2018, que se realizaron en Pyeongchang, Corea del Sur, Kim Yo-jong, hermana del líder norcoreano actual, entregó una carta en la que extendía una invitación para que el presidente sudcoreano, Moon Jae-in, visitase su país a fin de iniciar conversaciones en favor de la reunificación pacífica de la península. Además, pidió, a nombre de su hermano, que Corea del Sur enviase una misión de alto nivel a Washington para comunicarle que el líder norcoreano estaría en la mejor disposición para reunirse con el presidente Trump.

Chung Eui-yong, jefe de la Oficina presidencial de Seguridad Nacional, de Corea del Sur, fue el encargado de transmitir personalmente a Trump dicho mensaje. Todo ello, en seguimiento al discurso que Kim Jong-un pronunciara con motivo del inicio de año nuevo del 2018.

En ese tenor, el 9 de marzo del 2018, Rex Tillerson dormía en el Sheraton Resort en Addis Ababa, Etiopía, durante su gira por África, cuando el presidente Donald Trump lo despertó con una llamada telefónica a las 2 de la mañana para decirle que ya había decidido aceptar, sin consultar ni advertirle a él, una reunión con el líder norcoreano Kim Jong-un, en correspondencia a la propuesta hecha por dicho líder.

Efectivamente el mandatario estadounidense había aceptado reunirse con su contraparte del norte, pero con previos encuentros entre funcionarios de alto nivel de ambos países entre marzo y abril; antes de la reunión programada entre Donald Trump y Kim Jong-un.

Presencia militar de EE.UU.

Sobre esta reunión, entre Donald Trump y Kim Jong-un, es importante señalar que la península coreana es un reducto de seguridad regional complejo y dinámico.

Al respecto, he señalado en múltiples escritos que “Estados Unidos ha mantenido su presencia militar en el Noreste Asiático para proteger sus intereses económicos y políticos considerando la importancia estratégica que tiene dicha península”. Yo creo que sí es plausible la firma de un nuevo acuerdo entre Estados Unidos y Corea del Norte. La reunión entre Donald Trump y Kim Jong-un, sin duda, allanaría el camino para lograr la desnuclearización.

En todos estos años, ha habido múltiples reuniones secretas entre funcionarios de EE.UU. y Corea del Norte en Ginebra, Beijing, Moscú, Pyongyang, Nueva York, etc. pero de alto nivel solamente podemos señalar la visita realizada en el año 2000 por la entonces secretaria de Estado de EE.UU. Madeleine Albright, a Pyongyang, quien dio a conocer a Kim Jong-il que su país estaba dispuesto a reconocer diplomáticamente a Corea del Norte, pero con la condición de que primero se desnuclearizara.

Anteriormente, en 1994, durante el gobierno de Bill Clinton, ambos países habían firmado un convenio por el cual se desmantelaba la planta nuclear norcoreana y, a cambio, Corea del Norte recibiría 1,500 millones de dólares para lograr ese objetivo. Este acercamiento y las subsiguientes negociaciones permitieron llegar a un acuerdo sobre la desnuclearización norcoreana. Acuerdo que fue firmado entonces por el Jefe negociador de Estados unidos en calidad de representante del presidente Bill Clinton, el embajador itinerante Robert T. Galluci, y su contraparte norcoreana, el otrora Viceprimer ministro, Kang Sok-ju. Ambos países cumplieron parcialmente sus compromisos porque precisamente vino el republicano George Bush Jr. y creó el Eje del Mal acusando a Norcorea de promover el terrorismo e integrándola en dicho eje y por lo tanto denunciando el convenio de 1994.

CARTA DEL PRESIDENTE DE EE.UU.

DIRIGIDA A KIM JONG-IL

Pyongyang.

Su excelencia Kim Jong-IL. Máximo Dirigente de la República Popular Democrática de Corea

Su Excelencia:

Le confirmo que emplearé todos mis poderes para facilitar el arreglo de la garantía financiera y la construcción del proyecto del reactor de agua ligera en la República Popular Democrática de Corea, los fondos y la aplicación de la energía alternativa para la RPDC hasta la terminación del reactor de agua ligera No. 1.

Además, en caso de que ese proyecto de reactor no sea terminado por razones ajenas a la RPDC, emplearé todos mis poderes para que EE.UU. se encargue de su perfección, bajo la aprobación del Congreso de EE.UU.

Asimismo, en caso de que la energía alternativa no sea suministrada por razones ajenas a la RPDC, emplearé todos mis poderes para que EE.UU. se encargue de su suministro, bajo la aprobación del Congreso de EE.UU.

Mientras que la RPDC siga cumpliendo las políticas mencionadas en el Texto de Acuerdo básico entre los EE.UU. y la RPDC, mantendré el rumbo de esta acción.

Le expreso mi más alta y distinguida consideración.

Bill Clinton

presidente de los Estados Unidos de América

20 de Octubre de 1994 Casa Blanca, Washington.

FUENTE: Eduardo ROLDÁN. “LAS GRANDES POTENCIAS EN LA PENÍNSULA COREANA. ¿Qué pasa en Corea del Norte y en Corea del Sur? México, AMEI, 2015, p.480

Es evidente que la carta anterior se sustentaba en el Acuerdo que a continuación se presenta

              ACUERDO ENTRE EE.UU. y COREA DEL NORTE             

1) Según la carta de garantía del presidente de EE.UU. transcrita anteriormente, fechada el 20 de octubre de 1994, los Estados Unidos tomarán con responsabilidad para ofrecer hasta el año 2003 a la R.P.D.C. los reactores centrales de agua ligera con capacidad generadora total de 2 millones de KW.

Los EE.UU. organizarán bajo su mando el consorcio internacional para asegurar los fondos y equipos de los reactores centrales a ser ofrecidos a la R.P.D.C. Este consorcio internacional será la contraparte principal de la R.P.D.C. en la labor para el aprovisionamiento de reactores de agua ligera.

Los EE.UU. en representación del consorcio harán el máximo esfuerzo para concretar con la R.P.D.C., dentro de 6 meses a partir de la firma de este acuerdo, del contrato para el aprovisionamiento de reactores de agua ligera. Las negociaciones para concertar el contrato se iniciarán a la brevedad posible luego de la firma de este acuerdo.

De acuerdo a las necesidades de la R.P.D.C. y EE.UU. concertarán un acuerdo para la colaboración bilateral en el sector del uso pacífico de energía nuclear.

2) Según la Carta de Garantía firmada por el presidente de los EE.UU., fechada en octubre de 1994, los EE.UU. en representación del consorcio, tomarán medidas para indemnizar la pérdida de energía debido a la congelación de los reactores moderados de grafito y sus instalaciones hasta el día en que se dé por terminado el reactor central de agua ligera No. 1

La energía alternativa por aceite pesado será ofrecida para la producción de calor y electricidad.

La entrega del aceite pesado se iniciará dentro de los tres meses a partir de la firma del acuerdo y llegará cada año al nivel de 50 mil toneladas según el plan acordado.

3) A medida que reciba garantías de los EE.UU. sobre el aprovechamiento de los reactores de agua ligera y el aseguramiento de la energía alternativa la R.P.D.C. congelará y desmantelará finalmente los reactores de grafito y las instalaciones relacionadas con éstos.

Las medidas tomadas en relación a la congelación de los reactores moderados de grafito de la R.P.D.C. y las instalaciones relacionadas con éstos, se cumplirán por completo dentro de un mes a partir de la fecha de la firma de este acuerdo. En este mes y en el período de congelación posterior la R.P.D.C. permitirá a la Organización Internacional de Energía Atómica vigilar el estado de congelación y le ofrecerá suficiente cooperación para éste fin. En cuanto se realice totalmente el proyecto de reactor de agua ligera será completado el desmantelamiento de los reactores moderados de grafito de la R.P.D.C. e instalaciones relativas.

En el período de construcción del proyecto de reactor de agua ligera la R.P.D.C. y los EE.UU. cooperarán para encontrar el método de conservación estable del combustible usado procedente del reactor experimental de 5 megavatios y el método para disponer de él de una manera estable sin retenerlo en la R.P.D.C.

4) La R.P.D.C. y los EE.UU. sostendrán negociaciones de expertos, de dos maneras, dentro de la brevedad posible después de la firma de este acuerdo.

En una negociación los expertos discutirán sobre el agua ligera.

En otra negociación los expertos discutirán las medidas concretas para la conservación y la disposición final del combustible usado.

II. - Ambas partes promoverán la normalización completa de sus relaciones políticas y económicas.

1) Dentro de los tres meses posteriores a la firma de este acuerdo, ambas partes reducirán las barreras al comercio y a la inversión, incluidas las restricciones existentes sobre servicios de telecomunicaciones, asuntos consulares y otras cuestiones técnicas a través de negociaciones entre expertos.

2) A medida que se logre un progreso en la solución de los problemas de interés mutuo, la R.P.D.C. y los EE.UU. promoverán sus relaciones bilaterales a nivel de embajador.

III.- Ambas partes harán esfuerzos conjuntos para lograr la desnuclearización, la paz y la seguridad de la península coreana.

1) Los EE.UU. ofrecerán a la R.P.D.C. la garantía oficial de no amenazar ni usar armas nucleares contra la R.P.D.C.

2) La R.P.D.C. tomará invariablemente las medidas para ejecutar la declaración conjunta Norte-Sur sobre la desnuclearización de la península coreana.

3) La R.P.D.C. sostendrá el diálogo Norte-Sur a medida que se cree un ambiente para promoverlo y en concordancia con este acuerdo básico.

IV. Ambas partes harán esfuerzos comunes para fortalecer el sistema internacional de No Proliferación de Armas Nucleares.

1) La R.P.D:C. continuará siendo miembro del Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares y permitirá la ejecución del convenio de garantía según el Tratado.

2) Una vez concluido el contrato de aprovisionamiento del reactor de agua ligera se reanudarán las inspecciones ad hoc y regulares, según el convenio entre la R.P.D:C. y la OIEA sobre las instalaciones no congeladas. Hasta la conclusión del contrato continuará la inspección de la OIEA para asegurar la continuidad de la garantía sobre las instalaciones no congeladas.

3) Una vez que sea completada una significativa porción del proyecto del reactor de agua ligera, pero antes del abastecimiento de los componentes nucleares claves, la R.P.D.C. ejecutará completamente el acuerdo de garantía con al OIEA incluida la toma de todas las medidas que se consideren necesarias para la OIEA de acuerdo con sus consultas sobre la verificación de la exactitud y cumplimiento del informe inicial de la R.P.D.C. sobre el material nuclear.

KANG SOK-JU                                       ROBERT T. GALLUCI

Jefe de la Delegación R.P.D.C.                Jefe de la Delegación EE.UU.

Primer Viceministro de RR.EE.              Embajador Itinerante de EE.UU.

                                                        

FUENTE: Eduardo ROLDÁN. “LAS GRANDES POTENCIAS EN LA PENÍNSULA COREANA. ¿Qué pasa en Corea del Norte y en Corea del Sur? México, AMEI, 2015, pp.481-483

Ante este nuevo acercamiento y reunión entre Donald Trump y Kim Jong-un, en mayo de 2018, soy un optimista moderado, precisamente porque cualquier cambio en la psique de estos personajes políticos, con personalidades complejas, podría generar una situación muy volátil y hasta peligrosa. Precisamente fue eso lo que ocurrió con George Bush Jr. en 2003.

Hecho que permitió el reinicio de la carrera nuclear armamentista norcoreana y que llevó a Corea del Norte a relanzar su carrera nuclear e hiciera una primera prueba nuclear en 2006, a la que le sucedieron otras en 2009, 2013, dos en 2016 y 2017. Pienso que el acercamiento es benéfico para las dos partes para la región y para la estabilidad del mundo convulso en que vivimos.

Ofrecimientos

Me pregunto. ¿Cómo sería la reunión entre ambos líderes? Lo primero que Donald Trump pediría a Kim Jong-un sería el desmantelamiento de sus instalaciones nucleares.

Sin embargo, Estados Unidos también debería ofrecer algo a cambio, y ese algo sería el levantamiento de las sanciones económicas que abruman a Norcorea, así como el restablecimiento de las relaciones diplomáticas; dos aspectos que no son poca cosa para Donald Trump.

Para entender como se ha llegado hasta aquí, vale la pena destacar que: el Consejo de Seguridad de la ONU y sus quince miembros, incluyendo China y Rusia, aprobaron en su reunión del 15 de agosto de 2017 toda una ronda de sanciones económicas contra Corea del Norte, incluyendo restricciones financieras y de movilidad de individuos, políticos, funcionarios e investigadores de instituciones norcoreanas. Además, EE.UU. unilateralmente impuso medidas complementarias mismas que tuvieron un enorme impacto y efectos negativos devastadores en la economía norcoreana.

Esto implicó para el régimen de Pyongyang una caída en sus ingresos por exportaciones de alrededor de mil millones de dólares anuales, que es la tercera parte del total de las mismas.

Se prohibió además la exportación de medicamentos hacia Corea del Norte, lo cual afectó la salud de la población y el desarrollo del sector salud en el último año y generó graves problemas internos. Se dio también el aseguramiento de buques, iniciándose prácticamente un bloqueo económico que conllevó a impedir la venta de petróleo y turbosina.

Todo ello, indudablemente afectó el desarrollo integral de Corea del Norte.

          A lo anterior, el 30 de marzo de 2018, el Consejo de Seguridad de la ONU impuso –por décima ocasión desde 2006— nuevas sanciones a 21 empresas de transporte, 27 buques y un individuo que comerciaban con Corea del Norte.

          Estas acciones estuvieron destinadas a contrarrestar las actividades ilegales de contrabando marítimo que Corea del Norte realizaba para obtener petróleo y vender carbón. Era claro que se buscaba evitar que ciertas entidades y barcos extranjeros les ayudasen en dichas tareas. La ONU fijó en 540,000 toneladas el límite permitido para importaciones de crudo proveniente de China, y en unas 60,000 toneladas el de petróleo refinado de otros países como topes máximos. Es decir, se redujo casi el 90% de las exportaciones de productos refinados de petróleo a Corea del Norte.

          Lo anterior complementaba la Resolución 2397 del Consejo de Seguridad de la ONU dada en diciembre del 2017, y en ese marco, el Ministerio del Comercio chino anunció su decisión de limitar las exportaciones de petróleo crudo, derivados y otros bienes como metales y equipos de fabricación industrial. En tanto la Unión Europea recrudeció las restricciones comerciales con Pyongyang y ordenó la expulsión de todos los trabajadores norcoreanos de la región.

En este entorno, a raíz del inicio de los Juegos Olímpicos de Invierno 2018 en Pyeongchang, Corea del Sur, Estados Unidos conjuntamente con Corea del Sur, suspendieron sus maniobras militares en un intento de mandarle un mensaje a Corea del Norte, quien lo captó y eso propició primeramente la participación de ambas Coreas en dichos juegos bajo una bandera blanca con un mapa azul de la península coreana. En consecuencia, el diálogo intercoreano se llevó a cabo en 27 de abril de 2018 en Panmunjom. De esa manera se reabrió el diálogo intercoreano para la desnuclearización, la cooperación y la discusión sobre el intercambio de familias, etc.

Todo indica que el diálogo va por buen camino.

Aceptación inesperada

Sin embargo, el presidente surcoreano Moon Jae-In expresó también que era indispensable la realización del diálogo directo entre Corea del Norte y Estados Unidos. Esto motivó a Kim Jong-un a enviar un mensaje personal a su homólogo estadounidense invitándolo a sostener un encuentro personal, lo cual tuvo una respuesta positiva inmediata de Donald Trump, contrario a lo se hubiera pensado.

Así fue como el mismo Trump afirmó que estaría dispuesto a reunirse con Kim Jong-un, su contraparte norcoreana en mayo de 2018. Al respecto, todo parece indicar que el lugar del encuentro es en un país neutral como podría ser Suecia. Esto en virtud de que funcionarios de alto nivel de EE.UU. y Corea del Norte se reunieron recientemente en varias ocasiones en dicho país nórdico. Así mismo, la prensa internacional especializada destacó en su momento que “el canciller norcoreano, Ri Yong-ho, y su homóloga sueca, Margot Wallstrom, sostuvieron varias reuniones en Estocolmo y que las pláticas se habían centrado en el acercamiento entre Washington y Pyongyang”. A lo anterior habría que agregar que Choe Kang-il, subdirector general para América del Norte del Ministerio de Asuntos Exteriores norcoreano, participó en un fórum semioficial sobre la desnuclearización de la península de Corea en el que participaron diplomáticos estadounidenses como Kathleen Stephens, exembajadora de EE.UU. en Corea del Sur de 2008 a 2011.

Hay que comprender que las amenazas nucleares no son un juego, la retórica agresiva y el posicionamiento militar solo generan reacciones que alimentan el temor y la inestabilidad. Reitero –lo que he dicho en otras ocasiones- “la situación es muy delicada y cualquier elemento podría ocasionar que se salga de control y modificar el orden político y las fuerzas regionales. Sin duda, estamos viviendo un desorden mundial que se mueve entre la búsqueda angustiante de un orden y un caos.

Hoy Corea del Norte lleva siete décadas en una espiral de reacción de hechos como un chantaje nuclear, sanciones, negociación, amenazas, ad infinitum y en un ritornelo inacabable. Ya Corea del Norte explotó seis bombas, ya cuenta con los misiles para lanzarlas, los cuales tienen un alcance de más de diez mil kilómetros”.

Si no se consolida esta reunión de alto nivel en mayo, si no se llega a ningún acuerdo y si se vuelven a realizar los ejercicios militares navales, terrestres o aéreos, el escenario se agravará, será difícil y se regresaría a la situación de las últimas décadas, sanciones, amenazas, etc. o al Armagedón mismo. Por eso creo, en esta ocasión, que es necesario deshacer ese nudo gordiano con gran imaginación y compromiso político de todas las partes involucradas.

Me refiero no sólo a Estados Unidos y Norcorea, sino también a China, Rusia, Japón y Corea del Sur. El diálogo no sólo debe ser bilateral, sino que debe expandirse a las seis partes ya mencionadas, a fin de estabilizar la región del Noreste Asiático y del mundo en general.

Sin duda, el resultado de las elecciones presidenciales recientes en Rusia y China, permitió reforzar el poder de Vladimir Putin en Rusia y el de Xi Jinping en China; ambos líderes salen fortalecidos y equilibrarán a Donald Trump en el Noreste Asiático. Lo que es cierto es que Corea del Norte cambiará hasta que se le pueda asegurar su viabilidad como Estado y no   sienta amenazada su seguridad.

Nada está garantizado a pesar de que la propia ministra de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, Kang Kyung-wha, expresó su confianza en el compromiso de Corea del Norte para abandonar su programa nuclear, diciendo que el líder del régimen dio "su palabra".

"Ha dado su palabra", dijo Kang a la emisora estadounidense CBS. "El significado de su palabra es bastante importante en el sentido de que es la primera vez que las palabras proceden directamente del propio líder supremo norcoreano.

Nunca se había hecho algo igual antes". Lo anterior fue reproducido por la agencia Yonhapnews surcoreana. Y en esa línea de acción, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, aseguró a su homólogo estadounidense, Donald Trump, que su gobierno estaría al lado de Washington en lo que respecta a la cumbre con Corea del Norte. Moon enfatizó la importancia de desnuclearizar la península coreana, Pues "ese es el objetivo y el proceso más importante para garantizar la paz en el mundo y en la península coreana”.

Colaboración estrecha

Además, como corresponde a la diplomacia clásica Chung Eui-yong, jefe de la Oficina presidencial de Seguridad Nacional, de Corea del Sur, se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, y por separado con el ministro de relaciones exteriores de China y Japón a fin de informarles sobre la visita a Corea del Norte y a Estados Unidos de una delegación de enviados especiales surcoreanos y sobre la reunión programada entre Donald Trump y Kim Jong-un en mayo de 2018.

Tras dichas reuniones, Chung dijo que los ministros le habían afirmado que sus gobiernos apoyaban plenamente las conversaciones entre las dos Coreas y entre Pyongyang y Washington y que habían acordado mantener una colaboración estrecha con el gobierno surcoreano para que los diálogos planeados se celebrasen exitosamente.

Hace medio año, en medio de la crisis y enfrentamientos verbales, entre ambos líderes nadie hubiera imaginado una posible reunión salvo los diplomáticos de carrera del departamento de Estado que habían asesorado al entonces secretario Tillerson de llevar a cabo reuniones secretas que se realizaron en ese momento para tender puentes de racionalidad. Y, lo lograron, pero cuando Tillerson le propuso dichas acciones a Trump, éste lo desestimó.

Ahora siete meses después y habiendo despedido Trump a Tillerson, el 13 de marzo del 2018, dicho diálogo directo plausiblemente se efectuará para el bien de dichas relaciones y del mundo.

          Es claro que las sanciones de la ONU y las presiones internacionales tuvieron un efecto sobre Corea del Norte. Y a fin de buscar un relajamiento de las tensiones provocadas por Corea del Norte y mejorar sus relaciones con Chinaa, Kim Jong-un, realizóuna visita especial a China, del 25 al 28 de marzo de 2018. Esto en virtud de que China es el principal aliado y socio comercial de Corea del Norte y de que se habían enfriado dichas relaciones como consecuencia de las flagrantes violaciones por parte de Corea del Norte a las decisiones y sanciones de la ONU. Sin duda ambos países sellaron su reconciliación. Prometieron incrementar su cooperación y mejorar su amistad. Por su cuenta el presidente chino Xi Jingping fue invitado a hacer una visita a Pyongyang.

Medidas coherentes

Al final del periplo Kim Jong-un expresó que la desnuclearización de la península coreana era posible si Washington y Seúl tomaran"medidas coherentes y coordinadas" para conseguir la paz en la región.

Kim agregó: "Nuestra postura es que estamos comprometidos con la desnuclearización en la península. El problema se puede resolver siCorea del Sur y EE.UU. responden a nuestros esfuerzos con buena voluntad, crean una atmósfera de paz y estabilidad y adoptan medidas progresivas y sincrónicas para alcanzar la paz". Kim reiteró su disposición a dialogar con esos dos países y agregó que estaba listo para celebrar las respectivas reuniones con sus líderes.

En esa tesitura, el 27 de abril de 2018, se celebró el diálogo intercoreano entre el presidente Moon Jae-in y el presidente Kim Jong-un en Panmunjom. Ésta fue la tercera cumbre intercoreana después de la dos celebradas en Pyongyang en 2000 y 2007 entre el entonces líder del Norte, Kim Jong-il, y los mandatarios del Sur, Kim Dae-jung y Roh Moo-hyun respectivamente. La reunión del 27 de abril permitió un diálogo directo entre ambos mandatarios, del más alto nivel, donde trataron el tema de la desnuclearización de la Península Coreana, la cooperación, el intercambio de familias etc.

La delegación surcoreana fue presidida por el presidente Moon Jae-in e integró también a la ministra de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, Kang Kyung-wha, a Chung Eui-yong, al jefe de la Oficina Presidencial de Seguridad Nacional, al ministro de Unificación, Cho Myoung-gyon; al viceministro de Unificación, Chun Hae-sung; y al jefe secretario presidencial de prensa, entre otros funcionarios. En tanto la delegación norcoreana estuvo liderada por Kim Jong-un, e integró además a Ri Son-gwon, presidente del Comité para la Reunificación Pacífica de la Patria de Corea del Norte, a cargo de los asuntos intercoreanos, al canciller norcoreano, a Ri Yong-ho, a Choe Kang-il, subdirector general para América del Norte del Ministerio de Asuntos Exteriores norcoreano, a Jon Jong-su, a Kim Myong-il y otros funcionarios de alto nivel. Sin duda, dicho encuentro favoreció y fortaleció la relación intercoreana, misma que facilitó la reunión entre el presidente Donald Trump y Kim Jong-un de mayo del 2018.

Donald Trump se congratuló de la reunión sostenida entre Xi y Kim. Sin embargo, fue enfático y señaló que “la máxima presión y las sanciones se mantenían” a la espera de su propio encuentro con el líder norcoreano. En ese marco Trump dijo que había recibido un mensaje positivo de Xi Jinping desde China acerca de su reunión con Kim

Trump ¿Estará pensando en lo que dijo en el programa Meet the Press de la cadena NBC en 1999? La entrevista la reprodujo recientemente la agencia Actualidad y Sputnik News.

En dicha ocasión, Trump señaló que Corea del Norte “era gobernado por una especie de chiflados que estaban desarrollando armas nucleares”. Según él, “no lo hacen porque se divierten haciéndolo, lo están haciendo por una razón”. Indicó que él “negociaría como un loco y que ¿no sería bueno sentarse, realmente a negociar y hacer todo lo posible? Y si esa negociación no funcionara, sería mejor resolver el problema ahora antes que resolverlo más tarde”. Al respecto, Trump precisó en dicha entrevista que no quería que Estados Unidos utilizara armas nucleares, sino que atacara las áreas donde Corea del Norte estaba desarrollando misiles nucleares.

Mi interpretación personal es que, hoy, al aceptar Donald Trump como presidente y reunirse con Kim Jong-un, en mayo del 2018, se está dando la oportunidad para trascender y decir que hay una ligera ventana de oportunidad; la última para negociar. Si los norcoreanos aceptan sus condiciones, no se irá más allá en lo militar, se puede reconocer diplomáticamente al Estado Norcoreano, pero a cambio, se pide la desnuclearización.

Estoy seguro de que esa es una conditio sine qua non. Pero el mensaje también es muy claro, pues si eso no se da, entonces Trump sí estaría dispuesto a ordenar un ataque preventivo a los lugares donde se han estado desarrollado los misiles y las bombas nucleares.

Yo estoy convencido que la desnuclearización completa, verificable e irreversible de Corea del Norte debe de ser un objetivo que compartan tanto Estados Unidos y Corea del Sur, como China, Rusia y Japón para que realmente se llegue a un acuerdo permanente que permita la desnuclearización, y eventualmente, la firma de un tratado de paz.

Creo que sí es plausible la firma de un nuevo acuerdo entre Estados Unidos y Corea del Norte. La reunión entre Donald Trump y Kim Jong-un, sin duda, contribuye a allanar el camino para lograr dicho objetivo.

El camino es largo y sinuoso.

*Internacionalista, diplomático, analista político y escritor.



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