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Edición 216

 

Los condenados de la Tierra

EL TÉRMINO vagonero es una palabra de reciente cuño, que surgió debido a la modernidad en el transporte y a la necesidad que tiene el comercio de extenderse. Cuando hace 40 años nació el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro habían muchas restricciones incluso para abordarlo y los comerciantes se fueron estableciendo en las zonas circunvecinas, siempre aledaños a las instalaciones.

Posteriormente, el crecimiento de la Ciudad en todos los sentidos: población, necesidades, corrupción, etc., presionó para que pudieran ingresar -primero subrepticiamente- dando margen a que los comerciantes ambulantes se instalaran en los pasillos -no en los andenes-, simultáneamente las autoridades fueron construyendo y rentando locales ex profeso pero a un precio inaccesible para los ambulantes.

Para cuando los ambulantes dejaron los pasillos para subirse a los vagones, se sumaron indigentes, invidentes, limosneros y vendedores de todo lo habido y por haber, incluyendo repartidores de propaganda política y uno que otro para propagar la palabra divina.

Aunque su actividad sea una falta administrativa establecida en el Reglamento de Transporte y de Cultura Cívica del Distrito Federal, los aproximadamente dos mil 868 vagoneros que habían a fines de 2008 -de acuerdo al STC Metro pero es una cifra que en la realidad se triplica- están controlados por unas 15 asociaciones para que vendan su mercancía o sus servicios y por 2 pesos recorren las 11 líneas de toda la red durante 200 kilómetros, cambiando al siguiente vagón de los 201 trenes en cada una de las 175 estaciones, confundiéndose entre los 5 millones 200 mil pasajeros diarios que dan 1 millón 157 mil 490 vueltas al año.

Venden de todo y hacen de todo, protegidos -en acción u omisión- por personal de la seguridad del STC, quien incluso “retiran” a los que no están incorporados a cualquiera de las agrupaciones que también pueden, mediante sus agremiados, “acusar” para que sea detenido cualquier intruso que quiera vender sin el respectivo “permiso”.

Fernando Espino Arévalo, líder de más de 10 mil trabajadores que prestan sus servicios en el Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo, dice que el Sindicato ha denunciado por escrito los ilícitos que se perpetran en las instalaciones del Sistema, pero no han obtenido respuesta satisfactoria y pide aplicar tanto el Reglamento como el Bando aprobado por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, que considera las instalaciones del Metro como zona de alta seguridad.

Sin embargo las autoridades sólo se han preocupado por proteger a las personas que sean víctimas de algún delito en las instalaciones, para lo cual el maestro Rodolfo Félix Cárdenas y el ingeniero Francisco Bojórquez Hernández, el entonces titular de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) y el actual director del STC Metro, firmaron un convenio de colaboración para combatir las cifras negras, que por ejemplo en 2007 registraron 1,136 averiguaciones.

Como parte de esa protección el STC Metro invierte desde 2008, 50 millones de dólares para instalar un circuito cerrado de televisión con 3,101 cámaras en estaciones y talleres; de las cuales 1,660 son cámaras fijas; 1,273 móviles; 24 sobre poste; 144 cámaras a riel; así como 180 paneles de control de alarmas, teclado de control, sirena con estrobo asociada para ubicación en las estaciones y talleres; laptop para mantenimiento del sistema; asimismo, habrán 645 botones de pánico; 27 centros de monitoreo locales y uno de monitoreo central; entre otros aditamentos. Todo esto seguramente para vigilar, impedir e inhibir la comisión de delitos pero, también, para ‘controlar’ -que no evitar- el trabajo de los vagoneros.

A mediados de 2008 se planteó la posibilidad de aplicar un programa para reubicar a los vagoneros en locales comerciales de la red, pero las negociaciones entre ambulantes y autoridades están detenidas y el pasado mes de mayo de 2009 venció el plazo que establecieron Francisco Bojórquez, director del STC Metro, y Héctor Serrano, anterior subsecretario de Programas Delegacionales del DF, para que los 2 mil 868 vagoneros estuvieran dentro de los 500 locales comerciales ubicados a lo largo de la red. Pero esto no ocurrió y no se tiene una nueva fecha.

Una de las causas es que las organizaciones de vagoneros deben integrar cooperativas para que el STC Metro les asigne un local comercial, lo cual rechazan los líderes; otra, es que el modelo de cooperativa que les ofreció el Gobierno del DF no los convence porque es como si fueran contrataciones para trabajarle al gobierno y a las empresas. Otra causa fue que el STC Metro les indicaría qué productos vender.

Y, así seguirá la situación, porque la posición de ambos bandos es poderosa e irreductible. De acuerdo a un estudio elaborado por Héctor Castillo Bertier, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en 1997 habían 100 mil personas en el comercio informal -incluyendo los tianguis sobre ruedas con rutas fijas- pero desde que el PRD gobierna en el Distrito Federal (1997 a la fecha) el comercio ambulante se ha disparado en casi siete veces y el 60 por ciento, aproximadamente 420 mil, de los vendedores irregulares están como simpatizantes o militantes de partidos políticos afines a la izquierda.

 


Esaud1

 

 

 

Vagonero “fakir” con su bolsa de vidrios en la mano, saluda a Voces del Periodista antes de iniciar su acto dentro de un vagón del Metro.


 

Esaud2

 

 

 

Extiende, ceremonioso,

su manta con vidrios rotos en el piso del vagón.

 

 

Esaud3 Acto seguido da una machincuepa (del náhuatl giro). Actualmente los vagoneros que hacen este espectáculo ya no apoyan su espalda en los vidrios sino que giran arqueando su torso para apoyarse primero en los pies y pasar su espalda rozando los vidrios por escasos milímetros.



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