Edición 387 |
En Occidente, todos somos mentirosos
Thierry Meyssan
Al analizar la conmemoración del desembarco aliado en NormandÃa, el aniversario de los sucesos de la plaza Tiananmén y la campaña con vista a la elección ‎del Parlamento Europeo, el autor observa que los occidentales no paran de mentirse a ‎sà mismos sobre la Historia y de auto congratularse por cosas que nada tienen de ‎gloriosas, a pesar de que la Verdad es lo único que puede liberarnos. ‎
LA PROPAGANDA es una manera de divulgar ideas, sean verdaderas o falsas. Pero mentirse a ‎sà mismo no sólo es negarse a reconocer sus propios errores sino tratar de autoconvencerse ‎de que uno es perfecto y tratar de huir hacia adelante. ‎
TURQUÃA es el ejemplo perfecto de esa actitud llevada a su máxima expresión. Ese paÃs sigue negando que ‎trató de liquidar las minorÃas turcas no musulmanas, en varios momentos diferentes, a lo largo ‎de toda una generación, desde 1894 hasta 1923.
Los israelÃes también se destacan en ese ‎ejercicio: dicen haber creado su Estado para ofrecer una vida digna a los judÃos sobrevivientes del ‎exterminio nazi, pero la realidad es que –en 1917– el presidente estadounidense Woodrow Wilson ya ‎se comprometÃa a favorecer la creación de un Estado israelÃ, además de que más de ‎‎50 000 sobrevivientes de los campos de concentración viven hoy en Israel en condiciones de ‎pobreza. ‎
Sin embargo, los únicos capaces de llegar a consensos sobre sus propias mentiras y de ‎profesarlas como realidades indiscutibles son los occidentales. ‎
‎El desembarco de NormandÃa
‎EN ESTOS DÃAS se festeja en Occidente, el 75º aniversario del desembarco de los Aliados en las ‎playas francesas de NormandÃa. Según proclaman casi unánimemente los medios de difusión ‎occidentales, con el desembarco de NormandÃa los aliados iniciaban la liberación de Europa del ‎yugo nazi. ‎Pero todos sabemos que eso es falso.
El desembarco en NormandÃa no fue cosa de “los Aliados†sino casi exclusivamente del Imperio ‎Británico y del cuerpo expedicionario estadounidense.
El objetivo no era “liberar Europa†sino “correr hacia BerlÃn†para tratar de apoderarse de la ‎mayor cantidad posible de territorios ocupados por el III Reich antes de que este se derrumbara ‎definitivamente ante el empuje victorioso de los ejércitos soviéticos.
Los franceses no acogieron el desembarco con entusiasmo sino más bien con horror, tanto que ‎Robert Jospin –padre del ex primer ministro francés Lionel Jospin– llegó a denunciar en la primera ‎plana de su periódico que los anglosajones importaban la guerra a Francia.
Por aquellos dÃas, ‎los franceses enterraban sus 20 000 muertos, vÃctimas de los bombardeos desatados por los ‎anglosajones únicamente para desviar la atención de las playas seleccionadas para el desembarco. ‎En la importante ciudad francesa de Lyon, hubo incluso una enorme manifestación contra la dominación ‎anglosajona alrededor del jefe del “Estado Francésâ€, el mariscal Philippe Petain, quien ‎colaboraba con la ocupación nazi. Otro detalle importante es que el jefe de la Francia Libre, ‎el general Charles de Gaulle, nunca participó en ningún tipo de conmemoración del desembarco ‎en NormandÃa. ‎
El hecho es que la Historia es más complicada que las pelÃculas de Hollywood. La Historia no es ‎una cuestión de “buenos†y “malosâ€, sino de hombres que tratan de salvar o no a otros ‎de manera más o menos humana. Al menos se han evitado este año idioteces como las de ‎Tony Blair, quien, en la conmemoración del 60º aniversario del desembarco se gano la condena ‎de la prensa británica al afirmar en su discurso que el Reino Unido habÃa entrado en guerra para ‎salvar a los judÃos del Holocausto –no a los gitanos, por supuesto. Detalle, la masacre contra los ‎judÃos de Europa comenzó sólo después de la conferencia de Wansee, en 1942.‎
‎La masacre de Tiananmén
‎TAMBIÉN ACABA de conmemorarse el triste aniversario de la masacre de Tiananmén. ‎Constantemente leemos que el cruel régimen chino masacró a miles de sus conciudadanos que ‎se habÃan reunido pacÃficamente en la principal plaza de PekÃn, sólo porque pedÃan un poco de ‎libertad. ‎Pero todos sabemos que eso también es falso.‎
La manifestación de la plaza Tiananmén no fue cosa de chinos comunes y corrientes sino un intento de golpe de Estado, fomentado por los partidarios del entonces primer ministro Zhao ‎Ziyang.‎
Decenas de soldados fueron vÃctimas linchamientos o perecieron quemados vivos en aquella plaza por ‎‎los “pacÃficos manifestantesâ€. Estos últimos destruyeron cientos de vehÃculos militares antes de que ‎los hombres de Deng Xiao, intervinieran contra ellos.
Los especialistas estadounidenses en “revoluciones de coloresâ€, como Gene Sharp, estaban ‎en PekÃn para organizar a los golpistas de Zhao Ziyang.‎
La Unión Europea
‎LOS EUROPEOS acaban de votar para designar los diputados al Parlamento Europeo. Durante ‎semanas, nos repitieron incansablemente consignas que aseguran que “Europa es la paz y la ‎prosperidad†y que la Unión Europea es la realización del sueño europeo. ‎Pero, todos sabemos que eso es falso.
Europa es un continente, que va “desde Brest hasta Vladivostokâ€, como decÃa Charles ‎de Gaulle, y es además una cultura de apertura y de cooperación, mientras que la Unión Europea ‎es sólo una administración montada contra Rusia, la continuidad de la carrera hacia BerlÃn ‎iniciada con el desembarco en NormandÃa.
La Unión Europea ha sido incapaz de aportar la paz a Chipre, donde sólo representa la cobardÃa ‎ante la ocupación militar turca. No es prosperidad sino el estancamiento económico en un mundo ‎que se desarrolla a toda velocidad.
La Unión Europea no tiene absolutamente nada que ver con el sueño nacido entre las dos ‎guerras mundiales. Los antepasados de los europeos ambicionaban la unión entre regÃmenes ‎polÃticos que servÃan el interés general –las Repúblicas, en el sentido etimológico de la palabra– ‎según la cultura europea, situados tanto dentro como fuera del continente. Aristide Briand ‎reclamó, por ejemplo, que Argentina –paÃs latinoamericano de cultura europea– fuese parte de ‎esa unión, pero no el Reino Unido, que siempre ha sido una sociedad clasista.‎
HabrÃa muchos otros ejemplos con que ilustrar la realidad del verdadero sueño europeo. ‎
‎Los europeos caminan como ciegos
‎LOS EUROPEOS tienen que aprender a distinguir lo que es cierto de lo que es falso. Podemos celebrar la ‎caÃda del hitlerismo sin tratar de convencernos de que los anglosajones fueron nuestros ‎salvadores. Podemos denunciar la brutalidad de Den Xiaoping, sin negar que el baño de sangre de ‎Tiananmén salvó a China del regreso al colonialismo. Podemos sentir satisfacción de que Europa ‎no fuese dominada por la Unión Soviética, sin tener por eso que sentirnos orgullosos de ser ‎lacayos de los anglosajones. ‎
En Occidente no paramos de mentirnos a nosotros mismos para esconder nuestros actos de ‎cobardÃa y nuestros crÃmenes. Y luego nos sorprendemos de no lograr resolver ningún problema ‎humano.
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