Edición 350 |
Sacando cuentas periodÃsticas de una permuta entre Morelos y Tabasco, nos atrevemos a decir que los morelenses salieron perdiendo. Y con fétidas creces.
VEAMOS: Hace sobradas décadas, desde Cuernavaca emigró a Tabasco Rodolfo Lara Lagunas. Con vocación docente, nuestro personaje, militante indomable además, se incorporó a las luchas universitarias en las que ganó prestigio y liderazgo.
Su perfil, es el de un hombre de izquierda. Y punto. Por sus lecciones en la Universidad Autónoma Juárez de Tabasco pasaron jóvenes que en su madurez alcanzaron posiciones de combate polÃtico cuando aún no se ponÃa de moda “la izquierda polÃticamente correctaâ€. La agachona, trapera y rapaz, pues.
Digamos que de esos incesantes combates durante más de tres décadas, el resultado fue que finalmente el pueblo tabasqueño echó al PRI del Palacio de Gobierno en 2010.
Precisamente en 2010, el pueblo de Morelos empezó a vivir la peor pesadilla de su historia. Tomó por asalto el poder un tránsfuga tabasqueño: Graco RamÃrez Garrido Abreu, mejor conocido como El Atila amarillo.
Desde su campaña electoral, RamÃrez enseñó el cobre que, como demiurgo, ha convertido en oro, mucho oro en sus cuentas bancarias.
Enseñó el cobre, explicamos, porque siendo candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), lo suplantó con una estructura propia con el fin —se supo después— de apoderado del gobierno, asignarle a esa estructura la gestión de los recursos reservados a la PolÃtica Social.
El canje de gentilicios acabó en un desastroso déficit para los morelenses. Hasta aquà la permuta y a otro enfoque de este tema.
Prácticas necrofÃlicas con el PRD
Observadores y narradores de los procesos polÃticos en México durante más de medio siglo, a veces nos vemos tentados a proponer que las universidades prescindan de las facultades de Ciencias PolÃticas y trasladen sus programas a la de Ciencias Forenses.
Sus materias podrÃan ser, entre otras, la de TeratologÃa, una rama de la historia natural que estudia las anomalÃas y monstruosidades del organismo, con especialidad en el del ser humano.
Se nos ocurre también la Necrofilia, práctica sexual que prefiere su ejercicio en los cadáveres. Y la Necrofagia, en cuyo caso el cadáver pasa a ser exquisito platillo de tercer tiempo.
Por el reclutamiento de profesores y personal de limpia no habrÃa que preocuparse. Se puede convocar a los miembros de la Nueva Izquierda, que han convertido al Partido de la Revolución Democrática (PRD) en un cadáver y sobre el fiambre se lanza algunos amarillos como pelones de hospicio.
Como prospectos de maestros —sin la reglamentaria oposición—, podrÃan ser seleccionados Graco RamÃrez, Jesús Ortega MartÃnez, Carlos Navarrete Ruiz, Jesús Zambrano Grijalva, etcétera, que a la inversa de Saturno, han devorado a su padre, el “lÃder moralâ€, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Como maestro adjunto, podrÃa ser incorporado el secretario Electoral del PRD, Octavio MartÃnez Vargas quien, suplantando la autoridad del Comité Ejecutivo Nacional, funge como oficioso abogado del diablo del famoso Graco RamÃrez en su feroz persecución a sus opositores encuadrados en el Frente Amplio Morelense.
Alejandra Barrales, ¿sólo figura decorativa?
A propósito de esa putrefacta orquesta, ¿qué pitos toca Alejandra Barrales, nominalmente dirigente nacional de los amarillos, el color de los muertos?
Nominalmente —asà sea de periodo acotado y acortado estatutariamente—, porque la agenda del partido baila al son que le tocan los citados caciques de cuello blanco.
Pongamos las cosas del siguiente tamaño: Entre “éstas ruinas que vesâ€, ya galopan por la libre rumbo a Los Pinos el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ãngel Mancera Salazar, RamÃrez Garrido Abreu y el michoacano Silvano Aureoles Conejo.
Para los tres, Alejandra Barrales es una convidada de piedra en sus planes para relevar a Enrique Peña Nieto.
En abono de Mancera Salazar y Aureoles Conejo, se puede decir que hacen su lucha en los territorios de gobierno que tienen asignado, y sólo excepcionalmente vuelan hacia otros cielos mediáticos en el exterior.
Digamos de paso que Mancera Salazar, aunque sin membresÃa en el PRD, y son compadecerse del desastre de este partido en la Ciudad de México, lo pone a la cabeza de una eventual alianza con otras formaciones para el 2018.
Graco no se limita a su jurisdicción. De hecho, ha cambiado la sede del Ejecutivo de Cuernavaca a la Ciudad de México para contratar caros instrumentos de percusión a sus ambiciones, con cargo, por supuesto, a los contribuyentes morelenses.
Ajonjolà de todos los moles
Hay una reunión del Consejo PolÃtico Nacional, ahà el tabasqueño quiere llevar la voz cantante. Hay un Foro Municipalista con los alcaldes amarillos. Ahà el tabasqueño les dicta programa de acción.
Se convoca a una reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores y el primero que expone su esférica humanidad ante los reflectores, es el tabasqueño.
Ya salió la convocatoria para la elección de gobernador del Estado de México en 2017. En teorÃa estatutaria, corresponde al perredismo mexiquense decidir cómo y con quién asumirá el reto electoral.
Pero ahÃ, presuroso, se aparece el tabasqueño dictándole a los cuadros dirigentes del Estado de México la logÃstica y la estrategia para la contienda.
Ajonjolà de todos los moles, por cierto en Toluca el tabasqueño le expropió la iniciativa de alianza a Mancera Aguayo para el 18, pero poniéndola a escala estatal para el 17.
Con una variante: Quemándose las meninges, propuso por anticipado un gobierno de coalición con los partidos Movimiento Ciudadano, del Trabajo y Nueva Alianza. Señal de que no confÃa en la fuerza propia del PRD. En fin.
¿Quién desgobierna entonces Morelos? Es posible que el tabasqueño explique sus frecuentes y prolongadas ausencias de Palacio con la despectiva frase que Vicente Fox, viajero frecuente también, solÃa para referirse a Guanajuato. “¿Guanajuato? Me basta un celular para dictar medidas de gobierno desde Europa o los Estados Unidosâ€. Asà está Guanajuato.
La sublevación popular se mantiene activa en Morelos. Sacón, el tabasqueño se aventó la baladronada de aceptar recientemente el reto que le lanzó el rector de la Universidad Autónoma de Morelos, Alejandro Vera Jiménez: Resolvamos el estado de anarquÃa: Yo pongo a disposición de la comunidad universitaria mi renuncia, a cambio de que usted exponga su titularidad a la revocación de mandato.
Que sÃ, dijo el tabasqueño. Es cosa de que se establezca el mecanismo de revocación. Lo hizo, a sabiendas que la Constitución del Estado de Morelos es omisa o blanda en esa tan delicada materia. En última lectura, sabe que dicho mecanismo lo tiene que condicionar el Congreso del Estado, donde el tabasqueño sabe que tiene una mayorÃa sumisa.
El mes pasado, Enrique Peña Nieto visitó Tabasco. El gobernador Arturo Núñez Jiménez lo emplazó a que atienda la situación de crisis por la que pasa el pueblo tabasqueño a causa de la quiebra petrolera. El Presidente le dijo que sÃ, que con Campeche, Tabasco tendrá tratamiento fiscal especial en 2017.
¿Y por el pueblo de Morelos quién aboga? Que se chinguen los morelenses. La prioridad tiene un solo nombre: Los Pinos. Repetimos, en la permuta sigue ganando Tabasco. Es cuanto.
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