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Edición 347 | ||||
Escrito por Pino Páez | ||||
Martes, 05 de Julio de 2016 08:55 | ||||
A don Gustavo Tlatelolco se le atribuyen un montonal de dicharajos, desde su asumida fealdad que parangonaba con Abraham Lincoln, o el citatorio de leyenda en burocráticos tramitares de que “El pago oportuno y fiel de los impuestos es factor determinante para el progreso de la nación”, mientras en la frontera exentaba a maquiladoras con puntual impunidad; cuando López Portillo lo designó embajador en Madrid, GDO, hondo de nuevo -y de viejo- respondió en una conferencia de prensa que “No ando con nacas” en alusión y alucinación de atigrada serranía, de doña Irma a la cual regaló la camota de la seño Carlotita que estaba en el museo de Chapultepec, a fin de que La Tigresa a ronquidos rugiera sueños imperiales; la dama Serrano, décadas después, contestaría a un reportero que le cuestionaba el cambio de nombre del Teatro Virginia Fábregas a Fru Fru (de su muy privada propiedad) con literal, latente y lactante dialéctica hegeliana con su respectiva tesis, antítesis y síntesis que corrobora su estancia curricular en la Facultad de Filosofía: “De sus chiches a mis chiches prefiero mis chiches”. Del gustaviano ultimátum de “Hemos sido tolerantes….”, a varios autores y polakos sin varsovias les otorgaron el crédito (o más bien el descrédito) de secundar en dicharajos tal amenaza presidencial; a Salvador Novo, por ejemplo nada paradigmático, lo hicieron pronunciador de lo que no pronunció el 3 de octubre del ’68, referente a un opíparo desayuno tras enterarse de la matanza, eso no lo expresó, pero exprés más se ciñó al diazordacista regazo que lo acreció cronista oficial y oficiante; Martín Luis Guzmán (horas después del genocidio en la Plaza de las Tres Culturas) dijo a GDO hondo y orondo: “Señor presidente, usted ha salvado a México”, lo que le agenció una senaduría; el legislador Víctor Manzanilla sin té pero con tisis de tesis parlamentó: “Prefiero ver circular (en ex defeños lares) cañones mexicanos a cañones soviéticos”; al ex rector Barros Sierra, en circunstancial encuentro con el ya ex Gustavo Tlatelolco, le dan una fabulada oración sin misal ni realidad, pero de lúdica y gramatical ironía, al cederle el paso porque “Primero los resabios” (luego los sabios).
DESDICHADOS DICHOS DESECHADOS
El señor Salinas, desde su zocalina usurpación, se decía “zapatista” en un zapateado más que labial, salival; él y su neto relevo don Neto, a sus críos les pusieron “Emiliano” en una moda a modo de sarcasmo; don Carlangas tan salinero acuchilló el 27 constitucional más a la derecha todavía de la también trapera puñalada de Miguel Alemán; se trajo aquél a sus paleros dizque para rubricar lo ya signado en grotesco refrito del gran Miliano respecto al Plan de Ayala: “Los que no tengan miedo que pasen a firmar”; con Salinas de Gortari pusieron su signatura el vástago del jefe del Ejército Revolucionario del Sur: Mateo zapata, que de hijo se hizo jijo; Margarito Sánchez Parra, otro asignado signatario nada dignatario al frente de la UGOCP (Unión General Obrera Campesina y Popular) y cuya membresía -tras la rubricada- empapó al firmador con torrenciales evocaciones muy amargas; José Narro, de la CNPA, Coordinadora Nacional ¡del Plan de Ayala!, estampó su garabatito, pero nomás como “testigo”, a lo puro Clavillazo ¡nomááás!; más tardecito se iría al PT salido de la chistera sin chiste de Raúl Salinas de Gortari, y más despuesito aún con los caballeros del PRD que también refocilados refusilaron en boletitas en la explanada “Los que no tengan miedo que pasen a firmar” cuando ellos ya habían firmado el ¡Pácatelas por México! de don Enriquito que ya entregó el petróleo hasta el último chapopote.
Del santiguadísimo ex virrey jalisciense, Emilio González Márquez, es la oración de tesoro maternal “¡Me vale madre!”, frente al cardenal Juan Sandoval Íñiguez, entonado el orador con vino convino y combinó alipús que no era de eucaristía; tal valor oral esputó por críticas al monumento dedicado a “mártires cristeros”, erogado a costa y costillas exhaustas del erario; el purpurado tuvo de asesor a José Antonio Ortega Sánchez, apuntado y despuntado ser de la extrema diestra, inventor del “Consejo Ciudadano”, al que el gobierno del ex DF, de Ebrard a Mancera, le ofrenda programas de TV, siglas bien calcificadas (INVEA, Instituto de Verificación Ambiental), numeroso personal administrativo al servicio de la derecha asaz esquinada, publicidad a diario con diarios y TV, proyección a granel con granos bien osificados… todo sufragado en sufragio efectivo de las arcas públicas; “¡Me vale madre!” devino apotegma recogido por don Valentín Vergara; al ex virrey de Jalisco el PAN lo chiqueaba con todo y migajón… pero luego nada filiales se desafiliaron, no por el “¡El me vale madre!” de supino valer y velar el origen, sino por otras panistas moronitas. Al “científico” porfirista, Pablo Macedo, le endilgan la caravanera cita de “Con usted hasta la ignominia, señor presidente” que “genuflexo” le destinó al dictador; a ese mismito corcovo por lambisconera estratagema, Jesús Flores Magón le mandó una cartita cuyo corolario se volvió dicho, dicho sea de paso por un paremiólogo: “¡Ya no tengo hermanos!” (retomado por don Andrés contra don Arturo en un remake más de Abeles y Caínes), porque sus ex carnales Enrique y el gran Ricardo Flores Magón rechazaron la “invitación” de salir de Baja California, el primer bastión, con Tecate y Mexicali, en que fueron derrotadas las fuerzas militares del porfirismo; don Jesús fue obsequiado con el ministerio de Gobernación por el presidente Madero; don Jesús sería candidato a vicepresidente de la república, abajito de Jorge Vera Estañol, el que nunca se hizo de huerta pero sí fue de Huerta ; don Jesús se iría mucho a la apartada localidad de los exilios, junto a añorantes porfiados de don Porfis y don Victoriano; ¡Jesús! cuál don. Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla More articles by this author
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