Martes, 13 de Septiembre de 2011 15:15 | 
Author: ROGELÍO GÓMEZ MEJÍA | 
| Edición 266 |
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Incógnito barbarismo
criminal
Asesinatos a diestra y siniestra sin
objetivos manifiestos..
Cualquiera puede pensar lo menos, que tantos crímenes salvajes y violentas acciones armadas, cometidos en todos los puntos cardinales del país por asesinos sin conciencia, y sin identificación los más, excepción hecha de los ocurridos por daños colaterales, cuando menos de un lado de quienes se enfrentan, no tienen razón alguna, causa, motivo u odio para segar la vida a inocentes víctimas de su paranoia o para sembrar el terror, lo cual hunde en oscura incógnita del por qué tales salvajadas.
Las argumentaciones más sobradas “oficialmente” para determinar tantos hechos sangrientos y delictivos, muchos inexplicables, han sido que las muertes de ciudadanos inocentes o los daños ocasionados a pacíficas familias ajenas a cualquier conflicto delictivo, ocurren a raíz de enfrentamientos de autoridades policíacas, más de las Fuerzas Armadas, Marina o Ejército, con casi siempre inidentificables grupos delictivos, narcotraficantes preferencialmente, en los que caen los inofensivos entre las balaceras cruzadas en injustificable daño colateral o sufren el terror que desatan, mientras regularmente los transgresores a veces mueren algunos y otros logran escapar después del vandalismo sin que generalmente haya testigos ni detenidos.
También se registran con frecuencia combates entre grupos adversarios calificados de narco-delincuentes en cruentas refriegas con potentes ametralladoras, granadas y otros proyectiles donde mueren algunos de ambos bandos igual que ciudadanos inocentes en los cruentos choques de pandilleros en disputas provocadas por corruptelas de autoridades en la división de botines del hampa.
Ya trascendió que los inhumanos sacrificios de algunos rivales degollados o descuartizados, exhibidos despiadadamente, obedecen a venganzas o traiciones de las cuadrillas en pugna, como se ha hecho público en las redes de Internet con denuncias de complicidades o parentescos encubridores de funcionarios de toda categoría, como en Guerrero donde supuestos hampones del cártel de Héctor Beltrán Leyva reclaman al gobernador Ángel Aguirre Rivero aclare su familiaridad y presunto encubrimiento con el narco-delincuente Víctor Aguirre Garzón del Cártel independiente de Acapulco en sendas cartulinas sobre unos cadáveres y puentes con despojos de rivales colgando, lo mismo que en la cajuela de un auto encima de dos personas con vida, como advertencia de que no son asesinos arbitrarios, sino “vengadores de la sociedad”.
Así como los injustificables tiroteos desatados en el pletórico estadio TSM, en Torreón; en la “Plaza Comercial Las Américas” de Morelia, Michoacán o; el estadio de beísbol de “Los Broncos” de Reynosa, en Tamaulipas y; el remate revelador de una indefinida conspiración contra todo el pueblo o antagónico al gobierno del país por la criminalidad internacional y la corrupción generalizada de una determinada clase política surgida a raíz del despiadado ataque al Casino “Royale”, en Monterrey, centro de una articulada cadena de hampones en contubernio con funcionarios de Gobernación, y de los gobiernos de Nuevo León, Los Cabos, Mazatlán, Mérida, La Paz, Acapulco, Morelia, Cancún, Chápala, Puerto Vallarta, Aguascalientes, Hermosillo, Lagos de Moreno, Sierra Madre, Guanajuato y otros tantos, beneficiados con licencias para instalar casinos, hipódromos, galgódromos y garitos de toda laya, con su cauda de latrocinios, prostitución y lavado de dinero donde se entrelazan los nombres de Juan José Rojas Cardona el zar de los casinos, su hermano Arturo, el coordinador panista Pepe Serrano quien los enlaza con el sedicente empresario aeronaútico, William Andrew Graven, y Santiago Creel para iniciar el “bolo” de más de 500 autorizaciones para juegos de apuestas con el consentimiento de Vicente Fox, y el disimulo u omisión del Congreso de entonces y la indiferencia de la actual LXI legislatura.
Violencia e impunidad, de la mano
en México.
Luego, la corrupción se concentró en los convencimientos a políticos arribados al poder, incluyendo a Felipe Calderón Hinojosa, según denunció William Andrew, por la traición de los hermanos Rojas que sobornaron asimismo, con comaladas de millones de dólares, a los alcaldes Adalberto Madero Quiroga, Zeferino Salgado Almaguer, Fernando Larrazabal, se hermano Manuel Jonás y el beneplácito del alcalde de San Pedro Garza García, con la inauguración del West40 al que acudieron funcionarios destacados como Javier Maíz del poderoso Grupo Maíz Mier, familiar político del ex gobernador Natividad González Paras, y bendijo la empresa el Cardenal Norberto Rivera Carrera, en tanto su influencia se hace sentir en Guanajuato donde opera su alfil, David Aguilar Romero, en la disputa del secretario de Desarrollo Social, Miguel Márquez Márquez, con el doctor José Ángel Córdoba, animados por el gobernador, Juan Manuel Oliva, para sucederlo, al igual que Felipe Calderón en indescifrable e inmoral galimatías donde resurgen conflictos entre los mismos tahúres que reclaman propiedades, concesiones y licencias, como José Hernández Villarreal, José Alberto Rocha, Raúl Rocha Cantú, Frank Cuesta, Rodrigo Madero Covarrubias, José Francisco y Ramón Agustín Madero Dávila y Rodrigo Aguirre Vizzuet, hijo del ex jefe del gobierno capitalino, Ramón Aguirre y por ahí se va la larga lista de mafiosos y adláteres que les acompañan en sus triquiñuelas. ¿Y así piensan que se les pueda creer?
Bala perdida
Como si fueran pocos los males que atormentan a nuestra sufrida población, ahora los periodistas miran con asombro cómo las agresiones a los comunicadores de tantas inmoralidades son perseguidos e inmolados sin que hagan nada quienes tienen la obligación de velar por su trabajo. Ya ven en Veracruz, Acapulco, Hermosillo, Ciudad Juárez (no se diga), Reynosa y la capital, donde acallar a periodistas parece consigna. Todavía permanece impune la ejecución de Luis Emmanuel Ruiz Carrillo de La Prensa de Monclova “levantado” afuera de una televisora con el animador José Luis Cerda y su primo Juan Roberto Gómez a los que asesinaron sin causa visible alguna en marzo pasado, y también permanece impune el confuso asesinato de las compañeras Rocío González y Marcela Yarce… ¡Todavía más!
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