Lunes, 14 de Febrero de 2011 17:14 | 
Author: ABRAHAM GARCÍA IBARRA | 
| Edición 252 |
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La última es la que mata…
Y dice el fatal e inapelable diagnóstico en la base de aquel viejo reloj al sol: Todas las horas hieren/ la última es la que mata. Transcurre el “mes de los verdes”, que, con excepción de la temporada de la Operación Cóndor, en los años setenta del siglo pasado, y de la alerta iniciada en enero de 1994 con motivo de la efímera irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, cercado en Chiapas, nunca como en los cuatro años recientes, como fuerza policial pública, había desarrollado tanta capacidad de fuego. Al comandante supremo de las Fuerzas Armadas Mexicanas ya le quedan sólo escasos 20 meses de mando. Veinte meses de paranoia. A Vicente Fox Quesada se le pretendía controlar con Prozac. Lo mismo pudo ser con té de tila: el ansiolítico es imprescindible. Pobre Patria mía, Ramón López Velarde la veía impecable y diamantina. Los padres fundadores del PAN nos la prometieron ordenada y generosa y sus gobiernos no las dejan andrajosa y asesina.
Nos hacía falta, mi general
Como en los viejos tiempos en que el salinato reclutaba socios de Augusto Pinochet para que lo auxiliara en la implantación del neoliberalismo en México, ahora tenemos la presencia “diplomática” del general Miguel García Padgett, acreditado como agregado militar en la embajada de Honduras. Trae buenas cartas, mi general: Fue uno de los cuatro golpistas que derrocaron al presidente Manuel Zelaya.
Salinas.
Una mirada atrás de las rejas
En otoño de 1987, en Morelia, Michoacán -cuéntase que es la cuna de un tal Felipe Calderón Hinojosa-, en ruidoso festín electorero, un humilde obrero alzó la voz a la mitad del foro: “Señor candidato, del PRI, Carlos Salinas de Gortari: Infórmese, reflexione y desde Palacio Nacional decida. La situación ya no da para más. Las políticas económicas del señor De la Madrid nos han dejado en cueros. Si eso no se corrige a tiempo, el presupuesto público no alcanzará para levantar nuevas cárceles y hospitales, en vez de viviendas, escuelas y centros deportivos…”. Aquel trabajador permaneció en el anonimato del taller. Quien no escuchó el profético testimonio pasó a ser una trágica celebridad.
A propósito de aquella advertencia, en México existe una tasa de 207 prisioneros por cada 100 mil habitantes. Esta cifra ubica a México entre los países con la mayor cantidad de internos en el mundo. Entre un total de 218 países, dicha tasa es de 145. La población mexicana recluida en centros penitenciarios estatales y federales, a 2010, fue de 229 mil 426 personas. Según informe de la Secretaría de Seguridad Pública federal, a marzo del año pasado la capacidad de esos centros era para 172 mil 332 internos. Quiere decir que, con 57 mil 84 de más, se rebasa con gran exceso dicha capacidad. Entre 2002 y 2010 el promedio de saturación de los penales fue de 28 por ciento. Para efectos de presos del fuero común sin sentencia, en números relativos la distribución se establece tres niveles: En el “nivel alto”, entre 50 y 67 por ciento; en el “nivel medio”, entre 35 y 50 por ciento; en el “nivel bajo”, menor a 35 por ciento. Un promedio estimado indica entonces que la mitad de la población está presa sin sentencia. Sólo, repetimos, en el fuero común. (Quien se interese en el tema puede ampliar a detalle esa información en el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados.)
¡Al diablo con las instituciones!
Zedillo.
Cuando alguien pronunció esa lapidaria exclamación, hubo quienes pidieron el paredón en su contra por traición a la Patria. Lo ¿curioso? es que, desde el seno mismo de esas instituciones, se maquina su destrucción. A partir del sexenio de Ernesto Zedillo se inició la ofensiva para privatizar el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), profundizando su descapitalización al transferir los fonos de pensiones a una nueva cáfila de especuladores. Más de un billón 200 mil millones de pesos están a expensas de su rapacidad. A Vicente Fox le metieron la idea del Seguro Popular (una opción de sistema financiero, le dijeron) para continuar aplicando la piqueta. Los anuncios en la televisión suenan muy bonitos. Cualquier funcionario honrado en ese ente le puede descubrir la realidad real. No obstante, castigando a otros organismos, cada vez es más alto el porcentaje del presupuesto del sector Salud que se desvía a esa entelequia, cuyos servicios se anuncian ya como de Seguridad Social.
Echémosle un ojo al IMSS, sujeto a una campaña permanente de presión terrorista sobre sus finanzas: Un reciente informe indica que, al 31 de enero pasado, el número de asegurados fue de 14 millones 625 mil 11. Si se compara la estadística con la del último año del sexenio de Zedillo, se encuentra que el aseguramiento está estacionado. Diez años han pasado. En frío, sin embargo, no se ve un detalle. A causa de la inestabilidad del empleo, casi dos millones de esos asegurados, por la calidad de sus ocupaciones, pasan por la condición de eventuales: Ahora estás, ahora no estás. En la correlación porcentual entre trabajadores permanentes y eventuales, sólo entre noviembre y diciembre de 2010, mientras que los primeros se incrementaron 4.12 por ciento, los segundos 12.69. Esto es, 200 por ciento más. Es la obra del Presidente del empleo. Corolario: Por cierto, dicho sea de paso, hace unos días la Academia Nacional de Medicina le señaló al Calderón Hinojosa los problemas y rezagos que enfrenta el Sector Salud, entre ellos el retraso de 50 años que existe en el desempeño de los médicos generales, sin garantía de actualización continua ni condiciones óptimas para el cumplimiento de su vital vocación.
¡La ganadora de esta pelea… es!
Con decir que, en el reparto del pastel en Baja California Sur, el Partido Nueva Alianza (Panal) ni figuró, y su votación fue tan ridícula que quizá no alcance ni para conservar el registro estatal, si lo hubiera, está dicho todo. Eso, a pesar de que el Panal invadió previamente las escuelas, tratando de imponer a los niños la cartilla panalera. ¿Eso asusta a la dueña de la franquicia, la cacique magisterial Elba Esther Gordillo Morales? Qué va. Incluso, para 2012, “la maestra” puede tirar a la basura el membrete. Está de retorno triunfal pleno al PRI, del cual fue expulsada sin consideración del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Lideresa chapulín, de partido en partido, en elecciones estatales coqueteó con su vieja querencia: El PRI. Amadrinado por ella, es presidente “electo” del CEN del tricolor Humberto Moreira. Qué humillante deber ser para Beatriz Paredes Rangel aparecer como siamesa del coahuilense. Viejos son los agravios sufridos por la tlaxcalteca de la lengua de Elba Esther. En el balance final de esa riña permanente, los jueces pueden autorizar al árbitro en el cuadrilátero que grite el nombre de la triunfadora. Y Chiapas se alzará en júbilo: Elba Esther ondea orgullosa el huipil de su adversaria, que no le queda más remedio que lamerse las llagas denuncia el transformismo de las dirigencias partidistas.
El señor goza de cabal salud
Al debutante secretario particular del huésped de Los Pinos -literalmente huésped-, Roberto Gil Zuarth le correspondió dar a conocer el parte médico en el que le consta que su jefe goza de buen estado de salud, fortaleza física y entereza. Y la patria respiró y suspiró tranquilizada. Para dar fe de ese diagnóstico, la yegua maderista lo paseó por el centro de la Ciudad de México sin causarle sobresalto alguno. Lo que debiera responder el secretario es por qué, entonces, el apuesto jinete se ha quedado algunas veces desfallecido sobre la mesa del presidium a la vista de la asamblea, ora mortificada, ora maliciosa.
Madero no es un veneno etílico, término éste hoy tan de moda. Es Don Francisco, el que hace 98 años fue masacrado por Victoriano Huerta, otro dipsómano al que sus amigos conocían como El chacal.
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