VOY A SER MUY BREVE, pero tengo que decir que estoy muy agradecido al Club de Periodistas de México por este premio, fundamentalmente por dos razones.

La primera porque es un premio no solo para mí sino para todo el equipo de la voz que cumplió esta semana mil quinientas emisiones seguidas en directo. Es todo un auténtico récord, y este premio por eso lo podría estar recogiendo mi equipo; podría estar aquí María Jesús Alfaya, Lorenzo Ramírez y lo recibirían con el mismo orgullo y el mismo mérito que pueda tenerlo.

Pero, en segundo lugar, y esto para mí es mucho más importante, recojo este premio porque es un auténtico símbolo de la libertad, en un momento en que la libertad de prensa está siendo totalmente acosada. No solo son los periodistas exiliados, como es mi caso; no solo son los periodistas que tienen que ir con protección; no solo son los periodistas que pagan con su vida; no solo son aquellos periodistas que están en listas negras en algunos países, sino también aquellos periodistas que son conscientes de lo que es el periodismo.

Y el periodismo verdadero es decir aquello que los poderosos querrían que no dijéramos, que ocultáramos y que silenciáramos. Y cuando de pronto lo que hacemos es decir lo que los poderosos quieren que silenciemos, que callemos y que ocultemos, cuando consiguen eso el periodismo ya no es periodismo: es relaciones públicas, simplemente.

No nos vamos a rendir, no nos van a doblegar. No nos van a vencer y tenemos que recordar y esto es muy importante, que si los poderosos parecen gigantes es solamente porque la gente los mira de rodillas. Y ya va siendo hora de ponerse en pie.

Muchas gracias y que Dios los bendiga.

LUEGO DE AGRADECER al Club de Periodistas de México, en particular a la señora Celeste Sáenz de Miera, al señor Mouris Salloum y a todos aquellos que tuvieron el atrevimiento de designarme para recibir este premio, tener el gran honor de recibirlo.

Lo hago con mucho gusto como miembro de la comunidad de nuestro diario La jornada. Recuerdo que hace muchos años ya, llevo más de 37 años escribiendo en La Jornada, defendiendo los derechos humanos, defendiendo los derechos legítimos y legales de las organizaciones civiles y sociales.

A participar en el diseño, junto con muchas otras colectivas y organizaciones de lo que sucede en el país, y em la elaboración de soluciones para resolver sus problemas y desde luego en la defensa y promoción de los derechos humanos.

Hace muchos años que yo decía por intuición, pero después por convicción, que los defensores de derechos humanos y los periodistas estamos siempre juntos, y ahora esto es una realidad muy clara desde el punto de vista legal, desde el punto de vista institucional y desde el punto administrativo.

No hay defensores ni defensoras de derechos humanos sin periodistas, no hay periodistas sin defensores y defensoras de derechos humanos. Eso lo sabemos desgraciadamente en las duras y en las maduras.

Toda mi solidaridad a las periodistas y a los periodistas. Somos compañeros del mismo trayecto. Estamos comprometidos por lo mismo. Queremos un México justo, libre y digno.

Estamos por un Estado social y democrático de derecho. No nos pueden sobornar, no nos pueden distorsionar. Estamos a fondo comprometidos por lo mismo.

¡Viva el Club de Periodistas de México!

¡Vivan los periodistas y las periodistas insobornables!

¡Vivan los medios honestos y auténticos!

¡Adelante compañeras y compañeros, vamos juntos en lo mismo!