Edición 417 |
ELECCIONES 2021 |
ELECCIÓN INTERMEDIA,
CLAVE PARA LA CUARTA TRANSFORMACIÓN (4T)
Morena necesita la mayorÃa en el Congreso de la Unión; la oposición, recuperar el botÃn perdido en 2018, de ahà su desesperación.
Esta elección intermedia del 6 de junio 2021 no es como otras elecciones de sexenios anteriores. Primero porque no es tradicional, en tanto no se trata del mismo régimen polÃtico que se retroalimenta o reproduce a sà mismo. Al no tratarse del sistema polÃtico unipartidista como lo fue el PRI por décadas.
Salvador González Briceño
SEGUNDO, que la oposición real representada por los partidos polÃticos tradicionales de derecha, agrupada en torno a una sola fuerza electoral, lo utilizan como único medio para tratar de minar al partido en el poder, a Morena, como baluarte del actual presidente Andrés Manuel López Obrador.
TodavÃa más, en tanto que las acciones opositoras al actual gobierno, que solo disputan privilegios y cotos de poder —tal y como lo tenÃan controlado en el anterior régimen polÃtico corrupto—, no les da el resultado esperado. Esta es una caracterÃstica del gobierno de Obrador, en tanto las polÃticas contra la corrupción le han dado frutos.
Sobre esto último, en el sentido que el presidente en funciones ha entregado resultados a la sociedad, con el apoyo de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y la FiscalÃa General de la República (FGR), tanto de los desvÃos de recursos públicos con fines privados —el caso de algunos gobernadores y exfuncionarios públicos—, como de los conocidos moches, huachicol y endeudamiento exorbitado al paÃs.
Claro que las pesquisas de operadores, polÃticos y exservidores públicos, tampoco ha sido suficiente —al parecer de muchos—, pero porque el sistema polÃtico y de gobierno de los últimos sexenios neoliberales se corroyó hasta la médula. No habÃa dependencia de gobierno o distribución de recursos públicos que no se considerara un reparto y estuviese infiltrada o tuviese como destinatario cuentas privadas, en bancos locales o paraÃsos fiscales.
Porque las polÃticas públicas de los gobiernos que van desde Carlos Salinas de hasta Enrique Peña, todas tendÃan a privatizar las actividades otrora en manos del Estado, con recursos y todo para entregarse a empresarios o polÃticos sin más garantÃa de resultados que la colusión misma.
La pirámide se construyó desde la cabeza hacia abajo. Desde la “institución†presidencial hasta los operadores de abajo, hablando de servidores públicos que la hacÃan de operadores, enlace o mensajeros.
Cambios desde la 4T
Es decir, que los grandes montos, fraudes cometidos contra la sociedad, se emprendÃan a nombre del Estado y gestaban dentro de las propias dependencias de gobierno, desde oficinas como las de Pemex, la Comisión Federal, Caminos y Puentes, hasta las de “beneficencia pública†social como Sedesol, Progresa y un largo etcétera.
Qué decir del entreguismo casi total a empresas extranjeras (estadounidenses, canadienses o españolas), ni hablar de los endeudamientos exorbitados con el Fondo Monetario Internacional —a instancias de Washington—, de los recursos naturales del paÃs para su extracción irracional, como en la minerÃa el oro y la plata, el litio o el petróleo mismo.
Bien. Algunas cosas de estas están cambiando con la 4T. Con polÃticas centradas en el desarrollo nacional, y como el combate a la corrupción enjuiciando algunos de los principales actores o figuras públicas, y tratar de beneficiar a las clases olvidadas o sectores depauperados por la propia dinámica liberal.
Porque la famosa polÃtica del goteo desde la producción de riqueza hasta los pobres nunca llegó, porque es una falacia del neoliberalismo que ya está casi olvidada en los principales paÃses desarrollados, porque no funciona en tanto solo profundiza las desigualdades concentrando la riqueza en unas cuantas manos contra el resto de la población indefensa.
En México, como otros paÃses —léase Chile desde la instalación de la dictadura militar de Pinochet atizada por el Departamento de Estado, su secretario de Estado Henry Kissinger y la CIA—, el entreguismo a los intereses privados fue parte de una polÃtica injerencista e intervencionista, por el imperio estadounidense en la región de América Latina.
¿Será que se cocina un régimen polÃtico bajo nuevas reglas, y por eso la preocupación de la derecha opositora?
Y los gobernantes, los de México en la primera posición de la fila, prestos a servir a las exigencias del capitalismo de EE.UU. —al servicio de los oligopolios—, tal el caso de los acuerdos comerciales mediante los cuales economÃas como la mexicana se engancharon —el caso del TLCAN luego T-MEC— y sometieron a tales intereses foráneos.
Del tal grado ha sido el entreguismo de la elite mexicana de Salinas a Peña a Washington —sin olvidar el servilismo también de los gobiernos del PAN sobre todo a España—, que destrabar el dependentismo o injerencismo y romper los candados no es tan fácil.
SerÃa tanto como renegociar los tratados comerciales bajo reglas de equidad, y eso no es posible por ahora. Se requerirán otras condiciones, como las generadas por un EE.UU. hundido en su propia inmundicia y descomposición, generada por su propia dinámica interna y a punto de estallar.
Entretanto, los intentos del actual presidente, López Obrador, de comenzar por limpiar la casa comenzando con el ejemplo en materia de precepciones, ha dejado al descubierto a instituciones como la propia Suprema Corte y organismos “autónomos†como el INE al descubierto.
Pandilla de ladrones
De ahà el descontento desde el sistema de justicia que se resiste siempre a cambiar, porque ninguna reforma parece dar resultados en tanto tal “justicia†sigue siendo o parcial o para el que mejor paga. Con sus excepciones ahora, donde se está procesando a ex ladrones sin escapatoria. Algunos abogados como Juan Collado u operadores polÃticos como Emilio Lozoya, Rosario Robles, y exgobernadores como los Duarte, Cabeza de Vaca en el banquillo y otros de poca monta.
Las elecciones, hasta la creación del IFE en 1990, eran organizadas en todo el paÃs por esa SecretarÃa de Gobernación del viejo régimen polÃtico, para tenerlo todo bajo control, desde los puestos de “elección popular†hasta el nombramiento de los “servidores públicosâ€, los más serviles al propio sistema presidencialista al ser nombrados por “dedazo†del gobernante en turno.
El viejo sistema polÃtico se reproducÃa a sà mismo, desde las elecciones “democrática†bajo el control del PRI, pasando por el reparto de cotos de poder a manos de las propias dependencias partidistas, hasta el desarrollo de los planes de gobierno “sexenal†con directrices avaladas por la Casa Blanca, cuyo injerencismo ha tenido que ver con “legitimar†presidentes.
Cuando se han presentado elecciones cuestionadas porque no respetan la voluntad ciudadana y se declina en favor de un actor ilegÃtimo —como Salinas en 1988 o Calderón en 2006—, la legitimidad la buscan afuera, principalmente en Washington, con el irremediable entreguismo a sus intereses locales que a la postre resultan regionales, en tanto el control de la polÃtica estadounidense con México rebota siempre en el trato a la región latinoamericana.
Un daño, de tal calado, se ha aplicado por Washington a Centroamérica por ejemplo en materia de control migratorio —incluso ahora, con el actual gobierno de AMLO—, como al resto de paÃses siempre siguiendo directrices de control, intervencionista e imposición de presidentes.
En otras palabras, la ilegitimidad de los presidentes de México le ha restado poder a su polÃtica exterior y para la defensa de los intereses regionales, como las voces truncas en los propios organismos locales o las Naciones Unidas. A ese grado llega la violación del respeto a la voluntad popular del pueblo mexicano. No se ve, pero es claro desde la geopolÃtica de la Casa Blanca en América Latina.
Por eso son importantes las elecciones en México, además de ser “las más grandes de la historiaâ€. Por eso es importante esta elección intermedia, del 6 de junio 2021. Porque puede marcar un antes y un después a los proyectos de la 4T.
Porque pronto podrÃa quedar en disputa, o la consolidación de los planes anticorrupción y “nacionales†de López Obrador si conserva la mayorÃa legislativa en el Congreso de la Unión, o se da el regreso de la oposición, esa derecha que controló por más de 70 años el poder y fue encabezada por el PRIAN, esa dupla coludida con las principales polÃticas privatizadoras.
Sobre el tamaño de la elección
De ahà la importancia del actual proceso electoral. Más allá del total de votantes (96 millones de ciudadanos) y de puestos de elección popular en juego (como los 500 diputados federales). Es por lo mismo, que la oposición agrupada en torno a “Va por Méxicoâ€: PRI-PAN-PRD, hace tamaño revoltijo, porque como partidos no tienen más propuestas que el pasado que los delata, corruptos, impunes y entreguistas a los intereses extranjeros, gringos y españoles.
Con una desventaja de por medio para dicha oposición a Morena por dicha coalición “Va por Méxicoâ€: sin propuestas concretas para “salvar al paÃs†de la debacle en que ellos mismos lo hundieron, los votantes tradicionales del viejo sistema polÃtico ya no están o son mayorÃa. Ahora los jóvenes están abiertos a la generalidad mediática, principalmente de las redes sociales.
Es decir, que el rango mayor de votantes hoy no apoya a dichos partidos y difÃcilmente obtendrán mayorÃa para hacerse del control de los diputados. Politizados o no los ciudadanos, pero ni el PRI o el PAN (el PRD ni cuenta), mantienen simpatÃas. Por eso la unión de “fuerzasâ€, de ahà que vayan todos unidos contra Morena.
Por lo demás, este partido no tiene más estructura partidista ni otras propuestas que las del propio Presidente. Morena es solo una figura polÃtica en torno a la cual se enlistaron candidatos, y podrán obtener mayorÃa no con propuestas propias de sus candidatos, de plataforma o documentos básicos. Siquiera por la propaganda partidista, como Regeneración que no existe.
Si Morena mantiene el control del Congreso, eso le será útil al presidente Obrador para profundizar las reformas —o las obras de infraestructura, pocas porque un sexenio no alcanza para recomponer todo el tiradero prianista o el neoliberal—, porque lo contrario serÃa contener dichas “reformasâ€, entre la que destaca el combate a la corrupción y la polÃtica social.
Por cierto que también, dÃgase lo que se diga, las conferencias “mañaneras†del presidente mexicano le han ganado presencia cotidiana con el pueblo mexicano, pero también en el extranjero. La información diaria —con fines de semana recorriendo el paÃs—, si bien expone a un hombre que no lo “sabe todo†porque serÃa imposible, también un “estilo personal de gobernar†sui generis.
Es solo por eso que la oposición no encuentra asidero para criticar su gestión, como tampoco elementos o argumentos serios para convencer siquiera a sus “simpatizantes†a votar por ellos. Ni los medios de comunicación, esos que han servido siempre a los intereses del régimen priista y panista, que han enfilado sus baterÃas contra Obrador han podido “despertar†o direccionar su crÃtica, porque tampoco es constructiva, sino que denigra nada más.
La prensa extranjera injerencista
Es lo que explica, de igual manera, que la oposición derechista no tenga más opciones que acudir afuera para buscar apoyos. Y lo obtiene, como Claudio González Guajardo y su organización Únete, AC., que en seis años reporte ingresos por 667 millones de pesos, un 78 por ciento en donativos. Unión de “empresarios†con fuertes vÃnculos con el PRI y el PAN. Todos contra Morena y el presidente Obrador.
También, que medios como el The Economist critiquen al mandatario mexicano de “falso mesÃas†por su “activismo polÃtico electoral†desde las “mañaneras†(recuérdese que este medio británico apoyo el golpe de Huerta contra Madero). O la crÃtica del diario francés Le Monde por la “hiperpresidencia†de Obrador, porque “electriza†la campaña electoral y “desacredita†a la autoridad electoral.
En otras palabras, son medios que defienden solo el interés imperial de sus paÃses, se entrometen en asuntos que no les compete, porque se trata primero de un “presidente legÃtimo†que no le debe la presidencia a ningún ente externo —el caso de AMLO es distinto a otros presidentes mexicanos como lo referimos supra—, y luego, porque la decisión de elegir a representantes populares es solo cuestión de los ciudadanos de cada paÃs.
EL caso es que Le Monde le sigue el juego a The Economist, y ambos a la prensa estadounidense como lo han señalado medios como el The New York Times, que se oponen a la gestión de Obrador en México. ArtÃfices todos del injerencismo en los asuntos internos de terceros, y en este caso porque la derecha lo ha estado cocinando a su favor.
Pero poco les resulta. Porque es el ciudadano de a pie el que tiene la última palabra. Y este 6 de junio quedará plasmado en las urnas. Pese a lo que la derecha pripanista quiera: recuperar el poder cuando un pasado la delata. No les importarÃa organizar el golpismo contra la presidencia de López Obrador: el llamado “golpe suaveâ€, como lo saben financiar la CIA o la Usaid en la región latinoamericana.
Sin embargo, esta elección es clave —por cierto, tan violenta como la de 1988, asesinando candidatos—, quizá porque en el fondo se estarÃa cocinando un régimen polÃtico bajo nuevas reglas. ¿Será? O se trata solo del sueño de un “mesÃasâ€, de un “hiperpresidente†o del deseo de un pueblo cansado de tanta mafia que creció al amparo y enquistada en el poder “institucionalâ€.
Este es el antes, tras el 6 vendrá el después. Se verá.
More articles by this author
< Prev | Próximo > |
---|