DIEZ GOBERNADORES AMENAZAN

CON SALIR DEL PACTO FEDERAL

Juan Bautista Aguilar

La nación, como concepto tradicional de cohesión puede verse erosionado; es una declaración de guerra anticipada

“No me voy a reunir con ellos, intentan utilizar la investidura presidencial”: AMLO.

La forma de realizar política en México está cambiando. Diez gobernadores levantan la voz para cuestionar la añeja solidez del pacto federal, y ahora amagan con la separación de sus estados soberanos e independientes de la República. La confianza política plasmada en la Constitución desde 1824, está empezando un proceso de degradación que amenaza pulverizarse.

LO EXPRESADO por 10 gobernadores, que representan la tercera parte del gobierno federado, hoy adquiere un peso específico en un momento de crisis; primero económico, provocado en gran parte por el letal coronavirus, pero que puede generar una profunda y severa crisis política, que alcance a tocar las estructuras del sistema político mexicano.

El llamado de este grupo de gobernadores, tilda directamente a la construcción, al posicionamiento de un gran bloque opositor como si fuera el “Muro de Berlín” mexicano, que paradójicamente divide al país de la cintura hacia arriba. El “cuerno de la abundancia”, como se llamó desde el siglo XVIII hasta entrado el siglo XX, corre el riesgo de ser dividido en dos.

Anunciar una posible salida del pacto federal, en términos político, equivale una declaración de guerra, al primer ejecutivo federal; esto es, al mismo Presidente de la República. No es un asunto menor este primer pronunciamiento, habría que atenderse con la urgencia, prudencia y sensatez política que requiere el caso.

Por la federación

La unidad de la nación, ese proceso nunca terminado de cohesionar bajo un régimen que privilegia el presidencialismo como una fuente de poder vertical, hoy puede estar enviando mensajes de su fragilidad y enmohecimiento, ante las nuevas exigencias políticas en medio de un entorno electoral hacia el próximo año, y las políticas públicas de redistribución del gasto e inversión económica a aprobar este año en el congreso de la Unión.

Bajo las banderas de la autonomía de los estados y defensa de los intereses soberanos estatales, la Alianza Federalista, se lanzaron a campo abierto a cuestionar el recorte al gasto público por parte de la Federación; es decir, vía la secretaría de Hacienda, y de paso, a protestar por la eliminación de los fideicomisos. Los aliancistas amenazan el pacto federal y exigen un replanteamiento de nuevas reglas de juego, de una más equitativa y justa redistribución del ingreso.

Estamos ante un inédito escenario de fragmentación de la política federal, donde hay más riesgos que ganancias políticas. Este llamado a la rebeldía, tiene que ser atendido con prontitud y seriedad, ante de que escale a otros escenarios que conduzca al país, ahora sí, a una fragmentación, atomización, a una balcanización de las relaciones de poder en nuestro país.

Hoy es necesario implementar no solo una mesa de dialogo ante el bloque de diez gobernadores, es indispensable establecer nuevos actores políticos que sirvan de negociadores ante una bola de nieve que puede empezar a crecer. Ellos, los gobernadores, demandan diálogo, acuerdos, respeto a las partidas presupuestales, que desde del centro, son adelgazadas, sin ofrecer posibilidad de reconsideraciones.

El pacto federal puede estar siendo modificado por la vía de los hechos, por los diez gobernadores que al parecer ya fijaron una ruta distinta a palacio Nacional. Se trata de: Martín Orozco, gobernador de Aguascalientes (PAN); Javier Corral de Chihuahua (PAN); Francisco Cabeza de Vaca de Tamaulipas (PAN); José Rosas Aispuro Torres de Durango (PAN); Enrique Alfaro de Jalisco (MC); Silvano Aureoles Conejo de Michoacán por el Partido de la Revolución Democrática (PRD); Ignacio Peralta de Colima por el Partido Revolucionario Institucional (PRI); Miguel Riquelme Solís de Coahuila (PRI); el independiente Jaime Rodríguez Calderón de Nuevo León; y Diego Sinhue Rodríguez Vallejo de Guanajuato (PAN).

Este inédito momento del cual no se tenía un precedente, puede marcar el inicio de un capítulo distinto en la lucha por el poder en México, lo cual todavía entendemos, bajo las normas de una democracia moderna, bajo la cual el régimen se ha edificado los últimos 196 años.

¿Qué dice el Presidente?

La declaración de distanciamiento de los 10 gobernadores, se realizó el lunes en voz principal de David Alfaro, Gobernador de Jalisco, y a ello siguieron cada uno de los gobernadores, quienes desde sus estados ratificaron la declaratoria de “guerra “.

En la mañanera de este martes 27 de octubre, a las 8:10, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, respondió a pregunta expresa de una reportera sobre el tema:

“No hay ningún problema con ese tema. Primero, el tema tendría que llevarse a una consulta con la gente, con los ciudadanos que gobiernan en cada uno de sus estados. Segundo, ello tendría que realizarse a través de una reforma que tendría que aprobarse en el Congreso de la Unión, lo cual a su vez tendría que resolverse por el poder judicial de la federación. Tercero, ¿qué está pasando? Que estamos en un proceso electoral y se están agrupando en nuestra contra. Esto es normal, es legítimo. Respetamos las posturas. No hay nada que temer. Eso no le va a gustar a la gente. No me voy a reunir con ellos. No voy a permitir que se utilice a la investidura presidencial. Es una actitud propia de la temporada, ellos andan muy nerviosos”.

Recuadro

Estados en rebeldía

En el pasado, las voces disidentes, aisladas protestas solitarias en medio de la llanura, las cuales eran apagadas desde el centro del poder político con una sola llamada, en contra de algún gobernador inconforme con el trato a su estado, era la norma. Meterlos al redil o buscar su renuncia por motivos de salud, fue la norma por muchos años en el anquilosado sistema político del pasado que no termina por sucumbir.

La suma importa, no es lo mismo uno o dos que diez. Y en el camino de la disidencia, podrían sumarse otros estados, pero será un escenario todavía por analizar; sin embargo, está ahí la posibilidad. Querétaro, Sonora, y Estado de México, son elementos a considerar, principalmente por su filiación política de quien los gobierna.

El tema fiscal, que es la piedra angular en esta disputa por la Nación, será un tema en el que hay que profundizar, pero por lo pronto podemos comentar que el sistema federal todavía está hipercentralizado, lo cual provoca que los gobiernos estatales mantengan una dependencia de las transferencias federales. En relación al gasto, un estado determina casi el 40 por ciento de lo que recibe de la federación, y de su recaudación, ésta ha decrecido en los últimos años, debido al mismo sistema federal.

El tema, también obligará a una necesaria revisión de las fuentes de ingreso de los gobiernos, de las transferencias que recibe por población, no por producción por lo que produce, como el delicado tema de la deuda. Estamos ante la punta de un tema, que todavía no alcanzamos a ver en su dimensión y profundidad y que esta controversia que hoy se abre, seguramente dejará al descubierto temas que estaban ocultos en las capas profundas de un tema anquilosado que hoy sale a flote y tendrán que ser ventilados en forma pública y en los espacios legislativos.

Necesario atender este llamado de los gobernadores y revisar el tema del pacto federal con otra mirada, lejos de verlos como simples enemigos o contrarios, porque ellos, fueron también electos por el voto popular libre y soberano.

Los nuevos vientos obligan a mirar hacia delante y resolver el presente sin rencores del pasado. Todo ello por el bien de la Nación.

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