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Discrepancias entre AMLO y el sub MARCOS, la explicación
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Edición 401

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¿Por qué no se puede hablar de reconciliación?

Discrepancias entre AMLO y el sub MARCOS, la explicación

Juan Bautista

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La ruptura ideológica

EL EZLN IRRUMPE como un nuevo actor social, político y militar, con ideología y bandera propia para enarbolar y defender sus propuestas de autonomía y dignidad. Su sorpresiva aparición fue de tal magnitud, que parecía despojar a los viejos y maduros movimientos sociales en América Latina y el mundo, por nuevas reglas en sus intentos de cambiar el orden global.

Pero a diferencia de los viejos cánones que exigían el cambio del poder, la sustitución de los antiguos líderes por nuevos y en otros casos, la sustitución de todo el gobierno y la creación de otros sistemas, el EZLN imponía otro referente: luchar contra el poder, pero no tomarlo: construir otra o muchas formas de organización social, pero no sustituir al Estado. Echar abajo el discurso autoritario, por su conversión en un diálogo horizontal, donde se “manda obedeciendo”, donde los de abajo el pueblo, los de la montaña, los campesinos y principalmente los pueblos originarios, la sociedad civil, fueran las bases principales, las piedras angulares de una forma de concebir y orquestar la organización social.

El EZLN llega una noche para quedarse un largo amanecer por casi tres décadas. Su nacimiento, como todo movimiento, fue como un volcán social. Su telúrica aparición, movió en ese momento, las más profundas estructuras del sistema político mexicano, desde su concepción y en-ladrilla-miento después de la revolución mexicana.

La vieja clase política, acostumbrada a nombrar y mandar como en los viejos tiempos del porfirismo, a organizar y arrobarse la representación popular, a instituir y avasallar en los procesos electorales con autoridades impuestas “democráticamente” por dedazo” a modo de servir al sistema; por primera vez se vio mellada, tambaleó su estructura y régimen jurídico.

Aquella primer reforma política cincelada a mediados de los setenta, donde la oposición mancillada --con sus líderes ya puestos en libertad-- que se ufanaban de estar en franca disputa con y para el poder, fue derrotada por una nueva realidad, por una fuerte corriente ideológica con sello, primero marxista-leninista y después, mutando al sector exclusivamente indigenista bajo una visibilidad horizontal, para posicionarse de puntos que estaban vacíos, por conquistar espacios abandonados por siglos: la dignidad y autonomía de los pueblos indígenas.

El primer mensaje del EZLN, la primera bala con carga histórica e ideológica, fue dirigido hacia el sistema neoliberal, capitalista y a su representante, el sistema político, económico, social y cultural mexicano. El segundo disparo, caminó al corazón del sistema político mexicano, para decirle: “Ya no sirves y no fuiste capaz de incluir y respetar la defensa de los derechos de todos los sectores de la nación mexicana”.

De ahí que los partidos políticos, sus dirigentes y líderes, sean los primeros preocupados por intentar acercarse al naciente movimiento social y militar. El EZLN, sin encontrar eco en sus pretensiones, los mantuvo a raya, detrás de la cerca.

El EZLN no lucha por el poder, para llegar a él y transformarlo, como los partidos políticos y desde luego, para servirse del mismo, sin modificar un ápice su concepción.

Para entender más explícitamente estos conceptos, es necesario referirnos a dos principales historiadores sobre el zapatismo: John Holloway y Raúl Zibechi.

Holloway, anota:

“Aquí no manda el capital, aquí vamos a determinar la vida de otra forma”. “La alternativa frente al control estatal es la lucha por la autodeterminación. El camino para llegar a una nueva sociedad es indeterminado y no puede asentarse en un modelo preestablecido. Entre las posibilidades que perfilan el cambio social, destacan el mandar obedeciendo que, al pasar de la representación a la delegación, subraya la responsabilidad del representante ante quienes lo eligen, y la rotación de los delegados para evitar la institucionalización.” (1)

Este autor, quien cuenta en su haber la construcción de toda una teoría política sobre las formas de organización de los movimientos sociales en el mundo, destaca en primer lugar la construcción de estructuras organizativas y de mando horizontal, que en el caso del EZLN no persigue el poder, simplemente crea otros espacios con mandos horizontales y rotativos. Con lo cual, niega toda interacción con sus representantes a quienes ve como el rostro del gran capital internacional y nacional, quienes, como todo sistema depredador, sólo cuida sus intereses, no los de la población en todos sus estatus.

Y para el caso de la interpretación de la génesis y lucha del zapatismo, Raúl Zibechi, desliza una serie de conceptos que ayudan a la comprensión profunda de este movimiento que ya es maduro en su organización y operación.

“La lucha por la dignidad, por la autonomía, una tensión emancipadora y que constituyen la argamasa, el barro, con la que se nace y crece este y otro mundo”. (2)

La dignidad como punto de articulación, establece una seria de elementos compartidos por los movimientos sociales:

  • Están arraigados en el territorio, espacios físicos recuperados o conquistados.
  • Buscan autonomía de estados y de partidos políticos.
  • Trabajan por la revaloración de la cultura y la identidad.
  • Son capaces de configurar a sus propios intelectuales.
  • Están constituidos también por mujeres, que desempeñan un mayor papel.
  • Están preocupados por la organización del trabajo y por las relaciones con la naturaleza.
  • Rehúyen de las organizaciones jerárquicas.
  • Sus acciones promueven la visibilidad y la reafirmación de su identidad.

Necesaria la explicación del proyecto de los mínimos principios que estarían rigiendo al zapatismo desde su génesis, para de ahí, entablar un acercamiento a la comprensión de las posturas ideológicas y su distanciamiento de una posible negociación sobre su campo de acción y conceptualización sobre el poder y formas autónomas de organización.

¿Qué llevó al EZLN a romper en forma definitiva con el PRD?

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La mayor traición al zapatismo, el quiebre de una negociación

EL CAMINO DE LUCHA emprendido por el EZLN, primero con las armas en la mano y en combate abierto, dura doce días y según reportes periodísticos las víctimas por esos enfrentamientos alcanzan medio centenar de muertos y 40 heridos. Se ordena un cese al fuego unilateral por parte del gobierno federal y se envía al congreso una especie de Ley de amnistía, y se nombra a un negociador, a Manuel Camacho Solís, quien será ave de paso.

A partir de este primer momento, el EZLN, emprende una ruta de negociación, consulta, propuestas, mesas de análisis, entre sus bases y enlaces con grupos indígenas en todo el territorio nacional, que los lleva a mantener una política de diálogo permanente, primero con las armas en la mano, y después ya sin ellas, donde anuncian su incursión más como actores sociales que como grupo político-militar.

A 26 años de su surgimiento y diez más de su fundación y gestación, el EZLN ha transitado por varios estatutos en su relación con el gobierno que se propuso en un principio “derrocar”, con armas y sin armas, pero sí con la razón y dignidad.

Existe un largo rosario de leyendas y títulos de las más distintas comisiones y momentos en que el EZLN, el Gobierno Federal y otros actores, interactuaron para llegar a algún acuerdo firme, sólido, el cual no ha encontrado buen puerto.

Entre estos intentos de acuerdo, tenemos la instalación de Comisiones, Diálogos, Marchas, Caravanas, Iniciativas de ley y sobre todo, los Acuerdos de San Andrés Larráinzar, como el paso más sólido por llegar a la paz definitiva. La Ley Cocopa, donde ya interviene el Legislativo en su conjunto, además de otra comisión independiente la Conai, la cual fue disuelta durante el tiempo de Zedillo. A este inusitado esfuerzo de la construcción de la paz y dignidad, a prueba de sabotajes permanentes, persecución, represión, celadas y muertes, se encuentran las seis declaraciones de la Selva Lacandona y encuentros nacionales, como los de Aguascalientes e internacionales y multiculturales, éstos últimos como una aportación al mundo global y su inserción en los llamados a “cambiar y construir un nuevo mundo, sin tomar el poder”.

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En ese transitar, el EZLN se convirtió en una especie de actor social necesario, al que todo político miraba para ver qué raja podía sacar de ahí, qué provecho para su futuro inmediato.

El problema visto desde el Gobierno Federal, en términos funcionales, era administrar y alargar más ese fenómeno de insurrección social y armada, en constante diálogo para encontrar salidas moderadas, civilizatorias y humanitarias.

Después de los aciagos primeros doce días de guerra de guerrillas, el gobierno Federal, llevó tomó la delantera en preparar escenarios para simular ante la opinión pública, que el “problema se estaba arreglando”, aunque por debajo de la mesa, se detuviera a dirigentes, se invadiera territorio zapatista, se realizaran sobrevuelos rasantes en los montes azules, o en Las Margaritas, se propiciara una masacre como la de Acteal o se tendiera la mano, para firmar un nuevo acuerdo, ahora con la presencia de los partidos políticos o incluso, se les invitara a asistir a la ciudad de México, al corazón político del sistema de partidos: el Congreso de la Unión.

Y ahí, frente a todos los actores políticos, excepto el de los integrantes del Partido Acción Nacional, parte de la comandancia del EZLN tomara la tribuna para exigir la reflexión profunda (29 de marzo del 2001) y respetar los acuerdos de San Andrés, y, a través de la Cocopa, la iniciativa surgida de ahí, bajo la participación de la sociedad civil para que se aprobara en forma definitiva. Algo que nunca ocurrió y por el contrario, marcó la traición del Legislativo, en representación directa de los dueños y gerentes de los partidos políticos.

Quedará para la historia, las incansables muestras de diálogo entre el EZLN y otros actores, así como la presencia de 23 comandantes guerrilleros encapuchados sentados en las curules como invitados especiales, que fue más de decoro que de acción real. Las voces zapatistas bordaron en el vacío. La traición a la firma de los acuerdos ya estaba pactada entre los partidos desde los últimos días de diciembre del año 2000, justo después de que el recién llegado presidente de la República, Vicente Fox, enviara la iniciativa de Ley sobre derechos y cultura indígena, elaborada por la Cocopa. La sacó del cajón para mostrar como un gesto muy personal de conciliación.

Esta Ley, en los hechos, fue transformada en su versión original, para convertirse en otro texto, muy lejos de rescatar el espíritu, conceptos y acciones concretas y líneas de nueva interpretación en ejercicios de un derecho indígena, que no se encuentra plenamente reconocido por la actual constitución mexicana.

La investigadora María Ester Ceceña, es precisa al respecto:

“El Congreso transforma la Ley Cocopa en una disposición que niega a los pueblos indios como entidad de derecho, que niega sustento territorial a su ejercicio de autodeterminación y que cubre con un manto asistencialista mediante el cual se introducen varias de las condiciones del Plan Puebla Panamá (reconocidas como ley suprema) lo que en la Ley Cocopa eran derechos y decisiones de los pueblos relacionados con sus usos y costumbres. El contenido de la Ley es completamente desvirtuado, al grado de convertirse casi en lo contrario de lo acordado en San Andrés, y esto es anunciado por miembros de todos los partidos como el primer acuerdo por unanimidad que adopta el Senado de la República, sin el menor asomo de vergüenza. Los millones de mexicanos que se habían pronunciado por la aprobación de la Ley Cocopa no alcanzan ni un solo voto de reconocimiento”. (3)

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El 29 de abril del 2001, el EZLN desconoce los acuerdos y se ausenta de toda clase de negociación. Un poco tarde, para darse cuenta de la red tendida por los partidos que aceptaron una reforma que deja al indígena y las reivindicaciones sociales del EZLN en la misma posición que antes del 94. Fue una reforma de oropel, donde en los hechos, no se avanzó en un mínimo reconocimiento a lo fundamental: la autonomía y ocupación de los territorios, así como el usufructo de los bienes nacionales que se encontrasen ahí.

¿Quiénes y cómo traicionaron al EZLN?

¿Por qué el PRD, en especial, le dio la espalda al EZLN?

El surgimiento del EZLN, en 94, generó un socavón al sistema político mexicano y a su tren de la historia, le propició, una profunda mella a los partidos políticos como a sus gerentes, o mal llamados líderes, en especial a aquellos que se sentían los representantes de la izquierda.

En seis años, con la salida y entrada de tres presidentes de la República, y la rotación de los mismos rostros en la política, aun en distintos puestos de representación popular, antes diputados y ahora senadores o a la inversa, el tren bala del EZLN, finalmente se vio eclipsado por el juego de la política tradicional sistematizada.

No sólo fue un partido en especial, el PRD, quien le dio la espalda al EZLN, fue el Congreso en pleno, bajo negociaciones secretas establecidas bajo las normas oficiales de la diplomacia y la política. Pero esta vez, no fue la política sola, a ello se sumaría el tema económico: el presupuesto para el nuevo gobierno de la ciudad de México.

La traición al EZLN

EL MÍTICO AÑO 2000 llegó con nuevos aires de cambio social y nuevas ideas por imprimir y dejar hacer, de retejer otras formas de interrelacionarse entre los partidos emergentes al poder y rostros ya conocidos, pero en diferentes cargos públicos.

La ola que despertó la llegada de Vicente Fox, con banderas de cambio, de un político nada tradicional, gerente de una de las empresas multinacionales más poderosas del planeta, ofrecía aire fresco a la nueva República y se pronosticaba un futuro promisorio. Al final, otra sería la historia.

En otro tono, quizá menos espectacular para ese entonces, pero con mayores alcances, aparecía ya en la cordillera de las montañas de la periferia de la Ciudad de México, allende las fronteras, el rostro de Andrés Manuel López Obrador, dispuesto a gobernar con toda su inteligencia y conocedor del movimiento de los hilos del poder al interior de su partido como en la instrumentación de políticas públicas para ayudar a los que menos tienen y a los de a pie.

Para el primero de diciembre del año 2000, ya todos en operaciones y proyectando los nuevos planes y enfrentando retos de conducción de país y de ciudad, a final del año se avecinaba la primera prueba para ambos gobiernos: conciliar y coordinar acciones que a cada uno le permitiera pisar en firme, construir sobre la primera piedra de sus sexenios.

Y el otro gran tema, los políticos no pueden moverse solos, porque traen a cuestas un ejército de militantes y más, parlamentarios que en muchas ocasiones influyen en la toma de decisiones. Muy representativo de los sistemas parlamentarios, donde la punta, en ocasiones manda y en otras, donde la mayoría se impone, puede ser la masa parlamentaria y los partidos con sus dirigentes quienes influyan en el curso y rumbo político de los presidentes de la república o gobernadores.

Necesario recordar que para el caso mexicano, la nueva era del año 2000, la salida del PRI de los pinos, de la presidencia de la República, sellaba 70 años de impunidad, de simulación, de robo a la democracia. E implicaba más, una oportunidad para terminar con acciones verticales y cacicazgos históricos que habían enmohecido las mismas estructuras. El elefante de la burocracia, ya presentaba síntomas de reumatismo y trombosis.

La primera composición del congreso en tiempos de transición.

El cambio significaba nuevos aires. El PRI no terminaba de morir y el Pan, no terminaba por gobernar, el PRD, crecía y maduraba lentamente. Así lo reflejaban las cifras en la representación del Congreso de la Unión.

Cámara de Senadores:

Senadores                               Partido

59                                           PRI

47                                           PAN

16                                           PRD

5                                             VERDE

1                                             INDEPENDIENTE

 

Coordinadores parlamentarios

Enrique Jackson                              PRI

Diego Fernández de Ceballos           PAN

Jesús Ortega Martínez                     PRD

Jorge Emilio González Martínez                VERDE

Como se observa la mayoría de los senadores era del PRI, que en estrecha alianza con el Pan y el Verde, porque en esos tiempos, ese era el estilo, aun perdiendo, seguían ganando y dominando ciertos temas e influían en la vida de las principales decisiones.

Y para eso está hecho el sistema de partidos en México, para seguir protegiendo al partido en el poder, quien quiera que sea el gobierno, quien esté al frente. Para ese entonces, la oposición real, no existía. En los hechos, había una especie de triple alianza que con el tiempo llegó a modificar la ecuación sin importar las ideologías, símbolo de nuevos tiempos.

La herencia política en funciones del PRI y sus alianzas soterradas con el PAN y el Partido Verde, como un grupo de familias insertadas en la política bajo la cachucha ecologista, eran un arma que seguía operando en favor de frenar a un PRD, que ya comenzaba a dar claras muestras de alta negoción con los verdaderos poderes para avanzar en su posicionamiento parlamentario.

¿Cómo se fragua el golpe definitivo al EZLN?

AUN CONSIDERADO un cambio social de profunda trascendencia para el país, al menos eso indicaba el reloj de la historia, la alternancia en el poder parecía tener otras manecillas, en el Congreso de la Unión, en la cámara baja, el partido del ex poder, el PRI, apenas era superado por Acción Nacional por tres votos. Ello indicaba, sí un cambio en la punta de la pirámide, pero lejos estaba todavía el cambio y descenso a la base, a las estructuras políticas y sociales.

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Ahora nadie tendría la mayoría como partido para legislar solo. Siempre necesitará la ayuda del otro, para sumar las tres cuartas partes del congreso. Así, la política de alianzas, más que ayer, se convirtió en una moneda de cambio para avanzar, cada quien sobre su propio cuño o para arrinconar, al contrario, descarrilarlo.

Y eso fue precisamente lo que sucedió, al entrar la Reforma, la Iniciativa de ley indígena, emanada de la Cocopa, fue descarrilada por todo el conjunto de los partidos en sesiones expresamente convocadas para su amplia discusión y posible aprobación, situación que llegó al alto contraste porque ocurrió totalmente lo contrario

En la cámara de diputados, también se turnó a comisiones y al pleno, con lo cual encontró serios obstáculos desde su llegada aquel 5 de diciembre. Discusión que se llevaría todo el mes de diciembre, entre las comisiones y un proceso de negociación interna en el PRD, para ser aceptada con modificaciones y, tres meses después, ser aprobada en lo general y en lo particular. Pero esa ley, ya no era la originaria, ya era otra muy distinta a la presentada por el mismo Ejecutivo Federal, emanada de la Cocopa.

La cámara de diputados estuvo conformada de la siguiente forma, ya con diputados de mayoría relativa y representación proporcional:

Partido                                                                Diputados (total)

Acción Nacional                                                           206

Revolucionario Institucional                                        209

Revolución Democrática                                                       53

Verde Ecologista                                                          18

Del Trabajo                                                                            8

Convergencia                                                                  1

Sociedad Nacionalista                                                    3

Alianza Social                                                             500

Coordinadores parlamentarios

Felipe Calderón Hinojosa                                   PAN

Beatriz Paredes Rangel                              PRI

Martí Batres Guadarrama                                  PRD

Bernardo de la Garza                                Verde

Ricardo Cantú                                           PT

El presidente Vicente Fox, envío la iniciativa de ley a la cámara de senadores el día 5 de diciembre del 2000. Llegó con mucha expectativa, porque ya se negociaba incluso que al año entrante estuvieran los propios representantes del EZLN, e incluso se llegó a mencionar al Subcomandante Marcos, para que pudiesen presentarse en la misma tribuna del congreso en calidad de invitados especiales, a escuchar y defender la propuesta emanada de la discusión del 96 en la Cocopa y que incluso recuperaba la esencia de los acuerdos de San Andrés, génesis de los convenios con el gobierno en mesas de diálogo.

La prensa nacional, la antigua prensa nacional y columnistas, le dieron mucho vuelo a este gesto histórico del ejecutivo federal y la imagen que recuperaba al mismo legislativo, como intermediario de un conflicto, sin tomar partido de cualquiera de las partes. El parlamento, decían, volvía a tomar su histórico papel de utilidad social, de servir al pueblo.

Pero en la agenda legislativa mexicana de ese fin de año y principio de siglo, había otros temas apremiantes y urgentes, de inmediata resolución, como se dice en el argot parlamentario.

Como cada diciembre, un tema central, era la discusión y aprobación del presupuesto federal, donde se asignan las partidas presupuestales a cada entidad federativa y renglón por sectores, de lo que se invertirá y gastará en los planes de gobierno y sectores descentralizados hacia el año entrante.

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Pero el punto medular, era que esta iniciativa, la primera de gran calado enviada por el ejecutivo federal, establecía un rango prioritario, porque la solución al conflicto chiapaneco había sido propuesta de su campaña política en la cual prometió que en 15 minutos resolvería ese conflicto sexenal, y por otra parte, para los partidos políticos, representaba la enorme oportunidad de legitimarse ante una sociedad que reclamaba cambios y al mismo tiempo ponía a prueba la forma institucional de gobernar en un proceso marcado por la incipiente transición.

Ese diciembre fue intenso en su negociación política, los cabilderos (hoy institucionalizados), iban de un lado a otro, llevando las propuestas a los líderes parlamentarios, a los presidentes de las comisiones, pero al mismo tiempo, a los gobernantes.

El presupuesto económico federal, las partidas asignadas entran en un túnel de negociación y lleva la mano quien gobierna más y quien sumó más votos en la elección anterior reciente, y ese grupo, es quien inclina la balanza. Así ha sido siempre, y no se ve que cambie, en relación a la correlación de fuerzas políticas.

Últimos días de diciembre, el cerco se estrecha.

Lo que viene a continuación es una crónica, un relato off de récord, que confió un asesor en materia financiera de la fracción parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática a este reportero, después de ser entrevistado en radio, para el programa de Los Periodistas, que por esas fechas coordinaba y dirigía en una estación de radio de Amplitud Modulada, todas las mañanas al amanecer en la ciudad de México.

Fuera de micrófonos, en un café de la esquina en Avenida Chapultepec y la calle de Praga, por ahí de las 9 horas, sobre una de las mesas del establecimiento, me dijo:

Sabía que la política era sucia, pero lo que vi ayer, me provoca nauseas: ¿Cómo los políticos son capaces de vender los ideales de un pueblo, traicionarlos, echarlos al cesto de la basura, o mejor, intercambiarlos por unos cuantos pesos?, dijo con voz entrecortada el asesor de tez blanca, ojos claros y cabello obscuro. ¡No tienen madre¡, sentenció, y guardó una especie de silencio.

¿Qué fue lo que sucedió?

HABLÓ DE LO QUE NADIE quisiera hablar, de cómo se puede vender la dignidad de las personas sin importar años de luchas, siglos de explotación, de la condición miserable de lo que implica que los que menos tienen y sigan siendo engañados, explotados sin misericordia.

La charla que apenas iniciaba, no centraba la entrada del tema. Ambigua en principio como el mismo amanecer ya en uno de los primeros días de enero del 2001. En su rostro se dibujaba una expresión de molestia, de angustia. --¡Tengo que contártelo!, expresó--. Y agregó: esto es para que lo cuentes en el momento que tú lo creas conveniente, para que se conozca cómo se fraguan las traiciones en este país, con estos partidos y sus dirigentes, acotó con voz entrecortada.

¡Dos café cortados y dobles! solicité al mesero que apenas terminaba de desdoblar el limpio y blanco mantel que recibía a los primeros comensales.

Fueron días de intensa negociación con los priistas y panistas, y también con los del PRD, Mira todos ahí, son como familias separadas, cada quien tiene que ver por los suyos, y en ocasiones, cuando conviene a todos, poner las fichas en la mesa y ver cuáles son los beneficios y las consecuencias, expresó mi interlocutor, a quien ya no interrumpí para que hablara de un jalón sobre el punto medular de lo que se anunciaba:

La crónica de una traición

COMO ECONOMISTA de carrera y profesor que fue, inició su charla en forma pedagógica así:

El Congreso de la Unión, su poder legislativo, está integrado por ambas cámaras, la de senadores y diputados, cada año aprueban el presupuesto económico que se va a invertir, a gastar en todos los rubros que tienen que ver con la administración pública de este país. De ahí salen las partidas para todas las dependencias federales, como para los gobiernos de los estados, y también se emiten recomendaciones sobre los gastos prioritarios y de mediano y largo plazo. Este año, el 2000, representaba un reto en especial: primero porque el priismo, que mandaba históricamente, había perdido la dirección del país y su administración, y segundo, porque había que mantener la unidad de la nación en un proceso lento de transición, pero sin transformaciones profundas del aparato de Estado. Además, lo que significaba lidiar con un gobierno opositor al gobierno de la República, es decir, considerar la delicada posición de tener como jefe de gobierno, a Andrés Manuel López Obrador, quien desde este momento ya se ve como un candidato natural a la próxima contienda presidencial, aun cuando falten seis largos años.

Ahora bien: ¿qué pasa si quieres frenar la veloz carrera de López Obrador desde el principio, aun cuando haya ganado en forma legítima la regencia de la ciudad? Pues simplemente le cierras la llave del presupuesto económico que recibe de la partida presupuestal del Congreso, porque además, como es una entidad sin autonomía ni Congreso y Constitución propia, todavía depende en mucho de un acuerdo y normas generales que establecen su regulación.

Y es ahí, donde el gobierno del presidente Vicente Fox, a través de sus coordinadores parlamentarios, los instruye, claro, sin aparecer él, a que vean la forma de sacar adelante sus iniciativas y propuestas. Y de paso, cercar lo más posible, al incipiente gobierno de la ciudad de México, que había conquistado la voluntad popular por continuar con el proyecto, entonces denominado de izquierda y de carácter más social.

La operación no tardó en hacerse sentir en las primeras discusiones sobre el presupuesto, ya entrada la segunda quincena del mes de diciembre de este 2000, decisión que tendría que estar lista ante de terminar el año. El tiempo como siempre corría en contra de una sana negociación.

Debo decir, que la fracción parlamentaria del PRD, en principio estaba de acuerdo en aprobar sin la modificación de una coma, la de Ley Indígena enviada por Fox al Congreso, porque el partido había sido uno de sus promotores e impulsores desde el principio, ahí también estaba su mano, su posición histórica, al menos eso dijo en las sesiones a puerta cerrada.

Pero esa ilusión, ese anhelo, en los hechos, duraría pocos días, antes de que terminara el año, estaría sepultada como la historia que fue. Lo que vendría ya sería harina de otro costal.

En la mesa de negociación sobre el presupuesto para la ciudad de México, a la cual yo asistí en términos formales, se me dijo: No hay dinero para la ciudad, si quieren, diles a tus jefes, que sólo les damos 2 mil 500 millones para su presupuesto. Y que no hay de otra sopa. Así, tajantes, olvidando toda cortesía que marcan las formas parlamentarias, los representantes del PAN y del PRI, además ellos coordinaban la comisión de hacienda y crédito público, se levantaron de la mesa en un pequeño salón de San Lázaro y se fueron.

Con esa información me presenté en una reunión con los coordinadores parlamentarios del PRD. Me dicen que sólo hay 2, 500 millones para el gobierno de la ciudad, y no más, les dije, y guardé silencio. Las miradas de Jesús y Martí, se encontraron, ambas voltearon hacia mí en tono escrutador.

Mira…dijo Jesús. Eso sí que va a estar de antología, el jefe pondrá el grito en el cielo. No podemos permitir que nos traten de esta manera, cerrar la puerta al presupuesto es cerrar el paso a la izquierda, a las políticas públicas de interés social, es tratar de frenar el desarrollo del mismo partido en la ciudad.

Ellos, los de la oposición, Fox, Ceballos, Jackson, Calderón, intentan frenar nuestro tren.

¿De cuánto eran los montos que le otorgaban o autorizaban a Cuauhtémoc Cárdenas? Preguntó en tono más firme, uno de los dos coordinadores.

Durante los años que estuvo al frente de la ciudad, recibió entre 10 mil millones durante tres años y otros dos, por 11 mil millones de pesos.

Y entonces ¿por qué ahora quieren ofrecernos esas migajas? ¿Cuál es el plan? Regresa a las comisiones y diles que no aceptamos esa cantidad y que en todo caso, podría considerar más de la mitad que estaba recibiendo la administración pasada. Y no regreses si no tienes respuesta.

-Pues eso si va estar muy complicado, no sé ¿cómo le vamos hacer? esos cabrones ya nos cerraron la puerta y sólo quedan unos cuantos días para terminar el año y debemos abrir la llave para que se le inyecten recursos económicos al presupuesto de la ciudad. No podemos permitir, que por falta de dinero, el principal proyecto de la izquierda de este país, muera, fenezca. Y más, por bola de malos políticos de la derecha, aliados al PRI y al PAN, ahora nos quieran secuestrar, ahorcar este bastión donde está naciendo una nueva cultura de la democracia, por un camino distinto, con visión democrática y revolucionaria, dijo uno de los coordinadores parlamentarios.

Faltaban 48 horas, para cerrar el ciclo de la asignación de presupuestos. Y recuerdo que alguien en la mesa de los partidos contrarios, quienes seguían en su posición de no apoyar la demanda presupuestaria que la ciudad de México requería, soltó una frase: Sólo hay una posibilidad de apoyarlos, si ustedes están dispuestos en apoyarnos y a todos los partidos en aprobar la iniciativa sobre la aprobación a la Ley Indígena, que acaba de enviar al congreso el presidente Vicente Fox y que fue apoyada por todos los partidos, incluidos ustedes, como partido de la Revolución Democrática. Tendrá mínimas modificaciones, pero saldrá adelante, concluyó su parlamento. Todos salimos de sala, se guardó silencio.

Antes de que concluyera el año 2000, después de revisar un expediente sobre presupuestos e iniciativas, el presupuesto autorizado para el gobierno no se dio a conocer, todavía se tuvo que orquestar una sesión parlamentaria, donde se anunciaban los presupuestos, y el punto que nos interesaba en ese momento: el tema de la ciudad, su presupuesto.

Seis mil 570 millones, será el presupuesto para la ciudad de México, se escuchó en la sala. Por un momento sentí un ligero alivio, no sin antes visualizar los nubarrones que se cernirían en semanas próximas, por otro tema, la tormenta que se avecinaba por la aprobación de la Ley Indígena, que aparecería en escena allá por el mes de marzo. Pero eso ya sería en otro tiempo. El trato estaba cerrado, las consecuencias de estos actos, de este cambio de moneda, sería desastroso para nuestro partido, pero peor para la historia y todos los indígenas de México. Ellos, yo lo sabíamos, esta acción marcaría el distanciamiento definitivo e histórico de las acciones emprendidas por el EZLN. La ruptura se había consumado.

Lo que ocurrió después, ya es historia

LLEGARON CON ENTUSIASMO los zapatistas a la Ciudad de México el 28 de marzo del 2001, después de un mes de recorrido por todo el país. Estuvieron en el Congreso, hablaron, defendieron e insistieron en aprobar como tal la Ley Cocopa.

El 25 de abril de ese año, la iniciativa de Ley en materia de Derechos y Cultura Indígena, fue aprobada en lo general y en lo particular, por 109 votos y cero abstenciones por el pleno de la cámara de senadores.

Al día siguiente, el 26 se envía la minuta con proyecto de decreto a la Cámara de Diputados y el 28 de del mismo mes, el dictamen de las comisiones Unidas de puntos Constitucionales y de Asuntos indígena y es aprobada en lo general y en lo particular por 386 votos en favor, 60 en contra y 2 abstenciones.

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La ruptura

El EZLN, se retira, se vuelve a la Selva

AL DARSE CUENTA de esta lamentable e irreversible situación el EZLN, el 29 de abril emite una declaración en la cual “formalmente desconoce esta Reforma Constitucional sobre Derecho y Cultura Indígenas y declara que esta acción impide el ejercicio de los derechos indígenas, y representa una grave ofensa a los pueblos indios, a la sociedad civil nacional e internacional y que se desprecia la movilización y el consenso sin precedente que la lucha indígena alcanzó en estos tiempos”.

El EZLN concluye en forma categórica:

“Con esta reforma, los legisladores federales y el gobierno foxista cierran la puerta del diálogo y la paz”.

Para el mes de abril, el debate y las críticas ya están en la prensa, se señala a Manuel Bartlett y a Diego Fernández de Cevallos, como los artífices de los cambios sustanciales a la Ley originaria de la Cocopa.

En una emisión especial del diario La jornada del mes de Julio del 2001, se consignan discusiones y reclamos a Jesús Ortega, coordinador parlamentario en el Senado, por aceptar y firmar la Ley sin tomar en cuenta el esfuerzo histórico, social y cultural, apoyado por el EZLN.

Aquí la cita y con ella concluimos parte de esta historia.

“Apenas el 11 de julio, dos días antes de que enviara el documento al consejo nacional de su partido, Jesús Ortega afirmó a La Jornada que ''fue un error haber aprobado una ley que no ayuda a la paz en Chiapas, ni cumple con las demandas de los pueblos indios; no tenemos humildad para admitir que nos equivocamos''.

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Bibliografía

(1) García Agustin, Oscar, “Poder y Cambio Social. Discusiones teóricas a partir del zapatismo”, en Vahndern Berghe, Krintine, Anne Huffschimild, Robin Lefere, (editores) El EZLN y sus intérpretes. Resonancias del Zapatismo y en la academia y en la literatura, México UACM 2011, p. 63.

(2) Ibidem.p.67

(3) Ceceña, María Esther. El reconocimiento y cultura indígenas y la incompetencia del sistema político mexicano. Portal: Centro de Documentación sobre Zapatismo Cdoz.

 



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