Edición 387 |
De adicto a ADICTO
EL ALCOHOL NUESTRO DE CADA DÃA:
La Historia
de mi Vida
Ernesto Salayandia GarcÃa
Mi nombre es Emiliano y tengo 27 años, soy un joven común y corriente, tengo una familia normal, padres normales, hermanos normales, una esposa normal, un hijo normal y un trabajo normal, soy uno más del montón, una persona que a diario se levanta a trabajar para ganarse el pan de cada dÃa con una pequeña diferencia de mucha gente que me rodea. Soy alcohólico.
Soy el menor de cinco hijos de una familia de clase media y trabajadora en la que jamás faltó el amor y el respeto.
RECUERDO que cuando era niño mi padre que era ferrocarrilero llegaba en las noches siempre con un regalo en las manos para mÃ, yo lo esperaba ansioso cada noche, podrÃa decir que era para verlo, pero la verdad era por ese regalo nuevo aún en su caja, recuerdo esos colores de esos carritos o pistolas de rayos láser que me traÃa era algo maravilloso.
CON EL TIEMPO mi vida siguió su curso, tuve una educación normal, entré a la primaria y después a la secundaria que fue donde hice a mis mejores amigos que hasta la fecha sigo conservando, fue en la secundaria donde por primera vez probé el alcohol y el cigarro, todo comenzó por imitar a los demás amigos que se ponÃan a fumar debajo de un árbol a la salida de la escuela, al verlos pensaba que se veÃan con mucho estilo y aparentaban ser mayores a pesar de tener la misma edad que yo, asà fue como mi vida empezó a conocer los vicios.
Recuerdo que todos los dÃas saliendo de la secundaria me iba corriendo a ese punto de reunión donde me esperaban mis nuevos amigos con toda clase de cigarros de muchos colores y muchas marcas, era un festÃn de cigarros porque siempre comprábamos varias cajetillas y las compartÃamos, no faltó mucho para que alguien mencionara la idea de comprar unas cervezas e irnos a la casa de una amiga a beberlas ya que su mamá nos darÃa permiso, era la mamá más buena onda del mundo pensábamos todos.
Asà pasaron los años y todos fuimos creciendo y nuestro vicio por el alcohol y el cigarro aumentó a tal grado de siempre estar bebiendo cerveza sin importar el dÃa o la ocasión; al entrar al bachilleres mis amistades cambiaron, pero los gustos eran los mismos siempre trataba de hacer amistad con aquellas personas que bebÃan y gustaban de pasar un rato en algún lugar consumiendo cerveza, y si llegaba a conocer a alguien que no bebiera, no me importaba, yo bebÃa solo, hasta este punto mi gusto por la cerveza era dentro de lo normal, no llegué a ponerme borracheras grandes donde tuviera lagunas mentales, no, yo jamás sospeché que la enfermedad del alcoholismo acechaba lentamente.
Todos empezamos de poquito en poquito
AL SALIR DEL bachilleres entré inmediatamente a la universidad con muy pocos ánimos ya que entré a una carrera que no me gustaba y solo entré para darle gusto a mi mamá, pero desgraciadamente ese gusto no duró mucho ya que a los dos o tres meses deserté y seguà mi camino sin mirar atrás, ingresé a otra universidad ahora si con mucho ánimo y claro más ánimos de hacer amigos y buscar fiestas los cuales no tardaron a llegar, y esa misma semana se hizo una fiesta para conocer a los nuevos amigos.
Ese tipo de fiestas siguieron cada semana durante varios años, fue entonces cuando conocà las lagunas mentales recuerdo que en dos ocasiones me quedé dormido al volante y desperté de un golpe en la cabeza propinado por un amigo que notó la acción, la cual se repitió unos metros adelante, ya con el segundo golpe reaccioné y desperté con la preocupación de que me pude haber matado en ese momento.
Asustado y agradecido con Dios pude llegar a mi hogar, no recuerdo a qué hora, en ese momento mis padres me daban mucha libertad a pesar de que en ocasiones mi carro llegó con leves golpes que se los propinaba yo en estado de ebriedad, mi actitud despreocupada sigue por algunos años más hasta que por culpa de la bebida fui descuidando más y más mis estudios, a tal grado de no aprovechar el tiempo libre que tenÃa para estudiar y lo usaba para beber, lo cual me ocasionaba reprobar constantemente en mis materias.
Lo que el alcohol te roba
CANSADO DE REPROBAR constantemente, opté por desertar de esa carrera y dedicarme un año completo a trabajar y claro, a beber desenfrenadamente, fue en ese momento cuando conocà a una joven que fue por muchos años mi novia, a la cual fui arrastrando lentamente a la bebida para tener con quien beber cuando quisiera, curiosamente después de pasar ratos alegres, ella, la botella y yo, fue esa misma botella la que se encargó de separarnos, poco a poco fue tomando el control de mà mismo, volviéndome una persona neurótica, violenta y grosera y fue lo que puso fin a esa relación.
Pero también fue lo que abrió la puerta de bares y cantinas para mitigar ese dolor que pensaba que, con alcohol podrÃa apagar, pero cuál fue la sorpresa que no era asÃ, ese alcohol avivaba más las llagas que tenÃa en el alma, y duré asà un buen tiempo, fue poco después cuando sufrà un accidente muy fuerte al impactarme, a 130 kilómetro por hora sobre un poste de alumbrado público, destrozando totalmente una “lobo†de doble cabina que con esfuerzo estaba pagando (amaba esa camioneta), fue en ese momento cuando comencé a sufrir de alucinaciones por el estado de ebriedad en el que me encontraba, pero gracias a Dios salimos vivos, las dos personas que me acompañaban y yo.
Otras relaciones que tuve, asà como llegaron se fueron, por mi manera de beber que cada vez era más fuerte, en los lapsos en los que no tenÃa pareja frecuentaba diferentes grupos de amigos para beber, buscaba compañÃa porque me sentÃa solo, el tiempo que bebÃa solo en la comodidad de mi cuarto me volvÃa cada vez más alcohólico, pero la verdad disfrutaba esas noches encerrado en mi cuarto con mi hielera llena de cervezas viendo una buena pelÃcula, comiendo botanas y en algunas ocasiones alternando a la cerveza tragos de licor para embragarme y quedarme dormido más rápido, aún que de verdad, era impresionante la cantidad de licor que podÃa beber yo solo en unas cuantas horas, al llegar al punto que fueron algunas noches en las que terminé con mi reserva del refrigerador y entraba en mà la ansiedad y desesperación que a altas horas de la noche trataba de buscar fiesta o alguien que pudiera darme alcohol.
Al no encontrarlo tenÃa que resignarme y tratar de quedarme dormido, no sin antes pensar que era un estúpido y que no podÃa permitir que eso me pasara otra vez, y asà mi reserva de alcohol en casa, se volvÃa cada vez más y más grande, en ocasiones guardaba botellas de diferentes licores en mis cajones para tener siempre un plan de contingencia cuando se llegara a terminar la cerveza.
Perder el sano juicio, una caracterÃstica del borracho
LA INGESTA DE ALCOHOL continuó hasta el grado en que me dio mucho sueño y empecé a quedarme dormido, recuerdo que me despedà y al querer tomar el arma de fuego la quise guardar como siempre en la bolsa trasera de mi pantalón pero no sé qué paso y ésta cayó al piso y se accionó lanzando un disparo que fue a dar gracias a Dios directamente a mi muslo y no a alguien más, son muy pocos los recuerdos que tengo de ese momento, una laguna mental se apoderó de mà y solo recuerdo los gritos de mi hermano diciéndome que sangraba de la pierna y que me llevarÃan al hospital.
En el hospital me interrogaron, curaron y me dieron de alta en unas cuantas horas, el sentimiento de culpa era tan grande que lloré como niño pidiendo perdón a mi hermano y amigos por arriesgar tan estúpidamente sus vidas, mi familia decepcionada y preocupada por mÃ, hablaron conmigo para hacerme ver que tenÃa un problema, al dÃa siguiente no salà de mi cuarto por el miedo, angustia y dolor que sentÃa, ese mismo dÃa, un amigo mÃo fue y habló conmigo para recomendarme ir a un grupo de AA, al dÃa siguiente llegué por primera vez al grupo de AA donde hasta la fecha milito; han pasado más de dos años de ese accidente en los cuales no he tocado el alcohol, asisto regularmente a mis juntas, me apadrino, he leÃdo la literatura del grupo y he tratado de ser una mejor persona atendiendo mis obligaciones como padre de familia, siempre teniendo en mente mi enfermedad y que no puedo descuidar para no volver a beber he aprendido que una vida sin beber es más gratificante para mà que esa vida ingobernable estando a la sombra del alcohol.
Hoy en dÃa formo parte del comité de información pública de AA y es gratificante pasar el mensaje a toda la gente que aún tiene problemas con el alcohol y a todos esos estudiantes que apenas comienzan a vivir y a querer experimentar y necesitan orientación para que no sufran el mismo dolor que muchos pasamos por culpa del alcohol.
Existe una solución para todos nosotros, la recuperación está a nuestro alcance, lo único que tenemos que hacer es aceptar la enfermedad y aplicarnos a un programa fácil y que lo único que nos va a quitar son preocupaciones y sufrimientos. Alcohólicos Anónimos funciona, para el que quiere dejar de sufrir y de hacer daño. Emiliano.
Mas información en: montrealquebeclatino.com blog, ir, De adicto a Adicto. Tratamiento ambulatorio, sin internamiento, alcohólicos y drogadictos, todas las edades, todas las sustancias,614256 85 20
More articles by this author
< Prev | Próximo > |
---|