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Edición 347

PINO 1

PINO 2


PAREMIÓLOGOS recolectan dichos, decires anónimos, que flotan una leyenda y se estatuyen en pública potestad, comunal, lenguaje sin dueño pero con poseedores colectivos que al vuelo lo anidan en el atrio de los labios; sin embargo, del dicho al hecho… el término alargado se infiere en dicharajo, esputado por alguien o atribuido al mismo “quien” sin que tal lo haya expresado, aunque con frecuencia en esencia lo describa.


El “extremismo” escalado y calado en acuáticos pináculos de baba


PINO 3Lea a LEA, sugieren los labiales lectores, y huela de la sazón lo que nunca dijo: “No soy de izquierda ni derecha, sino todo lo contrario”, frasecita fresita que el señor Echeverría no pronunció, pero que define certero su demagógico deambular entre lo osamentosos sitiales de Polakia; durante décadas, untado al padrinazgo de sus bautismales bendecidores en las calcificadas piletitas de la Grilla, don Luis casi no hablaba, mudado en la muda decidora, atrincherado en su escritorio, en especial con el divisionario Rodolfo Sánchez Taboada, del que fue secre particular, asistente chiqueadísimo y discípulo de caladas y calladas obediencias; de tal general en otro apunte ya apuntamos sin disparo que fue gobernador de Baja California, secretario de Marina y presidente del Partido “Revolucionario” Institucional, además de que el 10 de Abril de 1919 estuvo en la hacienda de Chinameca pues recibió la encomienda de su jefe Jesús Guajardo de “rendir honores” al gran Zapata, pero el entonces capitán segundo Sánchez Taboada en contraseña hizo salir fusileros de tácticos escondrijos y alojar un diluvio de balas en el cuerpo del líder del Ejército Libertados del Sur; por ello escribimos que al inolvidable Miliano lo asesinó sin metáforas el PRI; don Luis, una vez sentado y asentado en la grandota, de su “mutismo” se deshizo, “Arriba y adelante” puso su discurso en acuática cima muy encimada, poniendo e imponiendo de moda entre subordinados el albo y estético corte de la guayabera… y la acuosidad que habla y habla, y habla bla, bla, bla.

López Mateos es emisor dudoso de otro radicalismo labial: “Soy de extrema izquierda dentro de la Constitución”; don Adolfo, como el señor Echeverría en verdad suenan a “maoísmo in extremis” si se les compara con don Enriquito, don Jelipe e inmediatos antecesores… pero era más verbo conjugado que acción con jugo; en su era senatorial fue delegado de Miguel Alemán en su agonía PINO 4sexenal para confrontar al henriquismo, ecléctica pluralidad en que descollaba Rubén Jaramillo, éste sí progresista sin fraseología ni muchísimo menos comillas; cuando a don Adolfo le tocó la gran silla tras ser desocupada por otro Adolfo, entabló pláticas con el descrito Jaramillo ahora remontado sin cuaco pero con guerrilla en serranía, luego de un abrazo del mandatario a lo Iscariote, Rubén fue asesinado, con dos hijos adolescentes y la esposa embarazada; su administración extendió la represión contra ferrocarrileros hecha “realpolitik” por el alemanismo; el presidente López Mateos y a su secre de Gobernación GDO, hondo sucesor, encomendaron a un exhenriquista -Mario Guerra Leal- la creación al vapor en los humeantes cubículos de Bucareli del “Partido Anticomunista” (en que supuestamente “militó” el actor Roberto Cañedo); a don Mario más tardecito le darían a préstamo perentorio las suculentas migajotas del PARM, aunque luego lo entambaron también otro ratito sin siglas mas con literales y sombrías migajitas.

A don Gustavo Tlatelolco se le atribuyen un montonal de dicharajos, desde su asumida fealdad que parangonaba con Abraham Lincoln, o el citatorio de leyenda en burocráticos tramitares de que “El pago oportuno y fiel de los impuestos es factor determinante para el progreso de la nación”, mientras en la frontera exentaba a maquiladoras con puntual impunidad; cuando López Portillo lo designó embajador en Madrid, GDO, hondo de nuevo -y de viejo- respondió en una conferencia de prensa que “No ando con nacas” en alusión y alucinación de atigrada serranía, de doña Irma a la cual regaló la camota de la seño Carlotita que estaba en el museo de Chapultepec, a fin de que La Tigresa a ronquidos rugiera sueños imperiales; la dama Serrano, décadas después, contestaría a un reportero que le cuestionaba el cambio de nombre del Teatro Virginia Fábregas a Fru Fru (de su muy privada propiedad) con literal, latente y lactante dialéctica hegeliana con su respectiva tesis, antítesis y síntesis que corrobora su estancia curricular en la Facultad de Filosofía: “De sus chiches a mis chiches prefiero mis chiches”.

Del gustaviano ultimátum de “Hemos sido tolerantes….”, a varios autores y polakos sin varsovias les otorgaron el crédito (o más bien el descrédito) de secundar en dicharajos tal amenaza presidencial; a Salvador Novo, por ejemplo nada paradigmático, lo hicieron pronunciador de lo que no pronunció el 3 de octubre del ’68, referente a un opíparo desayuno tras enterarse de la matanza, eso no lo expresó, pero exprés más se ciñó al diazordacista regazo que lo acreció cronista oficial y oficiante; Martín Luis Guzmán (horas después del genocidio en la Plaza de las Tres Culturas) dijo a GDO hondo y orondo: “Señor presidente, usted ha salvado a México”, lo que le agenció una senaduría; el legislador Víctor Manzanilla sin té pero con tisis de tesis parlamentó: “Prefiero ver circular (en ex defeños lares) cañones mexicanos a cañones soviéticos”; al ex rector Barros Sierra, en circunstancial encuentro con el ya ex Gustavo Tlatelolco, le dan una fabulada oración sin misal ni realidad, pero de lúdica y gramatical ironía, al cederle el paso porque “Primero los resabios” (luego los sabios).

 

DESDICHADOS DICHOS DESECHADOS


El señor Fox, apoltronado en la grandota, hizo epigrama inmortal del convite rapidito: “Comes y te vas”; en ese mismo cargo y en ese mismito sentón, respondió casi-casi cartesiano, aunque con una interrogación: “¿Y yo por qué?”, al requerirle su opinión referente a una gansteril toma de canal televisivo; de don Jelipe, su sucesor sin suceso, hay un par de alocuciones ebúrneas en memorial: “Haiga sido como haiga sido”, por su dubitativo arrellanar en la sillota, y “Primero soy mexicano” fusilándose con todo y paredón a Miguel Negrete, quien se apartó de las filas conservadoras de Ulloa Y Miramón para enfrentar la invasión francesa de Napoleón, El Chirris; luego se uniría a Julio Chávez López en El Plan de Chalco cuyo lema Tierra y libertad antecedió a los grandiosos Magón y Zapata, PINO 5procedido del también enorme Morelos; más tardecito -contra el porfiriato- el general Negrete enarboló el Plan de Sierra Gorda, desde Querétaro, declarándose abiertamente socialista; ¡ah qué don Jelipe tan fervorosamente progringo y tan malévolamente copión!

El señor Salinas, desde su zocalina usurpación, se decía “zapatista” en un zapateado más que labial, salival; él y su neto relevo don Neto, a sus críos les pusieron “Emiliano” en una moda a modo de sarcasmo; don Carlangas tan salinero acuchilló el 27 constitucional más a la derecha todavía de la también trapera puñalada de Miguel Alemán; se trajo aquél a sus paleros dizque para rubricar lo ya signado en grotesco refrito del gran Miliano respecto al Plan de Ayala: “Los que no tengan miedo que pasen a firmar”; con Salinas de Gortari pusieron su signatura el vástago del jefe del Ejército Revolucionario del Sur: Mateo zapata, que de hijo se hizo jijo; Margarito Sánchez Parra, otro asignado signatario nada dignatario al frente de la UGOCP (Unión General Obrera Campesina y Popular) y cuya membresía -tras la rubricada- empapó al firmador con torrenciales evocaciones muy amargas; José Narro, de la CNPA, Coordinadora Nacional ¡del Plan de Ayala!, estampó su garabatito, pero nomás como “testigo”, a lo puro Clavillazo ¡nomááás!; más tardecito se iría al PT salido de la chistera sin chiste de Raúl Salinas de Gortari, y más despuesito aún con los caballeros del PRD que también refocilados refusilaron en boletitas en la explanada “Los que no tengan miedo que pasen a firmar” cuando ellos ya habían firmado el ¡Pácatelas por México! de don Enriquito que ya entregó el petróleo hasta el último chapopote.


Guía dicharachera de cruda borrachera

 

Del santiguadísimo ex virrey jalisciense, Emilio González Márquez, es la oración de tesoro maternal “¡Me vale madre!”, frente al cardenal Juan Sandoval Íñiguez, entonado el orador con vino convino y combinó alipús que no era de eucaristía; tal valor oral esputó por críticas al monumento dedicado a “mártires cristeros”, erogado a costa y costillas exhaustas del erario; el purpurado tuvo de asesor a José Antonio Ortega Sánchez, apuntado y despuntado ser de la extrema diestra, inventor del “Consejo Ciudadano”, al que el gobierno del ex DF, de Ebrard a Mancera, le ofrenda programas de TV, siglas bien calcificadas (INVEA, Instituto de Verificación Ambiental), numeroso personal administrativo al servicio de la derecha asaz esquinada, publicidad a diario con diarios y TV, proyección a granel con granos bien osificados… todo sufragado en sufragio efectivo de las arcas públicas; “¡Me vale madre!” devino apotegma recogido por don Valentín Vergara; al ex virrey de Jalisco el PAN lo chiqueaba con todo y migajón… pero luego nada filiales se desafiliaron, no por el “¡El me vale madre!” de supino valer y velar el origen, sino por otras panistas moronitas.

PINO 6Del “¡Me vale madre!” al “¡A mí me la pelan!”, hay maternidad parlamentada y obispal pelada de Onésimo Cepeda, el “emérito” de Ecatepec; tal dijo el representante de la iglesia lustros atrás, cuando fue demandado por fraude procesal (“prestó” 130 millones de dólares “en efectivo” a Olga Azcárraga Madero -parienta de la oligarquía televisiva-, agonizante dama que firmó en vísperas de la extremaunción un pagaré sin comillas por más de 200 obras pictóricas -sin comillas también- que entre otros incluían cuadros de Goya, Mondrian, Frida, Diego…) el clásico pelar aplatanado de “¡A mí me la pelan!” se suscitó cuando Elías Azar -el que ahora disfruta su tercer mandato seguidito como titular del Tribunal de “Justicia” del ex Distrito Federal- intervino para que tal demanda en contra de don Onésimo quedará más congelada que un difunto en el iglú.

Al “científico” porfirista, Pablo Macedo, le endilgan la caravanera cita de “Con usted hasta la ignominia, señor presidente” que “genuflexo” le destinó al dictador; a ese mismito corcovo por lambisconera estratagema, Jesús Flores Magón le mandó una cartita cuyo corolario se volvió dicho, dicho sea de paso por un paremiólogo: “¡Ya no tengo hermanos!” (retomado por don Andrés contra don Arturo en un remake más de Abeles y Caínes), porque sus ex carnales Enrique y el gran Ricardo Flores Magón rechazaron la “invitación” de salir de Baja California, el primer bastión, con Tecate y Mexicali, en que fueron derrotadas las fuerzas militares del porfirismo; don Jesús fue obsequiado con el ministerio de Gobernación por el presidente Madero; don Jesús sería candidato a vicepresidente de la república, abajito de Jorge Vera Estañol, el que nunca se hizo de huerta pero sí fue de Huerta ; don Jesús se iría mucho a la apartada localidad de los exilios, junto a añorantes porfiados de don Porfis y don Victoriano; ¡Jesús! cuál don.

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