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¿El alcohólico y el adicto, nace o se hace?
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Edición 304

BUZOS CAPERUZOS 

¿El alcohólico y el adicto,
nace o se hace?
 

TEO LUNA

 

NO HAY SITUACIÓN MÁS TRISTE para una madre, que tener un drogadicto en casa. No hay decepción más grande para una esposa, que el tener un borracho y adicto. 


NO HAY VERGÜENZA MÁS GRANDE que al día mueran infinidad de jóvenes de sobredosis; mueran alcohólicos de ataques epilépticos o de congestiones alcohólicas; mueran infinidad de diabéticos, hipertensos y víctimas de la cirrosis hepática a consecuencia del abuso en fármacos, alcohol y otras drogas. Vergüenza aún mayor, la violencia doméstica contra la mujer y niños, propiciada por machos enfermos, borrachos y drogadictos. Más aún, vergüenza mayúscula el ver como niños de ocho años se drogan en los parques, en las esquinas con bolsas de plástico, inhalando solventes, pintura, espray para el pelo, fumando mariguana, otros más, tomando cerveza o alcohol con refresco y tristemente. 

Vergüenza monstruosa es que, a pesar de todo lo señalado, estemos cruzados de brazos, atestiguando lo podrido que estamos social y familiarmente hablando. Sin duda, el adicto, el alcohólico, nace y se hace al crecer en un hogar disfuncional y genéticamente al provenir de abuelos y padres alcohólicos, lo que constituye, el cuento de nunca acabar. 

El que esté libre de culpa, que arroje la primera piedra 

Muchos niños que cursan el quinto y sexto año de primaria, entre nueve y 11 años de edad, ya fuman con alguna frecuencia, saben lo que es una borrachera y algunos han probado mariguana e inhalantes; han iniciado, muchos de ellos, la carrera infernal de las drogas, a la par de sus hermanos, sus padres y del medio ambiente que les tocó vivir; muchos de ellos no tienen padre, algunos ni los conocen, comparten el techo con medios hermanos, soportan al novio en turno de la madre, viven abandonados y crecen en la calle al cuidado de nadie, muchos de ellos, roban cobre, fierro y entran a las casas de las vecinas a robar lo que pueden. 

Esos niños crecen, aprender a cometer delitos, forman sus pandillas, caen en el Tribunal de Menores, tienen un gran aprendizaje de la delincuencia. Por supuesto que abandonan la escuela, no trabajan, y cuando tienen 16 años, se llevan a su novia a la casa de la mamá a vivir en unión libre, tienen uno o dos hijos y la historia se repite: Serán padres de hijos drogadictos, malhechores y nacidos para perder. Por desgracia, ésta es la historia que vive el México en una gran mayoría de las colonias populares, mientras que en zonas residenciales o de otras clases, el índice de drogadicción en niños y jóvenes, es también impresionante. 

El origen del problema 

No hay peor ciego que el que no quiere ver. La magnitud del problema social que vivimos en México, tiene su origen en los hogares disfuncionales. Es ahí, donde está la herencia emocional, la herencia alcohólica y neurótica de abuelos y padres que han creado niños ingobernables, rebeldes, inestables, seres resentidos con ellos mismos y con la sociedad; a veces ignorados, a veces maltratados, pero abandonados por sus padres, por sus maestros, por el aparato gubernamental en sus tres niveles. 


Son seres propensos al fracaso, al sufrimiento y a hacer sufrir a sus seres cercanos, niños, víctimas del divorcio, de hogares violentos, de la pésima comunicación, de padres alcohólicos, madres neuróticas; niños víctimas de maestros traumados, enfermos emocionales, neuróticos con problemas existenciales, muchos de ellos, alcohólicos y drogadictos que aparentan ser lo que no son y son factores de familias, maestros y sociedades enfermas, factores de influencia para que una criatura arruine su vida y escoja pocos destinos como la cárcel, un hospital, un siquiátrico, o el panteón. Hay que considerar que un niño malhechor, un delincuente, un drogadicto, no escogió venir a este mundo. 

A grandes males, grandes remedios 

Suicidios de jóvenes -la mayoría varones se quita la vida en edades de los 13 a los 25 años-, divorcios -de cada 10 matrimonios, siete se divorcian y los otros tres viven como perros y gatos-, niñas  madres en edades de 13 a los 16 años, madres solteras con un índice impresionante; mujeres, madres solteras de los 13 a los 20 años, violencia doméstica contra mujeres y niños, violaciones a menores, muertes por accidentes de tránsito, jóvenes intoxicados por alcohol y drogas, víctimas de los trastornos alimenticios, anorexia, bulimia, obesidad, conflictos entre padres e hijos, pésima comunicación, deserción escolar, ola de violencia, inseguridad pública, saturación de las cárceles de jóvenes menores de 20 años.  

Muchas personas, se hunden en depresión, en la bipolaridad, aunadas a la neurosis, un mal generalizado, como generalizado también es el consumo altísimo de fármacos, antidepresivos, alcohol, drogas, decadencia, es el sello que marca esta sociedad y las grandes pérdidas. Son seres humanos que no eligieron el destino que les tocó vivir. El mal social, está a la vista de todos. 

Tristemente, el panorama es igual o peor para las clases sociales, medias y medias altas. El mal social es generalizado. En los últimos años, el consumo de mariguana entre los jóvenes ha crecido más de 500 veces; el número de mujeres alcohólicas y fármaco dependientes es cada vez mayor, la mujer tiende a ser más vulnerable que el hombre en cuanto a las adicciones. 

Creo que es el momento de un examen de conciencia, analizar a fondo si doy calidad y calidez de vida a mi familia, si mi relación de pareja es honesta, íntegra, si soy un buen ejemplo para mis hijos, reflexionar si tengo la capacitad de guiar a mis hijos por el camino de la libertad, que no vayan al matadero en sus matrimonios, que encuentren relaciones estables y que su hogar se consolide con el amor, luchar en mí caso, porque ellos no caigan en las adicciones, que no caigan en depresiones o sean neuróticos, darles las herramientas para que vivan en armonía, alegres, felices, en paz, ponerle todos los candados al machismo, al feminismo, a los patrones de conducta que venimos heredando de una generación a otra, cerrarle las puertas al alcoholismo, a las adicciones, a las neurosis. 

Darles a mis hijos un manual de vida para que no sean mediocres, para que no sufran lo que yo sufrí, ni le hagan daño a nadie. Sé, que se puede cambiar, porque yo he cambiado radicalmente, dejé de beber esa botella diaria de vodka, erradiqué mi adicción a la cocaína, inhalaba entre 10 y 15 pases al día, abandoné mi adicción a la morfina, me inyectaba mañana tarde y noche tres miligramos o más, me anestesiaba con antidepresivos, caía en trastornos de ansiedad, en depresión. Dejé de fumar casi tres cajetillas diarias de cigarros, abandoné mi celotipia, esa obsesión infernal que casi me mata y que por poco mata mi mujer, hoy sé, que cualquiera que quiera, ahí no se queda. 

Capacitación emocional, solución práctica

Empecemos por los novios, protagonistas de la violencia, en primera instancia, por ley, deben de capacitarse, primero para conocerse a sí mismos, conocerse profundamente para ver sus complejos, traumas, miedos, sus miserias espirituales, sus niveles de honestidad y de dignidad, conocer a fondo a la otra persona, a su pareja, darles códigos de comunicación para que no se falten al respeto, para que no manipulen, ni se conviertan en extorsionadores, ni chantajistas o vampiros emocionales, que visualicen lo hermoso que es el noviazgo y hagan cimientos para el matrimonio y previo a él. 

No hay mal que dure cien años, ni enfermo que los aguante 

Si empezamos desde ahora a corregir mañas, vamos a crear costumbres si la capacitación emocional empieza en las parejas de novios, en los matrimonios jóvenes, en padres, en niños, adolescentes y maestros, en los medios de comunicación, en todos lados, en ese sentido, vamos a vivir la aventura de disfrutar nuestros días con calidad y calidez, hay que innovar. Por ello,  mi séptimo libro publicado, Buzos Caperuzos, es una excelente guía para la capacitación emocional, para que todo aquel que la busque encuentre la libertad y el amor así mismo. En 54 capítulos, mi propuesta es de cambio, con el espíritu de informar, orientar y de concientizar. Busco que Buzos Caperuzos sea un manual de vida, un instrumento para los maestros y padres, que tenga un efecto multiplicador en prevención.

 

Buzos Caperuzos esta a tu disposición, 614 4 10 01 58, Chihuahua, Chihuahua, México, Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla   

Sigue mi huella en Twitter @teo_luna 

Mis libros, encuéntralos en crisiscreces.com.  Se que en esta lucha no estoy solo.



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