PAPELES AL VIENTO
ABRAHAM GARCÍA IBARRA
A otro perro con ese hueso
LAS CAJAS DE RESONANCIA de los encuestadores impulsores de algunas candidaturas a la presidencia de México, expurgan con bisturí los resultados de los sondeos, de manera que el receptor de los datos sólo registre el que a su bien -el de las nanas de esos candidatos- conviene. Y, como crean que su dictamen es inatacable, subrayan maliciosamente: De aquí al 1 de julio, esa tendencia ya es irreversible. Manipulación más rudimentaria no puede haber.
Hank González.
Lo que las bocas de ganso ocultan -y algunas agencias de encuestas serias lo dicen- es que, en algunos casos, hasta 36 por ciento de las personas abordadas para la entrevista, la rechazan sin más. El otro dato que se maneja a discreción, es el de los codificados como indecisos. Algunos reportes hablan de 15 por ciento, pero otros sitúan el porcentaje por encima de los 20 puntos.
Sólo de esos dos indicios se desprende que existe una franja de la mitad o más de la mitad de los potenciales votantes que hasta hace unos días no tenían definida su participación, y el sentido de ella, en la elección presidencial del 1 de julio. Faltaría agregar la suma de secciones electorales que el IFE describe como de riesgo o de alto riesgo en distritos en que la violencia no permite ni siquiera el libre tránsito de la población. Más de diez mil secciones en esa situación, no es una cifra menor.
Otro dato sospechoso es que, hasta la tercera semana de junio, ya existían más de veinte solicitudes de registro en el IFE de membretes interesados en hacer encuestas “a boca de urna” durante la jornada electoral, cuyos promotores no pueden ni siquiera acreditar con veracidad el domicilio social donde dicen tener sus despachos. Por supuesto, algunos de esos membretes aparecieron súbitamente y no tienen ningún antecedente documental en las instancias electorales.
Con base en esos indicadores, ¿se puede hablar de que la elección del 1 de julio está definida? A otro perro con ese hueso.
Golpismo a galope
Dada la instantaneidad e intensidad con la que los ingenios tecnológicos difunden a infunden patrones de conducta, alarma el registro de algunos sucesos internacionales que se asocian a la aspiración democrática, algunos de cuyos protagonistas, en muchos casos externos, conspiran contra el cambio de regímenes de gobierno.
Alfredo del Mazo.
Si en algunos países árabes los movimientos políticos emergentes han declinado vertiginosamente, la situación de Egipto apenas sirve como mención para documentar el desencanto. Por su modelo cultural que se pensaba de vanguardia, Europa es la que acongoja. Aquí, la mafia financiera mundial se ha conjurado y derrocado a los gobiernos de Grecia e Italia, emanados de las urnas, para imponer en ambos países gente y compromisos que abogan por el salvamento del gran capital y de sus usufructuarios internacionales y domésticos. En España, con el mismo fin, el proceso no fue más aseado.
No hay que cruzar el océano, sin embargo, para advertir la acción golpista: Hace unos cuantos días, la conspiración derechista de Paraguay utilizó como coartada una maquinada tragedia rural para asestar fast track un golpe de Estado parlamentario contra el presidente Fernando Lugo, defenestrado sin oportunidad de autodefensa. La misma línea se sigue en Bolivia contra Evo Morales, y ya no es novedad que el presidente Hugo Chávez, de Venezuela, vive bajo esa incesante amenaza.
Los trágicos temores
A ciencia cierta, pocos pudieron descifrar el críptico 20-30 que en alguna temporada anduvo anunciado el presidente designado Felipe Calderón Hinojosa. Algunos se aventuraron con el antecedente de los salinistas, que hablaron de un plazo de 25 años para la fortificación del modelo neoliberal, ahora desvencijado.
Arturo Montiel.
De lo que hay constancias bastantes, es de que Calderón Hinojosa desearía el continuismo panista en la presidencia o, en el peor de los casos, abrir las puertas de retorno del PRI a Los Pinos, en cuyo caso es cuestión de que el tricolor le llegue al precio. El abandono de la patética Josefina Vázquez Mota y la tolerada intromisión en la campaña para atacar a Andrés Manuel López Obrador, hacen parecer verosímil el pacto suicida, que no sería más que la reedición de la alianza estratégica que el PAN suscribió en 1988 con el usurpador Carlos Salinas de Gortari.
El factor que mortifica es el del papel de las Fuerzas Armadas en el periodo postelectoral. Al margen del divide y vencerás al que su comandante supremo ha sometido al Ejército y la Armada, no deja de ser ominosa la agenda de la alta oficialidad del Ejército, que en los últimos meses se ha visto cargada de visitas a sus pares en los Estados Unidos, y adicionalmente a un país sudamericanos, Chile, con reciente expediente golpista.
Una usurpación: Otra usurpación
El 1 de julio de 2012 aparece como péndulo entre dos referencias cardinales: El julio de 1988, en que el PRI dio Golpe de Estado técnico para facilitar el asalto a Los Pinos por Salinas de Gortari, “legitimado” por el PAN; y el diciembre de 2006, en que un cuestionado dictamen del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación fue validado por el PRI para conservar al PAN en Los Pinos.
Emilio Chuayffet
En 1988, por boca de Jorge de la Vega Domínguez, el PRI comprometió 20 millones a Salinas de Gortari. Sólo le cumplió con nueve millones 686 mil 926. El priista tuvo que ser fondeado por los forzados votos en el Colegio Electoral de la Cámara de Diputados. Aun así, estuvo por debajo de su antecesor Miguel de la Madrid, con una diferencia de menos 18 por ciento.
En el otoño de ese año se reunió el Consejo Político Nacional del tricolor. El informe sobre el controvertido proceso fue todo un ejercicio de autocrítica: Se perdió, concluye, a causa del voto de castigo por la catastrófica política económica de aquel momento, que sigue siendo la misma -pero peor- ahora. Aquella vez, hasta los soldados votaron en contra el PRI, según se comprobó en un estudio sobre las casillas instaladas en la cercanía de los cuarteles y los destacamentos militares.
Última carcajada de la cumbancha
Con el voto del miedo en 1994, el PRI arribó por última vez en el siglo XX a la presidencia de México. Para entonces, su registro electoral, con sus tres denominaciones a partir de 1929, consignaba 12 victorias en elecciones presidenciales, 24 de legisladores federales, 360 de gobernador y 54 mil 600 de presidentes municipales. Un total de 54 mil 996 triunfos. Lo que dio pie a la metáfora de la aplanadora. Fue ese modelo electoral el que empezó a coartearse en 1997.
¿No hay quinto malo?
En los procesos internos del PRI para seleccionar candidato a la presidencia de la República, se han quedado a la vera del camino el carismático Carlos Hank González, Alfredo del Mazo González, Emilio Chuayffet Chémor y Arturo Montiel Rojas. Por primera vez el candidato del PRI a ese encargo surge de Televisa. Con el mexiquense Enrique Peña Nieto, y el “no hay quinto malo” ¿se romperá la jettatura? Eso está por verse.
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