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Ediciòn 284

RETOBOS EMPLUMADOS
PINO P
ÁEZ


Recorrido a zancada electoral


En los sufragares por la grande -sin doble sentido pero con una silla bien grandota-, anécdotas y tragedias se amontonan, desde a quien no se le cayó el sistema: ¡se lo calló! y que ahora es de las “izquierdas” y “progresista”… hasta un cuñao pescador y cibernético que en su red capturaba boletas a lo Merlín, traído por la magia negra de la seño Elbota y el señor Ugaldín. Desde el crimen perfecto en La Bombilla con El Limoncito de música de fondo, en vivo y en muerte… hasta La Culebrasonidera en Lomas Taurinas que, de quebradita, sin retóricas creció en viperina quebradota…

¿Cómo le verían la cara a don Pascual?

En las elecciones presidenciales de 1929 había dos centralísimos oponentes, el oficialista Pascual Ortiz Rubio contra José Vasconcelos Calderón, quien rotulara al callista un larguísimo sobrenombre: “Candidato de la cara obscena”. (¿Cuál atentado al pudor le habrá descubierto en el semblante?).

Ufraude
Ugalde

Don Pascual venía enredado con el estigma y la placenta, tras el fértil dedazo seminal de don Plutarco. Don José posaba un rictus magisterial, mientras arremetía contra el maximato y a don Elías le quitaba discursivo lo profeta y, al mismo señor Calles, lo ponía ripioso en la banqueta.

El protegido del jefe máximo no logró quitarse la careta pornográfica con que lo enmascaró su contrincante. Imposible le resultó descararse ante una inventada cara de pornografía, dizque nariz de albur y pómulos eróticos integrándose a un gestual racimo de pecado, dizque lascivas líneas de expresión, cual si la faz hubiese salido de algún tres equis peliculón.

Cuánto olor a Calles

El señor Ortiz nunca pudo zafarse la tutela patriarcal de don Plutarco, pese a que don Pascual-ingeniero de profesión- en menesteres de la política no era ninguna incógnita surgidade chistera: gobernador de Michoacán, amén de partícipe en diversas acciones durante la Revolución Mexicana. Intentó, ya de presidente, escabullirse del tutelaje, fracasó, incluso fue víctima de un atentado cometido por un ignoto Daniel Flores, aunque más ignotas resultaron las “investigaciones” que encarcelarían al grandioso anarquista Librado Rivera, cuando las sospechas olían a Calles.

Pascual Ortiz Rubio culminó sin culminar su gestión en culminante paradoja, corrido y renunciado en echadora dualidad… pero antes, en la campaña presidencial, de títere con expresión libidinosa no lo soltaba el señor Vasconcelos, rodeado de entusiastas y abnegados contingentes estudiantiles y conocidos oficiantes culturales: Carlos Pellicer, Antonieta Rivas Mercado, Andrés Henestrosa,Alejandro Gómez Arias, Hnos. Magdaleno, Juan Bustillo Oro, Chano Urueta, entre un rosario de etcéteras.

López Mateos -una vez instalado en la grandota- gustaba y degustaba colar en tertulias su vasconcelista militancia del ’29; lo que don Adolfo no comentaba es que tambiénparticipó en las elecciones del ’52, en el lado contrario del gran Rubén Jaramillo, al que siendo  presidente diera un abrazo a lo Iscariote, tras lo cual fue asesinado el líder agrarista junto a su esposa embarazada e hijos. Eso no entraba en charlas de sobremesa ni en faraónicos rollos discursivos, está en la historia con la sangre intacta de manantial.

La joven y trágica Antonieta, por cierto, escribiría el ensayo La campaña de Vasconcelos,donde se leen en laico misal alabanzas a León Toral, los cristeros y Hernán Cortés, la hispanofilia de la dama -similar a la de don José- nítida se sintetiza en esta frase: “Que Vasconcelos ocupara la presidencia importaba al destino de la civilización hispánica”.

Pino2
Gordillo

En el texto de marras hay imprecisiones, quizá ex profesas para tundir al candidato oficialista, “… el actual Ing. Ortiz Rubio estaba de coronel con los antirrevolucionarios en las filas de Victoriano Huerta”, cuando ese grado lo obtuvo don Pascual en el constitucionalismo. O puede ser que el yerro proceda de que el aspirante plutarquiano se uniera a Madero bajo las órdenes de Joaquín Mass, maderista al principio…pero sin principios, y huertista luego-luego de la asonada del temible Victoriano quien, no está de más agregar, era tío de Mass.

Referente a los elogios vertidos a Toral, el asesino material de Obregón (igual aquí cómo olían a Calles los rumores), no sería redundante apuntar que el señor Vasconcelos se integró a su gabinete en el rubro educativo, mismo cargo que el mismito don José ocupara en el primer gobierno surgido de la Convención, apenitas un lustro antes. En dos frentes, no sólo distintos sino antagónicos, estuvo el filósofo, sindialéctico arrepentiren el traslado.

Hubo represión, muertos, heridos, encarcelados, atracos de urnas… El fraude en tal contienda presidencial lo manifiestan los propios porcentajes oficiales del re-cuento, en un noventaytantos por ciento para don Pascual y las moronitas repartidas al albedrío del que suma y sume. Lo queno se sabrá es si en una contabilidad sin hechiceros, el maximato se hubiese achaparrado en minimato.

Levantarse pesa más que una bostezada

Don José, como don Francisco, convocó a la insurrección. Don José, como don Francisco, re-creó el Partido Antirreeleccionista. Don José, como don Francisco proclamó un plan, ya no de San Luissino de Guaymas. Vasconcelos no fue como Madero: no regresó de EU a encabezar la revuelta, esperó y esperó que los levantados lo sentaran en la grandota, sin embargo, sólo y solo Chano Urueta, el que devendría famoso cineasta, en Chihuahua se insurreccionó montado en un jamelgo más esquelético que firulais en longevo ayunar. Ni burla ni temor causó el desolado insurrecto, tanta ternura provocó que hasta le crearon una escenografía aledaña a los espejismos del desierto, a fin de que quijoteara contra los molineros regimientos de un reflejo.

El corolario de Álvaro Obregón en La Bombilla catapultó a Elías Calles, en cuantito, como masculina personificación de Ariadna,  tendió los hilos, también de oro, en cacicazgos, puestos públicos, concesiones empresariales… Teseo al múltiplo dePolakia a la gran burguesía.

Pese a lo reciente… muy atrás quedaba Obregón en la comelitona de San Ángel, a sus costados Aarón Sáenz, corruptísimo y distinguido miembro de la revolufia y l’altasociedá. En La Bombilla charlaba el presidente electo en el ’28 con Melchor Ortega, quien en la presidencia de Lázaro Cárdenas saliera desterrado con don Plutarco y los Luises: León y  Morones, y en el ’46, pegadito a Prieto Laurens y Manuel Peláez, de una sola sílaba-salivazo decretara a Ezequiel Padilla “presidente”, ubicados todos todavía más a la derecha de Miguel Alemán. Otro de los comensales era Antonio Díaz Soto y Gama, procedente del Club Liberal Ponciano Arriaga, representante del gran Zapata en la Convención de Aguascalientes, obregonista después de mucho hueso colorado y más calcio del erario, periclitado cada vez más a la diestra hasta caer en adulaciones a Hitler… Allí estaban todos con el vencedor de una relección salteada y salteadora, compartiendo el verbo y los manjares… pero sin probar ni una chispita de los disparos.

Cuánta sonoridad

No hubo la mínima seguridad para Obregón, víctima de otros atentados, en especial, el de Chapultepec, quien de puro milagro o, para no caer en sacrilegio, de pura chiripa no se alargó en occiso... José León Toral ya había estado en otros actos del sonorense, ¿quién le dejó descolgadas las aldabas?

Qué de analogías con Lomas Taurinas en el ’94: En San Ángel la Orquesta de Esparza Oteo a todo volumen ejecutabala melodía preferida del agasajado: El Limoncito; en vísperas que otra ejecución sin música se produjera. En Tijuana, a todo volumen La Culebra en estentórea reproducción ejecutaba la Banda Machos, en lo que se avecinaba otro ejecutar frente adesguarnecida sien.En San Ángel el victimario se acercó tanto a testa y cuerpo de la víctima… que no tuvo que ejercer la puntería. En Tijuana el victimario acercó tanto la mira del revólver a la cabeza de la víctima… que algunos comentan que don Luis Donaldo preguntó: “¿Eres tú, Carlos?”. Con León Toral en la cárcel,el sonorense señor Calles se entrevistó a solas; en Lomas Taurinas con Mario Aburto encarcelado, a solas se entrevistó el sonorense señor Beltrones. Cuánta sonoridad.

En las elecciones del ’40, el ultraconservadurismo de variado rango, con un PAN acabadito de amasar… eligió para la grandota a su candidato ideal: Juan Andreu Almazán: tan corrupto y trepador que un solo datito lo encuera más que una radiografía: a inicios de los 30’s, cuando se hallaba al frente de la Secretaría de Obras Públicas, otorgó una concesión, en los asomos de la radio  (XER), a un gringo maese del chanchullo apellidado Brinckley, quien promocionaba unas afrodisiacas píldoras de glándulas de chivo, “medicamento” -radiante y radial anunciaba el estafador- que a nonagenarios y otros caballeros que sufrían la penitencia de una virtud involuntaria… les otorgaba el milagrísimo de producir vigorosos topetazos de lujuria, en jadeantes embestidas de colchón.

Las elecciones de 1988 generaron ágoras tumultuarias sin convocantes ni acarreos, pusieron a tiritar oligarcas y polakos escalofríos de espíritus desplumados… en ninguna otra campaña -si se exceptúa la de 1911en que se ganó una revolución armada- hubo tal presencia de muchedumbres, gentío talentoso y osadísimo. Demasiado pueblo para tan exigua candidatura. Y luego Salinas encaramado. Y luego los muertos en vastedad, incluidos crímenes familiares, un excuñado baleado a lo Capone y un hermano ahorcado a lo Corleone, (al que solicitaba la Interpol de Francia y de quien se rumora iba a cantar hermanados canturreos) en el Estado de México, cuando Arturo Montiel Rojas era virrey yAlfonso Navarrete Prida procurador de “Justicia”, ahoradiputado y activo promotor del señor Peña. Crímenes perfectos aderezados con barbacoa de chivos expiatorios, puras estampas de familia, puras estampas defamiglia.

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