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La subcultura de la miseria: Baldón nacional
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Edición 207

Variaciones sobre el mismo tema: Con una cita citable de Samuel Ramos -El perfil del hombre y la cultura en México: “La nota del carácter mexicano que más resalta a primera vista, es la desconfianza (…) se trata de una desconfianza irracional que emana de lo más íntimo del ser y se extiende a cuanto existe: Si es comerciante, no cree en los negocios; si es profesional, no cree en su profesión; si es político, no cree en la política…â€.

A esa cita, el citador agrega de su cosecha: Ese escepticismo de muchos es complementado por la experiencia de todos, para los que todos los días constatamos que el lenguaje oficial, totalmente desgastado, sólo existe como un encadenamiento de palabras sin contenido, como proclamas y promesas vacías sin relación con las intenciones y los hechos cotidianos. “Aunada a esta labor de falsificación histórica, de descastamiento por parte de los poderes constituidos y de sus historiadores mercenarios, se da la nefasta acción de mixtificación nacional.

“La contemplación y admiración de las formas extranjeras de vida, agrava la pérdida o el olvido de nuestros propios valores. El extranjerismo en otro tiempo inglés, en otro tiempo francés y ahora apabullantemente norteamericano, ha venido a imponer modelos vitales, mediocres o tal vez buenos para la nación de donde provienen, pero absolutamente inadecuados para la maduración de nuestra personalidad nacional. El comercialismo y el monetarismo de los medios de difusión, tratan de convertir al pueblo mexicano, por la lengua, por las costumbres, por los ideales familiares y por algunas formas de arte sin valor universal intrínseco, en un mercado cautivo que consuma sin capacidad plena de asimilar, los productos que todos los días importamos, empobreciendo nuestra economía y falsificando nuestra cultura. Además, el paulatino apoderamiento por el Estado de los canales de TV, de las estaciones de radio y de la prensa, ha venido a agravar el problema en vez de resolverlo. Con total desprecio a la verdad, los mensajes ‘oficiales’ sólo son expresión de propaganda oficial y sectaria. El multinacionalismo es una realidad, pero no una realidad enriquecedora, que nos enorgullezca, sino una realidad de exclusión que nos debe avergonzar (…) Millones de hermanos nuestros, los indígenas, que aún no asimilan, ni siquiera con el idioma, los principales valores de nuestra llamada ‘cultura nacional’, son un reclamo permanente a la falta de sensibilidad y responsabilidad de muchos dirigentes políticos que debieran haber integrado esos grupos al sentimiento y pensamiento nacionales, conservando lo valioso de sus culturas. También existe como baldón nacional, consecuencia de la injusta repartición de toda clase de bienes, la ‘subcultura’ de la miseria que, por supuesto, ha impedido e impide la maduración de una personalidad nacionalâ€.

Esos extractos no están tomados del último libro del “peligro para México†Andrés Manuel López Obrador. Pertenecen a una pieza oratoria magistral del extinto dirigente nacional del PAN, Abel Vicencio Tovar, quien añade: “La ‘subcultura de la miseria es física y es moral. “La crisis económica ha perpetuado la marginación de un número cada vez mayor de la población nacional de toda la posibilidad de lograr por su esfuerzo, un bienestar material acorde con la existencia humana. La desnutrición congénita que se prolonga durante toda la vida: la imposibilidad absoluta de habitación que satisfaga los mínimos de una familia; la privación de los más elementales servicios para la gran mayoría y el poder adquisitivo de un salario que cada vez es menor, claman contra la injusticia de la que en mayor o menor medida, todos somos responsables. La enorme disparidad de fortuna perpetuada por el sistema ha hecho de México el paraíso de los que en tres o seis años se convierten en multimillonarios sobre la miseria de millonesâ€.

El régimen ha sido
condenado por el pueblo

La ponencia de referencia, La Nación mexicana y sus valores, fue presentada por Vicencio Tovar hace 25 años (11-12 de febrero de 1984) ante la XXXII Convención del PAN. En ese documento, Vicencio Tovar afirma que la crisis económica que padece el pueblo mexicano, “la más severa de su historia contemporáneaâ€, es también crisis social, crisis cultural, crisis moral y, en la base, crisis política, crisis de confianza, y sentencia: “El pueblo no cree en su gobierno. El pueblo ha enjuiciado al régimen y el régimen ha sido condenado por el pueblo. Las fuerzas que habrán de salvar a la nación se encuentran en su seno. (En cuanto al futuro)) será el pensamiento rector el que dé consistencia a nuestra acción política; el que le dé su contenido moral y ético; el que impida que se convierta en agitación estéril o en oposición por sistema, sin aportar con ella nuestros conceptosâ€.

El texto de Vicencio Tovar, cargado de citas de José Vasconcelos, Efraín González Luna y Carlos Castillo Peraza, presenta a manera de anhelo panista esta oración: “¡ Cómo nos sentiríamos satisfechos si la libertad individual se ennobleciera por el respeto a la autoridad legítima y al papel comunitario de cada mexicano como responsable solidario de la suerte de sus hermanos! ¡Cómo limpiaría nuestro panorama futuro el pleno goce de los derechos que por ser hombres derivan los mexicanos de su naturaleza humana! ¡Cómo afirmaría nuestro sentido de nación plural el sumar la pluralidad de las aportaciones de las diversas culturas y clases sociales para resolver el problema de la dinámica social! ¡Cómo nos haría crecer la vigencia plena de la libertad que hiciera de la soberanía nacional el resultado de la decisión inspirada de seres humanos con plena conciencia de su destino político!â€.

Era 1984, año por cierto del novelístico Hermano Mayor.  En alguna coordenada de la encrucijada, Vicencio Tovar perdió la gramática y el rumbo. Cuatro años después, 1988, como coordinador de la bancada panista en la LIV Legislatura federal, asistió a Los Pinos para, con otros conspicuos personajes del PAN, suscribir la alianza estratégica con Carlos Salinas de Gortari, para otorgarle a éste “la legitimidad de gestiónâ€. Y había hablado del pensamiento rector que le daría contenido moral y ético al futuro.

“Casualmenteâ€, entre esas relevantes personalidades panistas que en diciembre de 1988 acudieron a Los Pinos a pactar con Salinas de Gortari, estaba, por supuesto, el jefe nacional del PAN, Luis H. Ãlvarez. Éste, en su discurso de aceptación de la candidatura para ese encargo -“estamos presenciando una contienda entusiasta en la que se disputa el honor de servir mejorâ€-, había declarado que no lo movía en esa empresa más que la voluntad de ser coherente, “hasta el último de los días que Dios me déâ€, con el ideal que abrazó desde el momento en que hizo suyo el mensaje de don Manuel Gómez Morín, fundador del partido azul.

Y citó al ideólogo chihuahuense: “La esperanza activa de una Patria libre y justa, encarnada en generosidad y orden por obra de personas responsables que, agrupadas en un partido político inspirado en el humanismo cristiano, estuvieran dispuestas al aparente absurdo de correr el riego de ser plenamente ciudadanos, en el marco de un régimen que se esfuerza en negarle a los mexicanos el atributo esencial de ser ellos quienes decidan el rumbo social, económico y político de su propia Naciónâ€.

Las monedas de cambio
de Acción Nacional

Ya de su ronco pecho, don Luis diagnosticó que la situación del país era grave. No es que no lo fuera antes, puesto que desde los años en que el partido fue fundado, se dijo con toda claridad que el mal de México era orgánico y que el penoso estado de la vida política no era más que la pústula en que culminaba la enfermedad generalizada del cuerpo social. “No creo ser pesimista si pienso y expreso que ese mal se ha agravado. El régimen hizo de los tiempos de la prosperidad ficticia, ocasión para generar una cultura de la complicidad, de la impunidad, del triunfo meramente material y del silencio, que fue desarrollando en muchos la convicción de la inutilidad de la participación abierta y libre en los asuntos públicos. En una palabra, emprendió un gigantesco esfuerzo, indudablemente perverso, de destrucción de la conciencia de solidaridad para garantizarse la permanencia en el poder.

“Para todos los mexicanos, es obvio que los años que se creyeron buenos, sólo fueron la máscara de una realidad estructural lamentable. Durante ese tiempo, proliferó la mentalidad de que el esfuerzo personal lograría impregnar la vida pública por las virtudes privadas. Hoy, cuando la injusta desnudez de las estructuras injustas, muestra su rostro de crisis, inflación, desempleo, empobrecimiento, desarticulación social y represión, nos damos cuenta de que la vida personal y social de los mexicanos ha sido contaminada por los vicios públicos. La conciencia de solidaridad, la convicción de que es en y por la solidaridad que es preciso buscar soluciones, apenas comienza  a despertar y, cuando logra manifestarse, descubrimos que no contamos con capacidad para organizar esa solidaridad e incluso que hay que comenzar por transformar la irritación en conciencia.

“El poder, ahora que su fracaso es público y su desprestigio trasciende nuestras fronteras patrias, utiliza el subdesarrollo económico que él mismo generó como instrumento de control político, se aprovecha de la desintegración social que se encargó de promover, le pasa la factura a los que hizo sus cómplices. Al repasar nuestra propia historia de luchas, sacrificios e incluso heroísmos y martirio, constatamos que lo que Acción Nacional ha hecho no ha sido en vano. Sin embargo, estoy convencido de que el partido debe hacer un renovado y redoblado esfuerzo para convertirse en más eficiente factor de cambioâ€.

¿Factor de cambio, el PAN? En 1988, con la firma de la alianza estratégica con Salinas de Gortari, las monedas de cambio fueron “legitimidad de gestión†y concertacesiones electorales.

Y de la mano de Fox,
el PAN llegó a Los Pinos

Pero de “cambio†también fue la divisa de campaña de Vicente Fox Quesada, con quien el PAN llegó a Los Pinos en 2000. En estricto rigor, con su propia sintaxis de ignorante, el ex gobernador de Guanajuato retomó aquellas denuncias contra el régimen en turno. Antes de que cantara el gallo tres veces, el titular del “primer gobierno democrático de la historia de México†había agotado el bono democrático que le otorgó el electorado, no muy limpio, cier-ta-men-te, y dio traste con la tan publicitada transición democrática que se quedó en mera alternancia de siglas partidistas y protagonistas individuales.

 


Gabinetito de descelebrados

Ejercicio memorioso el de esta entrega, no estorba recordar que en las horas crepusculares del priista Ernesto Zedillo Ponce de León, ya con Fox como Presidente electo, a principios de noviembre de 2000, un grupo de diputados federales de la bancada del PAN introdujo una iniciativa de reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, en cuya exposición de motivos los postulantes se vanagloriaron de que, a partir del 2 de julio, el pueblo mexicano había transitado de una etapa de su historia a otra, “más democrática y más libre, en la que la única garantía de estabilidad y progreso es la gobernabilidad democrática sustentada en el Estado Constitucional de Derecho. En este contexto, resulta claro que la Administración Pública Federal debe responder al reto de adecuar su estructura y funcionamiento a las nuevas y urgentes demandas sociales. Del buen funcionamiento de la Administración Pública depende, en buena medida, la consolidación del sistema democráticoâ€.


Otra vez la burra al trigo: “El mandato emitido por los mexicanos en la pasada elección federal se dio en un entorno complejo, lleno de retos y oportunidades. Por un lado, la  brutal e injusta pobreza de millones de mexicanos, la destrucción del medio ambiente y la impunidad contra la que clama el pueblo de México, el fenómeno de la globalización, producto de los avances tecnológicos en la informática y las telecomunicaciones, así como las mutaciones en los procesos de creación de riqueza e intercambio comercial que genera una nueva sociedad global (…) Las instituciones son el espacio social en el que se deben procesar de manera pacífica los conflictos, las demandas y las aspiraciones sociales. Sin duda, las instituciones son el espacio legitimado para circular las ideas, los intereses y las demandas de todos los ciudadanos. Sin las instituciones, viviríamos en la anarquía y en la barbarie y la única salida sería la violencia, que nos llevaría al embrutecimiento y a la desintegración de la sociedadâ€. Acotó el PAN en aquel momento: “Sin embargo, las instituciones del Estado no tienen una imagen óptima a los ojos de los ciudadanos y, en algunos casos, han perdido legitimidad para resolver los conflictos, las demandas y las aspiraciones socialesâ€. ¿No era, esa percepción del PAN, la estampa de un Estado fallido?

Era noviembre de 2000, y si se recupera aquella iniciativa es porque, entre otras cosas, el grupo parlamentario del PAN habla de “reivindicar la propiedad de la Nación†y -este es el punto-, expresa su preocupación por la crisis de seguridad pública, subyacente desde entonces. La propuesta es la creación de la Secretaría de Seguridad Pública, que perseguiría, como objetivo fundamental a que debe aspirar todo gobierno democrático, el de garantizar el goce de las libertades fundamentales de todos los habitantes del país, Adicionalmente, considera innegable que durante las dos últimas décadas del siglo XX la mayor parte del mundo ha vivido un acelerado incremento de la violencia y la delincuencia. Estos fenómenos han crecido a la par de los conflictos y rezagos políticos, económicos, sociales y culturales, presentes por igual, aunque en distinta magnitud, tanto en el mundo desarrollado, como en las naciones en desarrollo. Frente a ello, ha crecido el consenso internacional que reconoce las evidencias de que el modelo tradicional para enfrentar la inseguridad, la delincuencia y la violencia, basado principalmente en el control y la represión penal, es insuficiente y en algunos casos francamente inadecuado.
México, agrega la exposición de motivos, no ha estado exento de los fenómenos descritos: “Durante las últimas dos décadas, los mexicanos fuimos testigos de un incremento inédito de la delincuencia y de las manifestaciones violentas asociadas a la misma. Con ello, dos factores se hicieron evidentes. Por un lado, la necesidad de replantear el concepto mismo de política criminal, a efecto de rebasar sus límites meramente penales, para incorporar una visión más amplia que anteponga la atención social hacia las causas de la violencia y la delincuencia, sobre la atención penal con respecto a los efectos de las mismas; el segundo factor fue la urgencia de introducir a las instituciones de seguridad pública y justicia penal en un proceso de actualización, modernización y control, efectivamente adecuado no sólo a nuestro régimen constitucional de garantías, sino a la creciente demanda democratizadora de la sociedad mexicanaâ€.

¿Tienes valor…
O te vale?

Zedillo, que se autogratificó como “demócrata†reconociendo el triunfo de Fox, no regateó su apoyo al PAN en la gestión de aquel proyecto, e incluso, después de lograr que la bancada del PRI respaldara la reforma, se dio el lujo de, al cuarto para las 12, ordenar una edición extraordinaria del Diario Oficial de la Federación para promulgar el decreto respectivo. De esa manera, entre otras concesiones, el Presidente entrante pudo anunciar su gabinetazo incluyendo al flamante secretario de Seguridad Pública. Seis años después, llegó el presidente designado quien, como afirmó no hace mucho la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), se lanzó “como El Borras†al combate del crimen organizado. Las atroces consecuencias, ocho años después de PAN-gobierno, están a la vista, ya con alcances internacionales y nueva comalada de nuevos millonarios en dólares marca Forbes.

La conclusión es que despotricar, diagnosticar, legislar y gobernar en el papel y desde las tribunas de las convenciones partidistas, dista mucho de hacerlo de a de veras, cuando y donde se exige competencia y voluntad política. Todo lo demás es buscar el poder por el poder mismo y jugarle al priismo tardío en homenaje a Gatopardo. ¿Tienes valor o te vale? Buenas noches 2009.



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