DE IGUAL FORMA EN QUE ACTUARON tus padres contigo, debes de actuar igual. No le hables de sexo. Cada vez que te pregunte algo relacionado al sexo, por favor trata de confundirlo, hazle creer que los niños vienen de Paris y si te cacha haciendo el amor con tu pareja, déjalo que se asuste, no tiene importancia, él debe de vivir su propia experiencia.

TIENES que darle libertad, permítele que se vaya a dormir a otras casas y si te dice que el papá o el hermano o la hermana de su amiguito lo obligó a tocar sus partes y le hizo daño, no le creas, acuérdate que los niños son muy mentirosos y fantasiosos.

Descoyunte sexual

Si una empleada doméstica, se masturbó y se excitó en su cuerpecito, regáñalo por estar ofendiendo el honor de la sirvienta. Permite que tenga roces y juegos sexuales con sus hermanitos y sus amiguitos.

Organiza fiestas en tu casa y logra que tus invitados se emborrachen y hazte de la vista gorda, cuando alguien entre borracho y drogado al cuarto de tu hijo, déjalo ser, y facilita el camino para que esa inocente criatura sea dañada sexual y mentalmente en su propia casa. Cuando se masturbe y esté en edad, dale facilidades, vístete provocativamente o semi desnuda, busca la forma de que tu hijo genere morosidad por verte a ti, a tus hijas o primas semi encueradas, dale permiso de usar revistas pornográficas o de ver películas para adultos, por ningún motivo permitas que viva acorde a sus etapas, accede a que se sienta adolecente y vaya al cine a confundirse más con sexo y violencia.

No lo regañes, porque dice groserías, al contrario, festéjaselas, al igual que sus chistes pelados y dale chance que contamine a sus hermanitos y primitos menores. Trátalo como un adulto y habla de cosas delicadas, aun cuando no esté en edad, pero definitivamente no le hables nada de sexo. Si tu hijo fue violado, evita llevarlo a que reciba ayuda profesional, él merece vivir en el martirio de su descoyunte sexual, y que pague las consecuencias, no importa si se convierte en un degenerado, o tal vez en un violador, o si llega a sentirse sucio por el resto de sus días; a ti lo que te debe de importar, es el proceso de cómo lograr que tu hijo sea un enfermo emocional, que se llene de dolor y encuentre alivio en el alcohol, las drogas, el sexo, el poder, el dinero o en cualquier otra obsesión, como la comida, internet o el juego.

Muéstrale el camino del alcohol y las drogas

Por si todo lo anterior te llegara a fallar.

Tu hijo debe de aprender a relacionar a la sustancia con la sociedad, por ello, en tu cumpleaños o el diez de mayo, de igual suerte, en las fiestas de año nuevo, también en las jugadas de baraja o dominó en tu casa, o en cualquier otra fiesta, acuérdate, toma nota, es indispensable que siempre esté el alcohol de por medio y sobre todo, que tus invitados, tú y tu pareja, se deben de poner hasta las chanclas. Si hay pleitos de borrachos, qué mejor.

Si hay degenere sexual, qué mejor, pero que sea delante de tu hijo, para que él pueda comprender que está permitido embrutecerse y ese ejemplo le será de mucha utilidad. Cada vez que puedas, usa el término de Necesito. Necesito una cerveza, necesito curármela, de igual forma con las pastillas. Necesito un tafil para el dolor de cabeza. Necesito. Que no se te olvide, ah y debes de tener un súper botiquín en tu casa, para que tu hijo crezca con ese concepto de que él también llegará el día en que necesitará del medicamento para que se sienta bien y cuando le des algo para el resfriado o cualquier dolor, dale medicamento agradable a su paladar, para que cuando tenga ansiedad, se acuerde que meterse pastillas, es como meterse un dulce agradable.

No le des medicamentos amargos, acuérdate que estás en un proceso de creación de un enfermito súper adictivo. No se te olvide. Necesito un pase. Necesito meterme algo para carburar.

Malos hábitos y defectos de carácter

Los adictos y alcohólicos somos desorganizados, improvisados, impuntuales, informales y en sí irresponsables.

En este campo, la tarea es muy sencilla, no le enseñes ningún tipo de hábito, ni por equivocación se te ocurra pedirle que tienda su cama, que recoja su ropa, que tape la pasta de dientes o limpie su cepillo. Hazlo todo por él, para que se le facilite depender de terceros y no tenga horarios, ni disciplina, ni orden, y sea un inútil que no sepa coser ni un botón o bolear sus zapatos.

No le ayudes a hacer sus tareas, ignóralo, que batalle y si se equivoca, la recomendación es que lo agarres de los pelos y le embarres su carita en el cuaderno, así tendrá una letra pésima y no se aprenderá ni las cinco vocales, ni el abecedario, mucho menos las tablas de sumar y multiplicar. Muéstrale que te intolera que sea tan burro y grítaselo hasta el cansancio, compáralo insistentemente con sus hermanos, para que genere envidia y conozca lo que es este veneno para el alma.

De ti depende. La envidia habrá de frustrarle sus días de por vida. Con todos estos ingredientes, habrá de llenarse de defectos de carácter y para todo buscará justificantes, y por si esta estrategia no te llegara a funcionar, complácelo en todo, entrégale diariamente importantes sumas de dinero para que se compre porquería y media, cómprale cuanto juguete te pida, regálale cosas inútiles con las que juegue un ratito y después las mande al carajo.

Incúlcale la gran importancia que tiene el dinero y hazle sentir, que él se merece todo, para que cuando crezca, con su ego inflado, se estrelle contra la realidad y le de por comprar amor y en sí a las personas. Y cuando no tenga complacencias, se llene de frustración y de auto conmiseración.

Créemelo que funciona. Finalmente, ya cuando tu hijo sea todo un adicto, es cuando realmente vas a empezar a disfrutar de tu trabajo, y sin duda podrás palpar el resultado de tu esfuerzo y gozarás de la vida viendo a tu hijo, muerto en vida, y aquí algunas sugerencias para que disfrutes de tu alcoholiquito. Debes de estar muy conciente de que fueron muchos años del proceso y que tú te sientes muy satisfecha por la realización de tu obra.

Este es el encanto de tener un enfermito en casa

Si tu hijo llega a la cárcel por cualquier delito.

Siéntete abogada y pide dinero de donde sea. No lo dejes que sufra sus consecuencias de su vida ingobernable. El comprenderá que tú siempre estás dispuesta a ayudarlo, y por ello, volverá a cometer delitos. Si tu hijo, está lleno de deudas, ésta es una gran oportunidad para que despierte en ti, el espíritu financiero y te sientas banquero.

Págale todas sus broncas de dinero, incluso las de drogas. Sino tienes y él empieza a robarte o a empeñar tus cosas, no pasa nada, regáñalo poquito, para que lo vuelva a hacer, incluso facilítale el camino. No todos los días tendrás la oportunidad de sentirte institución de beneficencia pública. Imagínate, el Monte de Piedad te va a quedar chiquito. ¿Qué no? Si tu hijo se enferma de malilla, porque se le pasó la mano con la droga y se atascó, o tiene una cruda infernal, no te enojes, al contrario, dale las gracias, porque te está dando la oportunidad de que te sientas doctora o enfermera y dejarás de hacer otras cosas, por atender a tu enfermito.

Te sugiero le cocines algo especial, como caldito de camarón, su chela bien fría y un clamatito, y si tu quieres, un pasecito y un par de tafiles, todo ello, es para que se aliviane y vea que fácil es salir de un fondito. Si tu hijo, hace sus necesidades en su cama o se orina en envases de refresco y su cuarto apesta.

Qué felicidad. Te hará sentir muy bien, limpiar el cuchitril, sin duda, te sentirás útil y feliz, recogiendo su ropa sucia, limpiando todo el tiradero. Llévale los sagrados alimentos a su cuarto. Hay esposas y madres, que son muy felices haciendo el papel de botones de un hotel y realizando con elegancia el servicio. Resuélvele todos sus problemas y no permitas por ningún motivo que se haga responsable.

El depender de ti, te hará fuerte y tal vez, la súper mamá del año. Si tu hijo se atasca y está prendido de la marihuana, el alcohol, la cocaína, la heroína o las pastillas, entrégale dinero semanalmente para que se siga drogando, y si llega tarde o no llega en días, no le digas nada, goza el placer de que se burlen de ti y del resto de la familia. No pongas ningún tipo de límites, déjalo que disfrute de lo más sagrado que tiene el ser humano. La libertad de ser.

Si tu hijo, está muerto en vida, deprimido, flaco, ojeroso y sin ilusiones, espérate tantito, no lo metas a un anexo, no hagas nada por rehabilitarlo, ni que vaya a algún grupo de alcohólicos anónimos o neuróticos anónimos; tu hijo estará en el escudaron de la muerte, a un pie del manicomio, en la antesala de las cárceles y los hospitales y finalmente en la tumba, y solo así, podrás comprender que la enfermedad de las emociones, es cosa seria. No es un maldito vicio. Es de vida o de muerte, tan sencillo como eso. Tú dices, cómo, cuándo y dónde. El por qué, no importa, lo hecho, hecho está y punto.

Error, tras error

Esta enfermedad, no distingue a pobres o ricos, no distingue clases sociales, ideologías, credos, agarra a todos por parejo, el sufrimiento es igual para pobres que ricos, para mexicanos, como para niños indígenas o menonitas adictos, drogadictos, es una enfermedad cruel, progresiva, incurable, mortal, contagiosa, burlona y es un cáncer social.

Niños y niñas, ricos o pobres, son víctimas de las adicciones, sufren desde pequeños de depresión y de trastornos de ansiedad, igual, trastornos alimenticios, muchos se drogan porque están abandonados de sí mismos, porque les gusta, porque se justifican, como Erika, una chavita de 15 años que sufrió la muerte de su madre, quien fue brutalmente asesinada a las puertas de su casa, dolor, trauma que ella no ha podido superar y usa la mariguana, más otras sustancias tóxicas para calmar su dolor; cuando no tiene dinero, ni a nadie a quien robar, Erika se prostituye, juega con las emociones y los deseos de los hombres, corre un alto riesgo, adicional a su enfermedad.

Ha estado internada en un centro de rehabilitación para mujeres, los 18 mil pesos que ha pagado su familia en cada internamiento, han sido en vano, Erika sigue prendida de las drogas, tocando fondos y hundiéndose más en el pantano de los parásitos sociales, hundiéndose más y más, en un callejón sin salida.

Sentenciados a sufrir

Esta herencia se viene transmitiéndose de una generación a otra, de abuelos a padres, de padres a hijos, de hijos a hijos, es sin duda, una maldición para miles, millones de familias de ser humanos que sufren por la adicción de un ser querido, muchos, que se enferman más que el adicto, muchos que igual que ellos, están muertos en vida, atrapados sin salida.

Son miles de mujeres, que por años han vivido al lado de un alcohólico, adicto, neurótico, que han tenido que padecer esta triste enfermedad, ahora, estas mujeres sufren por sus hijos mariguanos, adictos a sustancias tóxicas, se prenden de los inhalantes, son tan adictos como cualquier niño rico o niño de clase baja o media, es exactamente lo mismo y tristemente, estos seres humanos se tornan impotentes ante la ausencia de un verdadero programa de rehabilitación, sufren las consecuencias de una nula política de prevención y un total abandono de la sociedad es un problema serio, de salud, delicado, de salud mental, emocional y espiritual. Ellos mueren de sobre dosis, como mueren en los llanos infinidad de heroinómanos, muertos en las lapidas, en las tapias, abandonados de sí mismos, abandonados de sus familias, abandonados de la sociedad.

Indiferencia a todo lo que da

La sociedad está enferma, muy enferma de sus emociones, de la mente, vive la gran mayoría en depresión, con ansiedad y con fármacos, adictos a las pastillas, a los antidepresivos, es un serio y delicado problema el que tenemos, se vive hoy en día las adicciones de niños, jóvenes, que están prendidos de diversas drogas, niños y jóvenes, que desde temprana edad se hacen dependientes a los fármacos, después, adictos, drogadictos que son internados en centros de rehabilitación, que más que rehabilitar, en ocasiones salen peor, hay con un alto índice de recaídos, el problema se torna mayúsculo, por lo que esto genera, como violencia doméstica, por la ausencia de motivación para trabajar, porque el drogadicto, se estanca en un estado depresivo y se niega a recibir ayuda, estos niños y jóvenes, son sentenciados al fracaso, a fracasar como hijos, como estudiantes, como trabajadores, a fracasar como pareja, como padres, a ser, sin duda, parásitos de la sociedad.

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