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Historia e ideario nacional, ausentes en la retórica oficial
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Edición 316


Historia e ideario nacional,

ausentes en la retórica  oficial

 

PRESUMIBLEMENTE, PARA DAR UN PASO  a la modernidad tecnócrata neoliberal con su incontable número de empresas trasnacionales y muchos intereses extraños a nuestro bien nacional, tanto la Historia de México como el ideario  de nuestros movimientos fundamentales, la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana,  han venido a menos en la retórica oficial y política. 



HABLAR DE REPARTO de tierras, derechos laborales,  defensa de  los consumidores ante los abusos de los monopolios que lo encarecen todo -principalmente los víveres- resulta obsoleto, como resulta también “algo pasado de moda” hablar de nuestros próceres, principalmente quienes restituyeron  las tierras a los campesinos y los derechos laborales a los obreros mexicanos. 

El ideario nacional y la Historia de México son elementos indispensables para la conservación de la identidad  de los mexicanos como miembros de una nación den donde se ha luchado  más que en otros muchos países, por la implantación de la justicia social, cuyas conquistas ahora son objeto de desmantelamiento en perjuicio de la inmensa mayoría  pertenecientes al ámbito obrero, al campesino y a la clase media. 

Marginación de la historia 

La Historia de México ya no inspira ni  ilumina -como antes de la implantación de la tecnocracia neoliberal, globalizadora y macroeconómica- la vida nacional,  en la medida en que, a partir  de la enseñanza de nivel básico,  el estudio de nuestro pasado es sustituido por  disciplinas  computarizadas que, como herramienta son indispensable  en e ámbito de lo tecnológico,  pero que de ninguna manera debe sustituir el aprendizaje de materia humanísticas como la historia, el civismo, la ética, la literatura, etcétera. 

La marginación de la Historia de México en el campo de la  educación deber ser motivo de preocupación, porque sin esta materia se nos coloca en el camino de perder la identidad nacional y ya sabemos  que “los pueblos que pierden su memoria, están condenados a desaparecer”. 



Recordemos que en la realización de las tareas fundamentales del ser humano, no debe olvidarse que hay principios, medios y fines. Si no hay formación humanística, se carecerá de los elementos indispensables  necesarios para tener buenos y sanos principios , por tanto,  la capacidad de raciocinio  se reduce a su expresión mínima.  Los avances de la técnica  son los medios para los fines revistos a partir de la elaboración de buenos principios. 

Todos los seres humanos somos intelectuales, por tanto, debemos nutrirnos  de lo conocimientos necesarios  para alcanzar el mejor desempeño en la función de la adopción de principios que nos permitan a través de los medios adecuados, alcanzar el fin positivo  que se busca. 

La ausencia de la Historia en nuestra vida nacional, se hace cada vez más notoria, tanto a nivel interno, como externo. Recientemente, el historiador inglés Alan Knight, bajo los auspicios de El Colegio Nacional presentó   su libro  Repensar la Revolución, en el cual llega a la conclusión de que, a partir de Carlos Salinas de Gortari, el tema de la modernidad es el ariete que desplaza  las enseñanzas de nuestra historia nacional y por de ello ha venido a menos abordar los temas fundamentales de México y  a los próceres mexicanos se les conoce menos entre la mayoría de la población 

Promesas  y no ideales 

En los discursos oficiales y de la política ya no aflora la mención a nuestros hechos históricos y a los prohombres  que hicieron posible la Patria en que vivimos  y que, pese a tantas traiciones, se mantiene en pie. En las aulas, el estudio de nuestro pasado tiene cada vez  menos importancia. 



Alan Knight.


Es necesaria que la argumentación de políticos y funcionarios retornen al conocimiento de nuestra Historia para argumentar  en sus discursos, sobre todo, tratándose de la necesidad de tomar ejemplo de nuestros héroes para que los imitemos y   se establezca con ello la concatenación de esfuerzos  continuados que al paso de las generaciones sean el eslabón  que nos identifique  en la tarea de engrandecer el país a que se pertenece. 

Los hombres que pertenecen a la vida publica del país deben retornar  al conocimiento de la Historia, porque si esto no ocurre, caeremos, tal vez pronto,  en el desconocimiento de lo que somos, y no debemos olvidar que los Estados fallidos, es decir, las naciones que desaparecen, empiezan a diluirse  en el proceso de la inconciencia  por la falta de conocimientos de la nación a la cual se pertenece. 



La educación en declive


Es de suma importancia lo que destaca Alan Knight, al advertir sobre “el abandono del ideario de la Revolución Mexicana”. Este síntoma es altamente preocupante, por ser los militantes del partido de la Revolución Mexicana, quienes condenan al olvido lo que hicieron  nuestros antepasados, militantes del instituto político que se identifica con el movimiento armado de 1910 que a paso de los años y hasta 1970, dieron a México la etapa mejor lograda del México independiente.

La Historia, el ideario nacional, son elementos que no deben ser marginados por quienes en sus discursos dan la idea de que han tomado la determinación  de cambiar  la herencia de la nación mexicana  libre e independiente, por el plato de lentejas de una tecnocracia que  está entre nosotros para despojarnos de todo lo valioso que tenemos, incluyendo del propio ser nacional. 



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