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Edición 421

 4217

 

Crisis migratoria

 

se complica por incompetencia de autoridades y desacuerdos partidistas

 

Feliciano Hernández*

 

Falta visión geoestratégica con enfoque futurista

 

Cd. de México.- Mientras el Congreso de Estados Unidos discutía la REFORMA MIGRATORIA del presidente Joe Biden para regularizar a 12 millones de indocumentados, solo en el primer semestre del presente año el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue rebasado por cientos de miles de indocumentados que invadieron el territorio mexicano en su tránsito hacia la tierra soñada.

 

AL MENOS un millón 113 mil inmigrantes que lograron internarse en territorio estadounidense fueron detenidos, entre enero y julio del presente, en cifras no vistas en los últimos 20 años, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés); de los cuales 408 mil eran de origen mexicano.

 

Las oleadas de nuevos indocumentados motivaron el reforzamiento de las medidas de contención y la deportación masiva por parte de Estados Unidos y México, en medio de protestas de activistas promigrantes y del silencio impotente de la ONU frente a un problema recurrente y de mayor intensidad en Norteamérica y Europa occidental.

 

Como es sabido, la pretendida legalización prometida por Biden detonó interminables caravanas de centroamericanos y caribeños, mayoritariamente, pero también de venezolanos, ecuatorianos y de casi todas las otras nacionalidades de Sudamérica, África y Medio Oriente; además de los mexicanos, claro, que prefirieron buscar oportunidades en aquel país, al haber sido perjudicados por las INEFICACES políticas económicas del actual gobierno y por el empeoramiento social que provocó López Obrador con el MAL MANEJO de la pandemia, cuyo impacto económico desastroso paralizó la economía nacional provocando una caída del PIB superior al 8.5 por ciento en un contexto previo de RECESIÓN, también provocada por las erráticas políticas del gobierno entrante.

 

No sobra mencionar que también México incrementó los recursos en cifras nunca vistas para ayudar, y en mayor número detener y deportar a los indocumentados; política ampliamente criticada por los activistas promigrantes y por “defensores” de derechos humanos. Como dato ilustrativo, solo en el primer semestre del presente año, el gobierno mexicano había recibido más de 70 mil solicitudes de ASILO de migrantes que ante las dificultades para conseguirlo en Estados Unidos prefieren PERMANECER en México antes que regresar a sus países.

 

En 2018 tales solicitudes alcanzaron la cifra de 29 mil 583; y hacia mediados del presente, la suma en el sexenio de AMLO fue de 189 mil peticiones. Esto sin contar a los cientos de miles que en la frontera norte desde hace años se establecieron como residentes permanentes IRREGULARES ante la tolerancia de las autoridades migratorias mexicanas. Todo lo cual puso bajo altas PRESIONES a las ciudades fronterizas del norte y sur.

 

AMLO complicó la crisis

 

Para México, la crisis migratoria se complicó desde 2018, cuando López Obrador como presidente electo dijo que los indocumentados eran bienvenidos —“Donde come uno, comen dos”, expresó— en el contexto de las caravanas centroamericanas que se organizaron y fueron políticamente manejadas, se dijo, para DESESTABILIZAR al gobierno de Donald Trump y dañar electoralmente a su partido, el Republicano.

 

Todo eso ocurrió en la coyuntura de la elección intermedia en aquel país; aunque también se manejó la hipótesis de que el propio Trump las habría INSTIGADO para insistir al Congreso en la necesidad de que le aprobaran sus políticas anti inmigrantes, que incluían la construcción del enorme y costoso muro fronterizo.

 

Todo ha resultado inútil ante los intentos a veces VIOLENTOS de quienes todos los días pretenden burlar la vigilancia y cruzar territorio mexicano para llegar a Estados Unidos, al margen de las leyes y no pocas veces instigados por intereses obscuros que debieran investigarse y exhibirse ampliamente para DESALENTAR a los manipuladores de ilusiones y a los MERCADERES del dolor ajeno que solo busca trabajo y oportunidades de desarrollo.

 

Las imágenes de guardias fronterizos de uno y otro lado haciendo uso de la fuerza para tratar de CONTROLAR a los angustiados migrantes ya son parte de la cotidianidad que en México y en Estados Unidos exhibe a todos los altos mandos del Legislativo y Ejecutivo con una gran incapacidad de poner orden bajo un marco legal conveniente y complaciente con todos los intereses en juego en ambos lados de la frontera.

 

En las muchas caras del fenómeno, los activistas han puesto el grito en el cielo frente a los hechos cotidianos de lo que consideran abusos y violaciones a los derechos humanos de los migrantes. Las autoridades se disculpan y ofrecen abundancia de datos como para ilustrar la magnitud del problema; mientras ofrecen tributo a los críticos SACRIFICANDO algunas cabezas de las que no tienen a nadie que los defienda y que presionados por las tensiones del momento solo hacen su riesgoso trabajo.

 

Incapacidad de instancias nacionales e internacionales

 

Hasta ahora la incompetencia y desacuerdos de autoridades y fracciones partidistas están en la base de las complicaciones que han dificultado encontrar soluciones a la EXPLOSIVA crisis migratoria que puso a las fronteras norte y sur de México bajo alta tensión, mientras cientos de miles de migrantes continuaban poniendo a prueba las improvisadas medidas de contención y exhibiendo la incapacidad de todas las instancias nacionales e internacionales (el Instituto Nacional de Migración —Inami—, la Guardia Nacional, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), los centros de pensamiento —think tanks—, la misma ONU y otras; las cuales deben ser criticadas fuertemente por su falta de propuestas alternativas y soluciones temporales o de largo plazo frente a un fenómeno por demás recurrente.

 

No pasó desapercibido para los observadores acuciosos que mientras en México el problema de los refugiados se desborda, desde la Secretaria de Relaciones Exteriores y de la de Gobernación, en una doble cara, ofrecían refugio a los habitantes de otras latitudes, mucho más alejadas de la región: “Por qué México acepta a los afganos y reciben la bienvenida, pero los haitianos y centroamericanos tienen que esperar o son deportados”.

 

Esas mismas autoridades de México y Estados Unidos, y de la difusa ONU, así como los activistas promigrantes, se quedan sin palabras ante los CORRUPTOS e incompetentes gobiernos EXPULSORES de migrantes, sobre todo centroamericanos. Tampoco se refieren a los traficantes —“polleros”— que están detrás de lo que en una de sus facetas es un enorme NEGOCIO. Mientras tanto, los migrantes adultos sacan sus mejores argumentos y ponen a los niños como razón, pretexto y escudo.

 

Un encabezado de prensa ilustra con oportunidad lo aquí asentado: “Polleros ganaron hasta 350 MILLONES de dólares durante julio”, reportó El Sol de México según datos de la Patrulla Fronteriza. “Las cifras récord en detención de migrantes dejaron jugosas ganancias a los traficantes.”

 

Los detenidos en ese mes sumaron 212 mil 672; de ellos 43 mil 626 mexicanos y el resto de otras nacionalidades. “La mayoría de los connacionales reportó durante su detención haber pagado al menos cuatro mil dólares a los traficantes, mientras que los de otros países pagaron unos ocho mil dólares”, sostuvo la Border Patrol; con tales datos, más los que prefirieron guardar silencio o negar algún pago por temor a represalias, es como las autoridades calcularon el monto referido.

 

Decenas de ciudades fronterizas se han acostumbrado a cohabitar con la población flotante que integran cientos de miles que comen, beben y demandan servicios. Sin embargo, otras han resentido la ALTERACIÓN de su seguridad. Las oleadas de indocumentados son un campo fértil para la ECONOMÍA SUBTERRÁNEA, con todos los vicios —que no son pocos— y una situación explosiva en plena incertidumbre por la incapacidad de los obligados a dar respuestas.

 

Enfoques nuevos, como solución

 

Y mientras el problema crece y el dolor humano de los hermanos migrantes se acentúa, las autoridades discuten soluciones con VIEJAS PROPUESTAS para resolver un problema muy añejo en un mundo muy DIFERENTE y en constantes cambios que por las modernas tecnologías han alterado los sistemas productivos y las relaciones de TRABAJO, así como los sistemas de JUSTICIA y las redes de participación ciudadana global que conforman un nuevo status para el flujo migratorio transfronterizo, mundial y sin documentos.

 

Se sabe que vienen imponiéndose en todo el mundo nuevos sistemas organizacionales con procedimientos productivos de vanguardia, altamente eficaces en la eliminación de mano de obra (por la digitalización, la robotización y la automatización), lo que en el presente y en el corto plazo implicará MAS DESEMPLEO, menores ingresos y más informalidad; una nueva economía no necesariamente buena en el sentido socialmente incluyente, y en consecuencia habría más inseguridad pública, inestabilidad social y mayores desplazamientos migratorios.

 

¿Y qué impactos tendrá esa nueva era —que ya toca a la puerta— en los flujos migratorios, y en las naciones receptoras o EXPULSORAS de migrantes? ¿Habrá un detonante de criminalidad y violencia doméstica en las naciones afectadas por el fenómeno? El problema no es futuro, ya existe, pero se complicará por la ignorancia de la MAGNITUD CICLÓNICA que representa y por la falta de previsión de las autoridades nacionales e internacionales.

 

Pocos centros de pensamiento y escasas naciones se están planteando ese FUTURO INMEDIATO. En algunos aspectos terrible, sobre todo en mayor DESEMPLEO; pero bueno en otros, como el estratégico aprovechamiento de la tecnología para conseguir satisfactores y ganar tiempo para mejores ocupaciones.

 

No obstante, el principal problema será el de la mayor exclusión social de las oportunidades LABORALES, de salud, educativas, culturales y recreativas. Y entonces, serán más frecuentes y más intensas las escenas de gente queriendo SALTAR LOS MUROS y brincar las fronteras, quizás con mayor violencia y con más PODER corruptor.

 

Los recientes encuentros binacionales México-USA de alto nivel para analizar los problemas y proponer soluciones son un buen principio, pero están limitados por viejos enfoques. La propuesta del presidente Biden es REACTIVA, política, localista y regionalista ante un problema viejo, pero adolece de ENFOQUE FUTURISTA y geoestratégico. Prometen inversiones en el sur de México y en Centroamérica y eso parece conveniente, pero está limitado tanto en recursos financieros como en perspectiva geoestratégica, sobre todo ante los avances del GIGANTE ASIÁTICO y su afán de hegemonía global.

 

El encuentro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), en Cd. de México —el 18 de septiembre— fue una oportunidad perdida. Discutieron importantes temas, pero dejaron fuera el de la crisis migratoria.

 

Es urgente que se establezcan mesas de análisis y propuestas —nacionales e internacionales— hacia el INGRESO UNIVERSAL mínimo global; con visión INCLUYENTE y progresista; con perspectiva de RESCATE ecológico y economía sustentable; con enfoque anticorrupción y de mayor SEGURIDAD pública en los países expulsores de migrantes. Y una respuesta postergada, como convenio multilateral supervisado por la ONU, son los permisos de trabajo para migrantes, que ya existen pero que deben masificarse y establecerse como única opción legal migratoria, con fines laborales y de carácter temporal.

 

La crisis migratoria REGIONAL demanda hoy soluciones profundas, de largo alcance, con enfoque de INVERSION para un presente más INCLUYENTE y un futuro de mayor SEGURIDAD, pero sobre todo se requieren mentes visionarias y voluntades AUDACES. El porvenir de todos lo amerita.

 

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Crisis migratoria

se complica por incompetencia de autoridades y desacuerdos partidistas

Feliciano Hernández*

Falta visión geoestratégica con enfoque futurista

Cd. de México.- Mientras el Congreso de Estados Unidos discutía la REFORMA MIGRATORIA del presidente Joe Biden para regularizar a 12 millones de indocumentados, solo en el primer semestre del presente año el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue rebasado por cientos de miles de indocumentados que invadieron el territorio mexicano en su tránsito hacia la tierra soñada.

AL MENOS un millón 113 mil inmigrantes que lograron internarse en territorio estadounidense fueron detenidos, entre enero y julio del presente, en cifras no vistas en los últimos 20 años, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés); de los cuales 408 mil eran de origen mexicano.

Las oleadas de nuevos indocumentados motivaron el reforzamiento de las medidas de contención y la deportación masiva por parte de Estados Unidos y México, en medio de protestas de activistas promigrantes y del silencio impotente de la ONU frente a un problema recurrente y de mayor intensidad en Norteamérica y Europa occidental.

Como es sabido, la pretendida legalización prometida por Biden detonó interminables caravanas de centroamericanos y caribeños, mayoritariamente, pero también de venezolanos, ecuatorianos y de casi todas las otras nacionalidades de Sudamérica, África y Medio Oriente; además de los mexicanos, claro, que prefirieron buscar oportunidades en aquel país, al haber sido perjudicados por las INEFICACES políticas económicas del actual gobierno y por el empeoramiento social que provocó López Obrador con el MAL MANEJO de la pandemia, cuyo impacto económico desastroso paralizó la economía nacional provocando una caída del PIB superior al 8.5 por ciento en un contexto previo de RECESIÓN, también provocada por las erráticas políticas del gobierno entrante.

No sobra mencionar que también México incrementó los recursos en cifras nunca vistas para ayudar, y en mayor número detener y deportar a los indocumentados; política ampliamente criticada por los activistas promigrantes y por “defensores” de derechos humanos. Como dato ilustrativo, solo en el primer semestre del presente año, el gobierno mexicano había recibido más de 70 mil solicitudes de ASILO de migrantes que ante las dificultades para conseguirlo en Estados Unidos prefieren PERMANECER en México antes que regresar a sus países.

En 2018 tales solicitudes alcanzaron la cifra de 29 mil 583; y hacia mediados del presente, la suma en el sexenio de AMLO fue de 189 mil peticiones. Esto sin contar a los cientos de miles que en la frontera norte desde hace años se establecieron como residentes permanentes IRREGULARES ante la tolerancia de las autoridades migratorias mexicanas. Todo lo cual puso bajo altas PRESIONES a las ciudades fronterizas del norte y sur.

AMLO complicó la crisis

Para México, la crisis migratoria se complicó desde 2018, cuando López Obrador como presidente electo dijo que los indocumentados eran bienvenidos —“Donde come uno, comen dos”, expresó— en el contexto de las caravanas centroamericanas que se organizaron y fueron políticamente manejadas, se dijo, para DESESTABILIZAR al gobierno de Donald Trump y dañar electoralmente a su partido, el Republicano.

Todo eso ocurrió en la coyuntura de la elección intermedia en aquel país; aunque también se manejó la hipótesis de que el propio Trump las habría INSTIGADO para insistir al Congreso en la necesidad de que le aprobaran sus políticas anti inmigrantes, que incluían la construcción del enorme y costoso muro fronterizo.

Todo ha resultado inútil ante los intentos a veces VIOLENTOS de quienes todos los días pretenden burlar la vigilancia y cruzar territorio mexicano para llegar a Estados Unidos, al margen de las leyes y no pocas veces instigados por intereses obscuros que debieran investigarse y exhibirse ampliamente para DESALENTAR a los manipuladores de ilusiones y a los MERCADERES del dolor ajeno que solo busca trabajo y oportunidades de desarrollo.

Las imágenes de guardias fronterizos de uno y otro lado haciendo uso de la fuerza para tratar de CONTROLAR a los angustiados migrantes ya son parte de la cotidianidad que en México y en Estados Unidos exhibe a todos los altos mandos del Legislativo y Ejecutivo con una gran incapacidad de poner orden bajo un marco legal conveniente y complaciente con todos los intereses en juego en ambos lados de la frontera.

En las muchas caras del fenómeno, los activistas han puesto el grito en el cielo frente a los hechos cotidianos de lo que consideran abusos y violaciones a los derechos humanos de los migrantes. Las autoridades se disculpan y ofrecen abundancia de datos como para ilustrar la magnitud del problema; mientras ofrecen tributo a los críticos SACRIFICANDO algunas cabezas de las que no tienen a nadie que los defienda y que presionados por las tensiones del momento solo hacen su riesgoso trabajo.

Incapacidad de instancias nacionales e internacionales

Hasta ahora la incompetencia y desacuerdos de autoridades y fracciones partidistas están en la base de las complicaciones que han dificultado encontrar soluciones a la EXPLOSIVA crisis migratoria que puso a las fronteras norte y sur de México bajo alta tensión, mientras cientos de miles de migrantes continuaban poniendo a prueba las improvisadas medidas de contención y exhibiendo la incapacidad de todas las instancias nacionales e internacionales (el Instituto Nacional de Migración —Inami—, la Guardia Nacional, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), los centros de pensamiento —think tanks—, la misma ONU y otras; las cuales deben ser criticadas fuertemente por su falta de propuestas alternativas y soluciones temporales o de largo plazo frente a un fenómeno por demás recurrente.

No pasó desapercibido para los observadores acuciosos que mientras en México el problema de los refugiados se desborda, desde la Secretaria de Relaciones Exteriores y de la de Gobernación, en una doble cara, ofrecían refugio a los habitantes de otras latitudes, mucho más alejadas de la región: “Por qué México acepta a los afganos y reciben la bienvenida, pero los haitianos y centroamericanos tienen que esperar o son deportados”.

Esas mismas autoridades de México y Estados Unidos, y de la difusa ONU, así como los activistas promigrantes, se quedan sin palabras ante los CORRUPTOS e incompetentes gobiernos EXPULSORES de migrantes, sobre todo centroamericanos. Tampoco se refieren a los traficantes —“polleros”— que están detrás de lo que en una de sus facetas es un enorme NEGOCIO. Mientras tanto, los migrantes adultos sacan sus mejores argumentos y ponen a los niños como razón, pretexto y escudo.

Un encabezado de prensa ilustra con oportunidad lo aquí asentado: “Polleros ganaron hasta 350 MILLONES de dólares durante julio”, reportó El Sol de México según datos de la Patrulla Fronteriza. “Las cifras récord en detención de migrantes dejaron jugosas ganancias a los traficantes.”

Los detenidos en ese mes sumaron 212 mil 672; de ellos 43 mil 626 mexicanos y el resto de otras nacionalidades. “La mayoría de los connacionales reportó durante su detención haber pagado al menos cuatro mil dólares a los traficantes, mientras que los de otros países pagaron unos ocho mil dólares”, sostuvo la Border Patrol; con tales datos, más los que prefirieron guardar silencio o negar algún pago por temor a represalias, es como las autoridades calcularon el monto referido.

Decenas de ciudades fronterizas se han acostumbrado a cohabitar con la población flotante que integran cientos de miles que comen, beben y demandan servicios. Sin embargo, otras han resentido la ALTERACIÓN de su seguridad. Las oleadas de indocumentados son un campo fértil para la ECONOMÍA SUBTERRÁNEA, con todos los vicios —que no son pocos— y una situación explosiva en plena incertidumbre por la incapacidad de los obligados a dar respuestas.

Enfoques nuevos, como solución

Y mientras el problema crece y el dolor humano de los hermanos migrantes se acentúa, las autoridades discuten soluciones con VIEJAS PROPUESTAS para resolver un problema muy añejo en un mundo muy DIFERENTE y en constantes cambios que por las modernas tecnologías han alterado los sistemas productivos y las relaciones de TRABAJO, así como los sistemas de JUSTICIA y las redes de participación ciudadana global que conforman un nuevo status para el flujo migratorio transfronterizo, mundial y sin documentos.

Se sabe que vienen imponiéndose en todo el mundo nuevos sistemas organizacionales con procedimientos productivos de vanguardia, altamente eficaces en la eliminación de mano de obra (por la digitalización, la robotización y la automatización), lo que en el presente y en el corto plazo implicará MAS DESEMPLEO, menores ingresos y más informalidad; una nueva economía no necesariamente buena en el sentido socialmente incluyente, y en consecuencia habría más inseguridad pública, inestabilidad social y mayores desplazamientos migratorios.

¿Y qué impactos tendrá esa nueva era —que ya toca a la puerta— en los flujos migratorios, y en las naciones receptoras o EXPULSORAS de migrantes? ¿Habrá un detonante de criminalidad y violencia doméstica en las naciones afectadas por el fenómeno? El problema no es futuro, ya existe, pero se complicará por la ignorancia de la MAGNITUD CICLÓNICA que representa y por la falta de previsión de las autoridades nacionales e internacionales.

Pocos centros de pensamiento y escasas naciones se están planteando ese FUTURO INMEDIATO. En algunos aspectos terrible, sobre todo en mayor DESEMPLEO; pero bueno en otros, como el estratégico aprovechamiento de la tecnología para conseguir satisfactores y ganar tiempo para mejores ocupaciones.

No obstante, el principal problema será el de la mayor exclusión social de las oportunidades LABORALES, de salud, educativas, culturales y recreativas. Y entonces, serán más frecuentes y más intensas las escenas de gente queriendo SALTAR LOS MUROS y brincar las fronteras, quizás con mayor violencia y con más PODER corruptor.

Los recientes encuentros binacionales México-USA de alto nivel para analizar los problemas y proponer soluciones son un buen principio, pero están limitados por viejos enfoques. La propuesta del presidente Biden es REACTIVA, política, localista y regionalista ante un problema viejo, pero adolece de ENFOQUE FUTURISTA y geoestratégico. Prometen inversiones en el sur de México y en Centroamérica y eso parece conveniente, pero está limitado tanto en recursos financieros como en perspectiva geoestratégica, sobre todo ante los avances del GIGANTE ASIÁTICO y su afán de hegemonía global.

El encuentro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), en Cd. de México —el 18 de septiembre— fue una oportunidad perdida. Discutieron importantes temas, pero dejaron fuera el de la crisis migratoria.

Es urgente que se establezcan mesas de análisis y propuestas —nacionales e internacionales— hacia el INGRESO UNIVERSAL mínimo global; con visión INCLUYENTE y progresista; con perspectiva de RESCATE ecológico y economía sustentable; con enfoque anticorrupción y de mayor SEGURIDAD pública en los países expulsores de migrantes. Y una respuesta postergada, como convenio multilateral supervisado por la ONU, son los permisos de trabajo para migrantes, que ya existen pero que deben masificarse y establecerse como única opción legal migratoria, con fines laborales y de carácter temporal.

La crisis migratoria REGIONAL demanda hoy soluciones profundas, de largo alcance, con enfoque de INVERSION para un presente más INCLUYENTE y un futuro de mayor SEGURIDAD, pero sobre todo se requieren mentes visionarias y voluntades AUDACES. El porvenir de todos lo amerita.

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