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Edición 407

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PAISAJE OSCURO

Gastón Pardo

Lo que hoy acontece es el resultado de la actividad de los mercados, de las autoridades corrompidas, de las tendencias a la depresión y la presencia del crimen organizado que ha dejado atrás la deseable acción estatal protectora de la sociedad. Al parecer, ya estamos sometidos a los designios inconfesables de entidades inescrutables y abstractas.

LOS CIUDADANOS tendrían en condiciones normales el derecho a enterarse de los resultados de las negociaciones entre los políticos y entre estos y los conductores del crimen organizado, pero no sabemos mucho de cómo los ciudadanos de a pie son sometidos a las decisiones que llegan con vida propia. El ciudadano ideal, dice Yuri Herrera en el estupendo estudio sobre el narco bajo el gobierno de Felipe Calderón (México, 2006 – 2012, editado por Grijalbo en 2013, Narcoleaks),  “es el ciudadano que acepta que le cuenten su propia historia como si hubiera acontecido hace mucho tiempo y ya no tuviera ninguna influencia sobre ella. Más que intereses personales o de grupo, más que supersticiones políticas, manías o rencores, lo que tenemos son las impasibles fuerzas de la historia”.

Estos ciudadanos son recibidos con especial esmero en los encierros donde todo lo que cae es controlado, en la estrategia mundial de la inmunidad de rebaño, que ha sido inventada con intenciones maltusianas, de control de población, por las autoridades de la Organización Mundial de la Salud y acogida por las autoridades sanitarias de cada país con intenciones de llegar al extremo viable los proyectos de despoblación previamente elaborados.

Netflix se encargó de la tarea de propagar el ánimo de sus suscriptores a aceptar la despoblación como un fin indispensable, previsto en el punto de partida de sus extraños filmes de tono apocalíptico, a los que ahora hay que sumar las portadas premonitorias del desastre llevadas al público por la revista británica The Economist.

World Socialist Web Site

En su edición del 10 de junio de 2020, Thomas Scripps nos orienta en el tema de la inmunidad de rebaño. Dice que si bien tiene un sustento científico, que se refiere a la inmunización de un porcentaje suficiente de la población para bloquear la transmisión de un virus y por lo tanto contenerlo y erradicarlo. Pero en el caso de enfermedades graves tal inmunidad sólo es concebida como el resultado de programas de vacunación masiva.

Confiar en que los individuos desarrollen una inmunidad natural con el contacto con el virus no sólo no garantiza una resistencia efectiva a la infección por el desarrollo de anticuerpos. Asimismo presupone la muerte de cientos de miles de personas que no sobrevivirían a la enfermedad.

La inmunidad de rebaño, pues, no es una estrategia de salud pública, sino una política que sacrifica a los vulnerables mientras se defienden los intereses de la élite gobernante, lo que es una prioridad sociopática de los beneficios que se captan a costa de la vida.

El gobierno británico está reviviendo y poniendo en práctica la más bárbara de las teorías sociales. Dice el gobierno Johnson “Es hora de que tengamos una discusión madura sobre la cantidad óptima de seres humanos en este país (Reino unido) y en este planeta”. Se trata pues de despoblar a toda costa.

El programa www3 nhk.or.jp

La brillante comentarista japonesa Doden Aiko acaba de presentar una entrevista hecha por separado a tres pensadores de primera fila. Uno de ellos es el economista francés Jacques Attali.  Otro es el científico político y consultor de riesgos estadounidense Ian Bremmer. Y el tercero es el ensayista sobre temas del futuro, el israelí Yuval Noah Harari.

Attali es un geopolítico y geoestratega de primera línea francés. Con fama de que no se equivoca jamás. Propone el deber de reorientar la economía de la solidaridad. Dice que la situación a la que nos enfrentamos es muy grave y por ello es necesario tomarla como una oportunidad para cambiar.

De acuerdo con Bremmer que es el director de la mayor consultoría de riesgos del mundo, afirma que las condiciones del mundo son la consecuencia de la falta de dirección de la guerra. En 2001, en efecto, cuando tuvo lugar el ataque a las torres gemelas, la población estadounidense se solidarizó en casi un 100 por ciento con la decisión de hacer la guerra a los dos países, Afganistán e Irak, señalados como responsables del ataque  padecido en Nueva York.

La guerra fue un éxito, pero fue la última vez que se tomó la decisión de hacerla con el ánimo de vencer. Las guerras siguientes reclamaron la necesidad de ser rediseñadas para volver a servir. Corrió en 2001 el dinero a raudales en favor de numerosos países.

Pero a partir de dentro de unos meses  la derrama de dinero en apoyo de potencias de menor calado, como México, podrían no poder conseguir el dinero necesario para su seguridad y desarrollo porque se limitaron a  favorecer los negocios. No habrá quien presté recursos a los países de la periferia del capitalismo.

Harari confirma lo dicho por Bremmer con el anuncio de que en unos meses tendremos grandes cambios que modificarán la dirección del mundo.

El volumen de la crisis

Un número creciente de situaciones caóticas, envolturas de los cambios a la vista no se van a agotar con la pérdida de intensidad del covid 19. Va a proseguir la marcha a la entropía en escala mayor con la peste bubónica y la fiebre porcina además de las alteraciones climáticas. Jacques Attali indica que no será tan dolorosa la transición a la nueva convivencia.



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