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Virulento fuego amigo en el Sistema Nacional de Salud
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Edición 397

 3972

EN EL CONTEXTO DE LA COMPARECENCIA DE ALCOCER VARELA

Virulento

fuego amigo en el Sistema Nacional de Salud

Rodolfo Ondarza Rovira*

Durante la comparecencia del Secretario de Salud el miércoles 16 de octubre de 2019, en la H. Cámara de Diputados, el Dr. Jorge Alcocer Varela mencionó que se asignó un incremento del 10.4 por ciento de presupuesto a los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad, que atienden a la población sin seguridad social.

LOS INSTITUTOS Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad son considerados los 26 hospitales que integran las joyas de la corona del Sistema Nacional de Salud, hospitales que brindan un tercer nivel de atención médica de alta especialidad, realizando formación de recursos humanos e investigación científica médica.

         COMO PREÁMBULO debemos recordar que el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, entregó como propuesta a la Cámara de Diputados la asignación a los institutos nacionales de salud y hospitales de alta especialidad, recursos económicos superiores a los que dispusieron el presente año. De tal forma que estos hospitales de atención altamente especializada dispondrán de mil millones de pesos extra para pago de salarios y otra cantidad parecida para gastos de operación. Lo anterior es significativo si tomamos como referencia que la Secretaría de Salud, durante el sexenio pasado, tuvo reducciones muy importantes en su presupuesto, como los ocurridos el año pasado por poco más de 11 mil millones de pesos.

         Las transformaciones en el Sector Salud venían dándose en el marco de la renuncia de Alejandro Mohar Betancourt como comisionado de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad de la Secretaría de Salud, y del escándalo del desabasto y del “huachicoleo” de medicamentos, entre otros los fármacos oncológicos como el metrotexato para el tratamiento de enfermos, de niños con cáncer en nosocomios como el grave problema generado en el Hospital Infantil de México. Aunque esto no era un tema nuevo, ya que situaciones similares venían dándose desde sexenios pasados agravándose durante el peñato, que pretendía desmantelar al Sector Salud.

         Aquí lo que habría que ver es que quien realiza las adquisiciones de fármacos e insumos hospitalarios son las farmacias internas de estos hospitales, que increíblemente y sin justificación alguna, fueron privatizadas el sexenio pasado, y que los primeros enterados de las existencias deben ser los directivos de esos nosocomios.

         Mohar Betancourt, de alguna manera encabezó protestas en contra de decisiones tomadas en la Secretaría de Salud y en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Sin embargo, ¿estas gestiones de los directores de estos organismos eran legítimas? La respuesta es no, dado el subejercicio de presupuesto y diversas irregularidades.

Pugnas con la industria farmacéutica

 DURANTE la gestión de Mohar Betancourt, no sólo se agudizó el desabasto de medicamentos en estos hospitales, también ocurrió lo mismo con las pugnas con la industria farmacéutica y los distribuidores de medicamentos. Es decir, se agravó el conflicto con empresas nacionales y transnacionales integrantes de la Fundación Mexicana para la Salud A.C. (FUNSALUD), institución privada donde nace el Seguro Popular, medio de operación de las ideas de mercantilización y privatización de la Salud en México, ideas que seguramente también tenía Germán Martínez Cázares, de extracción panista, para el IMSS, y que venían minando, por muchos años, el acceso al derecho humano a la salud particularmente de los grupos vulnerables, incrementando  de forma tremenda e intolerable el gasto de bolsillo, ocasionando no sólo un insoportable deterioro económico de la población, sino la muerte de aquellos que no podían pagar la atención médica.

Los operadores de FUNSALUD, por cierto, han sido rectores de la UNAM antes de ser secretarios de salud o funcionarios de la misma Secretaría, entre otras instancias dedicadas a la enseñanza superior, al desarrollo tecnológico y a la investigación científica; funcionarios que ahora se quejan y amparan por no poder tener sueldos superiores al del presidente de la República.

Mohar Betancourt venía de esas camadas de directivos de sexenios corruptos al igual que la inmensa mayoría de los directivos actuales de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad.

         Los nombramientos de directores de los Institutos Nacionales de Salud frecuentemente han estado envueltos en la opacidad y falta de transparencia, y como parte de la corrupción que privaba en el Sector Salud.

Transas y más transas

DICEN QUE PARA MUESTRA basta un botón. Por ejemplo, el relevo en el Instituto Nacional de Cancerología (INCAN) en 2013 se enmarcó en una investigación que llevó a cabo la Auditoría Superior de la Federación (ASF), instancia que reportó en 2011 unas 42 observaciones por irregularidades en el manejo de 180 millones de pesos de la institución. Alejandro Mohar Betancourt, era director saliente del INCAN. Además de ello Mohar Betancourt figuraba como “miembro del laboratorio privado Labpath, proveedor de estudios especiales… para el propio Incan”, de acuerdo a investigaciones de Rosalía Vergara periodista de la revista Proceso, en un claro conflicto de intereses. Y sin embargo, fue designado en este sexenio como comisionado de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad de la Secretaría de Salud, a pesar de sus brumosas credenciales. La lista puede continuar, y es larga.

A través de los sexenios no ha importado la meritocracia, el poder del dedo ha prevalecido…. y también la posibilidad del saqueo.

El requisito para ser uno de estos directivos que ha actuado con total impunidad ha sido el ser miembro del selecto y tristemente célebre Cártel de la Bata Blanca.

         Las preguntas que por sentido común debemos formularnos son: ¿Por qué se nombran directivos de los hospitales de México a personajes con antecedentes turbios? ¿Acaso no hay médicos capacitados, honestos que puedan dirigir óptimamente los hospitales del país? Siempre he dicho que el jefe de la mafia no se va a rodear de monaguillos.

         Hemos señalado en notas previas la corrupción del Cártel de la Bata Blanca, cuyos miembros fueron designados como funcionarios y directivos del sistema nacional de salud en tiempos del peñato y de José Narro, y que a pesar de sus corruptelas siguen en esos puestos. Si se va a barrer de arriba abajo por ahí debe empezarse en Salud.

Alcocer Varela destacó en su comparecencia en el Congreso de la Unión que el Estado Mexicano tiene como prioridad el Derecho Constitucional de los mexicanos a la protección de la Salud. Por ello, y con el fin de solucionar la segmentación y la fragmentación del Sistema Nacional de Salud, se ha buscado el financiamiento del mismo, siguiendo los criterios de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización Panamericana de la Salud. Por lo que las acciones del gobierno de la República se han orientado a lograr la universalidad y reducción de la desigualdad en salud, el combate a la corrupción y la mejora de su función pública, sumándose medidas de austeridad y de gasto responsable. De esta forma las compras consolidadas de medicamentos y materiales de curación se realizaron mediante procedimientos de licitación asistidos por la ONU.

         ¿Pero cómo puede Alcocer Varela combatir la corrupción en el Sector Salud si no cambia a los directivos y funcionarios que han desarrollado prácticas corruptas desde sexenios anteriores?

         Durante la comparecencia de Alcocer Varela la diputada Frinné Azura del Partido Revolucionario Institucional (PRI) aseguró que “las políticas públicas de salud de gobiernos anteriores fueron efectivas”, y apuntó que “hoy, en tan corto tiempo, afloraron múltiples problemas administrativo-operativos que afectaron a múltiples actores e instituciones del Sector Salud y que fueron atribuidas al sub ejercicio del presupuesto durante el primer semestre del año”.

         También diversos medios, como la extraña entrada de las cámaras de Ciro Gómez Leyva en el Instituto Nacional de Neurología —que teóricamente sólo pueden ser autorizadas por el director del Instituto— para denostar las acciones de la SSa, han informado sobre la suspensión de cirugías, el menor internamiento de pacientes, el pago que tienen que hacer ahora los pacientes en los Institutos Nacionales de Salud por diversos conceptos independientemente de la clasificación socioeconómica a la que se les ha asignado por trabajo social, la renta innecesaria de equipo quirúrgico a cargo de la cuenta del paciente, etc., sumándose a las añejas quejas de trabajadores del Sector Salud debido a las malas condiciones de trabajo, al moving, etc.

Lo que no se dice

 SE HABLA PUES de que las causas de los actuales problemas en el Sector Salud son debidas al sub ejercicio del presupuesto asignado a salud, lo que no dice el PRI es que esto viene dándose desde el sexenio pasado de manera sistemática.

         Una investigación publicada con datos obtenidos con base en la Ley de Transparencia, por Mariluz Roldán, periodista de la Silla Rota, en mayo pasado, revela que, por ejemplo, el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía recibió el año pasado (peñato) 897 millones 584 mil 820 pesos, de los cuales ejerció únicamente 361 millones 896 mil 519 pesos. ¿Por qué no ejerció este Instituto en 2018 más de 500 millones de pesos a pesar del sufrimiento de los pacientes y de las carencias de las que tanto se han quejado sus trabajadores?

¿Va a servir de algo el incremento anunciado durante su comparecencia por Alcocer Varela de 10.4 por ciento de presupuesto a los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad?

         Esto es más preocupante después de leer la nota de Ángeles Cruz y Roberto González, periodistas de La Jornada del mes pasado donde a la letra dice: “La industria farmacéutica y “gente de casa” – de instituciones públicas de salud – presionan e intentan chantajear al gobierno con la intención de frenar el cambio y mantener la corrupción”. Declaración tomada de funcionarios de las Secretarías de Salud (SSa) y de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Y continúan: “Este tipo de conductas de miembros del sector público se dio en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez, donde se corrió la versión de que no tenían jeringas para la realización de tomografías con medio de contraste. Era falso, afirmaron las fuentes de la SHCP y advirtieron que todo esto se encuentra en investigación.”

         El cinismo de diputados del PRI, del PAN, y de sus grupos parlamentarios satélite no se dejó esperar en la comparecencia de Alcocer Varela, hablaron de falta de instrumental e insumos médicos, vacunas, medicamentos, hospitales, carencia de médicos, sobre la falta de atención en enfermedades mentales. No dejaron pasar el espacio para criticar al Proyecto del Aeropuerto de Santa Lucía. Y por supuesto dejaron ver su disgusto sobre el combate a la corrupción y la implementación de medidas de austeridad en la SSa.

Por supuesto mantuvieron su amnesia en cuanto al desvío de recursos de Salud en campañas electorales y otros artilugios, sus recortes al presupuesto, olvidaron sus licitaciones directas o amañadas, la renta de equipos en vez de la compra de equipamiento propio para hospitales, la subrogación de servicios como hemodiálisis, radioterapia, y hasta olvidaron el uso que dieron al agua destilada como tratamiento oncológico en niños. Evidencias irrefutables de que la salud de la población jamás fue de importancia neoliberal, sino una mera mercancía.

         A lo largo de los sexenios los miembros del Cártel de la Bata Blanca se han intercambiado premios, reconocimientos y condecoraciones, han engrosado sus, de inicio, exiguos y ridículos curricula.

Transexenalmente han robado los recursos destinados a quienes padecen y sufren una enfermedad. La mayor parte de ellos no pertenecen a un partido político, por eso sobreviven y prosperan con los cambios políticos, son lacayos del gran capital y sirven también a sus intereses propios, actuando con total impunidad.

         Es increíble que aún aquellos que son responsables de crímenes de lesa humanidad, como Julio Everardo Sotelo Morales quien experimentó con 474 pacientes con hidrocefalia en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, siendo director del mismo, sean investigadores con recursos vitalicios, y sean miembros de comités de ética, o incluso de la misma Academia Nacional de Medicina.

         Los miembros del Cártel de la Bata Blanca son responsables de homicidio al haber dejado morir a enfermos que no tuvieron acceso a tratamientos oportunos y adecuados debido a la corrupción, y efectivamente están en casa, se encuentran hoy en día en la SSa. Las máximas autoridades de la SSa duermen con el enemigo al lado.

Son aquellos empeñados en debilitar la imagen de la 4 T, del gobierno mexicano y de las acciones de Alcocer Varela. Son los que impulsaron las nefastas reformas estructurales y la privatización de la salud en el país. Son quienes dicen a los usuarios y a los trabajadores de los centros hospitalarios que el gobierno no les ha dado dinero para realizar diagnóstico y tratamiento y que la culpa de la ruina en el Sector Salud la tiene esta nueva administración gubernamental.

         El Cártel de la Bata Blanca es el virulento fuego amigo en el Sistema Nacional de Salud, son quienes realizan un sub ejercicio del presupuesto, quienes saquean al sector, los que constituyen el cáncer de la corrupción que ha dado metástasis en cada puesto directivo, heredado por sexenios previos, en detrimento de la garantía al derecho humano a la salud de los mexicanos.

Rodolfo Ondarza Rovira*

Neurocirujano. Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez”. México. Ex Presidente de la Comisión de Salud de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México. Miembro de la ONG en DDHH Red Solidaria Década Contra la Impunidad presidida por el obispo Raúl Vera.

@DrOndarza

  



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