El vocablo libertad proviene del latín libertas (franqueza) y es la facultad natural de los seres humanos para actuar sin restricciones, respetando su propia conciencia y el deber ser, para alcanzar su plena realización. La libertad es la posibilidad que tenemos para decidir por nosotros mismos. Como actuar en las diferentes situaciones que se nos presentan en la vida.

El que es libre elige entre determinadas opciones las que le parecen mejores o más convenientes, tanto para su bienestar como para los demás o el de la sociedad en general. Celeste Sáenz de Miera y Maurice Salloum, del Club de Periodistas de México, nos invitaron a celebrar el Día Mundial del Comunicólogo, en el marco celebratorio de los 50 años de la Universidad Autónoma de Ciudad del Carmen (UNACAR), que ha formado profesionales en el sureste mexicano en este encuentro de comunicadores. Su rector, José A. Ruz Hernández, recordó el trabajo de Manuel Buendía, Julio Scherer y Antonio Sáenz de Miera, cuyo compromiso con nuestro país siempre fue con la verdad, la razón y la justicia.

24 de mayo de 2017

Excélsior recibió un reconocimiento más por sus 100 años de ser El Periódico de la Vida Nacional. El gobernador Alito Moreno Cárdenas nos invitó a realizar un recorrido por el Malecón y el Centro Histórico, donde ponderó el clima de paz, tranquilidad y libertad con el que viven los campechanos y sus visitantes. En el Centro de Convenciones, Alito mostró las maquetas de obras públicas que pretende construir: La ampliación al Malecón (ganando terreno el mar), la entrada a la ciudad, el puente “la unidad” entre Carmen e Isla Aguada, un segundo piso en las principales avenidas, etcétera. Sorteando recortes y ajustes presupuestales.

Campeche es uno de los estados con mejores niveles de seguridad, pues existen muchos con índices elevados de violencia e inseguridad, consecuencia de la economía criminal provocada por los grupos delincuenciales y de la colusión y omisión de algunos de sus gobernantes.

Superado sólo por Siria y Afganistán en nuestro país, la profesión de periodista está considerada como altamente peligrosa. Del año 2000 a la fecha han caído 126 comunicadores; a pesar de los esfuerzos del presidente Peña Nieto en la materia, los resultados han sido infructuosos.

La fiscalía creada por la PGR en el último año de gobierno de Vicente Fox no ha resuelto ningún caso y el mecanismo de protección a periodistas de la Segob tiene que mejorar. Ahí está el caso de Javier Valdez, valiente periodista sinaloense que al salir del semanario RíoDoce fue interceptado, bajado de su auto, arrodillado y ejecutado a plena luz del día, sin que autoridad federal, estatal o municipal lo protegiera, a pesar de las múltiples amenazas que recibió de atentar contra su vida. Con 21 años en la profesión, al recibir un reconocimiento en 2011 a su labor periodística, sentenció; “vivimos en un piso filoso y lleno de explosivos y muchas veces no hay a quién acudir”. Nuestro ADN está tatuado de balas, fúsiles y sangre, y es una forma de asesinar el mañana, somos homicidas de nuestro propio futuro, lo hemos dicho hasta el cansancio, “nosotros ponemos a los muertos y los norteamericanos a los adictos, las drogas, las armas, las balas y, al no hacer nada, permiten el envío de los flujos de dinero para toda la cadena de comercialización”.

¿Cuándo demandará el Estado mexicano el pago de indemnizaciones al gobierno de Donald Trump para todos los familiares enlutados por esta crisis delictiva y de violencia inducida y tolerada para satisfacer las necesidades de sus adictos? Si Rex Tillerson, secretario de Estado norteamericano, reconoció que “la violencia provocada por el narcotráfico de México se origina en el alto consumo de drogas en Estados Unidos”.

Cierto, los mexicanos requerimos soluciones rápidas e integrales para este flagelo que nos agobia, con medidas drásticas, como visualizar la despenalización gradual a toda la cadena productiva. Como sucedió en los tiempos de la prohibición del alcohol y tabaco en Estados Unidos, pues al ser un negocio altamente redituable existieron bandas que asesinaban policías y gente.

¿Seguiremos tolerando estas ilícitas actividades? ¿O no, estimado lector?

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