Edición 326 |
México basa su existencia y su razón histórica en la fuerza del derecho, más no en el derecho de la fuerza. México, nación invadida y mutilada como consecuencia de una invasión injusta –1846-1848-, no debe ser paÃs intervencionista.
Si nosotros, dirigidos por quienes no conocen nuestro acontecer nacional, el origen de México y las vicisitudes que hemos experimentado para sobrevivir soberanamente al paso del tiempo, estarÃamos negando nuestra razón histórica y caerÃamos en el juego del “injerensismo†internacional.
No pasarÃa mucho tiempo en que nos viéramos en conflictos similares a los que ocurren por desgracia en los paÃses árabes, con consecuencias tan graves como las luchas fratricidas, cuyos militantes –independientemente del bando a que pertenezcan-, han sido armados por los “halcones†del TÃo Sam que se empeñan en ser los amos en un planeta en constante discordia por aquello de “divide y vencerásâ€, según frase de Nicolás Maquiavelo.
¿No es bastante acaso, con el hecho de que la delincuencia organizada en México y los narcotraficantes sean surtidos con armas norteamericanas?
Hoy en dÃa, una de las más grandes desgracias para la humanidad es el internacionalismo. Ejemplo de esta trágica realidad son los paÃses Ãrabes, donde la ingerencia de los EE.UU, mantiene en constante lucha fratricida a naciones como Irak, Siria, Afganistán, Bangladesh, LÃbano, etc., con extensión ahora a Ucrania, en donde igual que en el Medio Oriente, las armas que prevalecen son las de Washington, en manos de todas las facciones en mortal lucha.
Máscara, los cascos azules
El tema es de análisis obligado ante el anuncio del presidente Enrique Peña Nieto en la sede de las Naciones Unidas –ONU-, “la próxima participación de México en misiones de los cascos azules de la ONUâ€, lo que nos traerÃa muchos compromisos. Se dijo que “se sumará a operaciones para el mantenimiento de la paz, incluso con personal militar para labores humanitariasâ€.
La paz, con justicia social, igualdad y respeto a la dignidad y a los derechos humanos, todos la soñamos y la queremos vigente.
La paz, la igualdad, el reparto equitativo de lo nuestro hace 44 años que está ausente de México por el advenimiento del neoliberalismo. Las matanzas, las desapariciones forzadas, la impunidad, las riquezas mal habidas, el desempleo, el despojo de nuestros recursos naturales para entregarlos a manos extrañas, crean pobreza para el pueblo mexicano y son flagelos que no hacen posible la paz entre nosotros.
La paz, consecuentemente, la deseamos todos y todo gobernante electo en cualquier paÃs del mundo, tiene como su primera obligación es resolver los problemas de sus representados, más no los de otros paÃses.
Alcanzada la paz en México por nuestros gobernantes, tal vez podrÃa pensarse en que se podrÃa exportar este don a otros paÃses. Pero resulta que eso de los “Cascos azules de la ONU†según ocurre en la zona de las naciones árabes en eterno conflicto y en el norte de Ãfrica, ha resultado no en uno sino en varios casos, ser sólo una “máscara†que da apoyo al “injerensismo†belicista de Obama, en nuestros dÃas.
¡Trabajar por la paz? SÃ, definitivamente esto ni qué dudarlo. Más tratándose de la prevalencia de la paz -a sabiendas de que la verdadera paz es fruto de la justiciaâ€-, para los mexicanos, lo primero es México, después México, siempre México, tal como lo dijera el periodista y escritor D. René Capistrán Garza.
Después de las matanzas de los frecuentes acontecimientos en Tlatlaya y Guerrero, con las presuntas ejecuciones en el primer caso y los asesinatos en Iguala y la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Tlatlaya y las presuntas ligas de los “chuchos†del PRD –ahora dirigidos por un mercader de la polÃtica, Carlos Navarrete-, con el cartel de los “guerreros unidos†acusados de esos delitos de lesa humanidad, es mucho lo que hay que trabajar en México, para lograr la anhelada paz.
Ser “casco azul de la ONUâ€, en momentos en que no hay paz en México, nos convertirÃa en “luz de la calle y oscuridad de nuestra casaâ€.
La Doctrina Estrada y ya
La posición que válidamente le corresponde a México en el con cierto de las naciones, dado su historial de nación que basa su razón histórica en la fuerza de su derecho, es la Doctrina Estrada de No Intervención y Autodeterminación de los Pueblos y Solución PacÃfica de los Conflictos. Ocurre con los “cascos azules de la ONU†que éstos actúan al lado de fuerzas armadas. ¿Porqué ocurre esto? Aquà es donde se piensa queque dichos “cascos†encubren intervenciones extranjeras de lo cual las naciones árabes vÃctimas de los intereses del imperio de Obama, son ejemplo a la vista. Como fuerza de paz, la Cruz Roja sà tiene prestigio.
“Respetar la soberanÃa de los pueblos es la más sabia polÃtica para conservar las mejores relaciones con ellosâ€, expresa en una de sus numerosas obras, el Dr. Genaro Estrada autor de esa posición que le ha ganado mucho prestigio a México.
El internacionalismo es terrible flagelo de la humanidad en nuestros dÃas. Un prueba de ello es la decadencia en que han caÃdo los paÃses de la Unión Europea, tan condicionados por sus tratados con Washington, que son base de “coaliciones†para atacar a muchos paÃses en el mundo , de manera especial las carnicerÃas entre hermanos en las naciones árabes.
Trabajar por la paz –como fruto de la justicia—, a favor de México, es obligación de todos los mexicanos. ¿Para qué meternos en camisa de once varas tratando de resolver asuntos de otros paÃses que no nos incumben si no ponen en posición de negar nuestra razón histórica?
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