Imprimir
Edición 316
Escrito por Mireles Valverde   
Miércoles, 12 de Marzo de 2014 07:58

VEÍAMOS LA ZOPILOTERA POR TODOS LADOS

 

Mireles Valverde: 

De mil 200 va mil 800 templarios muertos



El comandante Mireles.    


FRENTE A LAS REPRESENTACIONES de los poderes Ejecutivo y Legislativo de la Unión, el pasado 5 de febrero el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Juan N. Silva Meza previno que hacer justicia por propia mano, promover y participar de la corrupción y del abuso del poder, afecta el orden instaurado por la Constitución y la vida democrática.



Don Juan N. Silva.    


Cuando muchos mexicanos temen por su integridad y la de sus familias, es preciso insistir en que las respuestas se encuentran en la Constitución y no fuera de ella. En momentos de riesgo, de crisis, conflicto e inseguridad es donde tenemos que ser más cuidadosos con la formas que la Constitución establece para situaciones de excepción, enfatizó el titular del máximo Tribunal constitucional.

El claro y contundente mensaje del tercer poder político reconocido por nuestro régimen constitucional, nos remite al siguiente cuadrante sociopolítico:

El 18 de mayo de 1994, en el estado de Guerrero, se dio por constituido el Ejército Popular Revolucionario (EPR), y como brazo político presentó al Partido Democrático Popular Revolucionario (PDPR/EPR). En su programa de acción, el PDPR postula como estrategia “la autodefensa armada”.

Ya para el verano de 1996, aun más enervada que en Guerrero, se dejó sentir la presencia del EPR en Oaxaca. Fue entonces cuando el gobierno del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León invocó toda la fuerza del Estado para descargarla contra los subversivos del EPR.

Guerrilla buena Guerrilla mala

Puesta esa decisión gubernamental como contraposición respecto de la beligerancia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y el tratamiento oficial hacia el movimiento armado chiapaneco, algunos comentaristas plantearon si existía una guerrilla buena y una guerrilla mala.

Ese expediente político -visto desde la reciente advertencia del ministro Silva Nieto sobre la aplicación del estado de excepción-, vale para cuestionar la estrategia acometida en Michoacán donde, so capa de combatir a Los caballeros templarios, el gobierno ha dado carta de legitimidad -no sólo tolerancia, sino respaldo logístico de facto- a los grupos de autodefensa armada que desde hace un año operan en el atribulado estado.

En reciente entrevista que el periodista Arturo Cano le hizo para La Jornada (1-III-14) al primer comandante de las autodefensas armadas michoacanas, médico José Manuel Mireles Valverde, el entrevistado reconoció que en las acciones de esos grupos han muerto entre mil 200 y mil 800 templarios. (En un año.)

Al comentar una operación de exterminio atribuida a un oficial del Ejército mexicano, Mireles Valverde le describió al periodista: Al rato veíamos la zopilotera por todos lados.

Cuando las autodefensas armadas amagaban con la toma de la capital del estado -Morelia-, el periodista michoacano Ernesto Martínez Elorriaga reportaba a La Jornada el 28 de febrero que esos grupos tenían bajo control total ocho municipios y parcial de otros 18 municipios y localidades.

Así empezó La Gran Marcha sobre Roma del fundador del Estado fascista italiano Benito Mussolini, que alcanzó su climax en 1922. El propio Benito llegaría a blasonar: Las balas pasan silbando y Mussolini sigue de pie… El 29 de abril de 1945, la cabeza del fascista se balanceada grotescamente sobre las baldosas de Piazzale Loreto de Milán: Sus pies pendían de una viga de acero con los cadáveres de cinco compinches. Pero Europa estaba devastada.