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Suplemento 273

Una vez más, con puntualidad, estamos de nuevo en este encuentro anual, nacional e internacional que ya es tradición obligada en el templo de la pluralidad y el respeto a las diferentes formas de pensar. Los que nos dedicamos al ejercicio de la profesión del periodismo en todas sus modalidades seguimos en la convicción de que solamente una sociedad que tenga libertad plena de conocer, discutir, consensuar o rechazar lo que a su criterio respetable así convenga, por encima de inducciones deliberadas o desestimación a la capacidad e inteligencia de la sociedad en su conjunto, estará ante la posibilidad de construir una nueva y mejor nación.

Tenemos en la mano la estafeta generacional y la responsabilidad de quienes nos antecedieron y construyeron los cimientos de esta dolorosa, sacrificada y cruenta misión que aún requiere que accionemos contra la intolerancia, las mordazas de sangre, la intimidación y la injusticia.

Los periodistas de ayer nos acompañan con su legado y su energía espiritual en cada una de las piedras de esta sede, el Club de Periodistas de México, realidad concebida por don Antonio Sáenz de Miera y Feytal y toda esa generación que lucharon empeñados en cristalizar el sueño de tener un espacio digno -la Posada del Periodista- esta casa que es nuestra fortaleza y que nos permite seguir luchando con denuedo, dignidad, fiereza y en armoniosa unidad.

Sabemos que, en donde se encuentren, disfrutan viendo que sus sueños y convicciones lograron fructificar en la tierra fértil de la pluralidad y la fuerza reproductora del respeto al derecho ajeno, pero también deben sufrir, como todos nosotros, la impunidad con la cual la vida de tantos comunicadores en México, como en otras partes del mundo, es vista con desdén y desprecio, mientras en los afanes de justificación, se destilan insinuaciones llenas de maldad y descrédito.

Nada argumenta la vida de un ser humano, nada podrá jamás ensuciar la mística de quien arriesga todo por informar a la sociedad, con reportajes, denuncias y hechos sustentados con datos duros.

No creemos que el éxito en el periodismo se pueda medir por la fortuna financiera personal, la popularidad o las ventas de impacto colectivo de quienes actúan bajo consigna, guardan silencio por mansedumbre o comodidad.

Magnificar el pragmatismo y la conveniencia inmediata, al mejor postor, sin apegarse al mínimo principio de ética o rubor a umbrales de vergüenza nunca podrá ser el mejor camino para la construcción de una nación de leyes y una comunidad dispuesta a ser respetuosa de los mandatos que de ellos se obligue, si ponderara al amigo, socio o incondicional es patente de corso a la plena justificación de sus actos o blindaje de impunidad.

Hoy, las diferentes redes sociales, medios alternativos, concesionados, impresos, de televisión y radio estamos concientes de la caída de muros de ignominia, fronteras inaccesibles y censuras. Indiscutiblemente es bueno. Esta nueva cultura de interacción logrará, de una vez por todas, encausar su poder para fortalecer la responsabilidad social, económica, cultural y política de nuestras instituciones, de la democracia y el respeto supremo a la voluntad libre y soberana expresada en su ejercicio y evitará cualquier tentación retrógrada de regular, restringir o acotar las avenidas de la información que están revolucionando las comunicaciones y los mitos indomables en torres de Babel, las que irremediablemente se desmoronarán ante la avidez de inmediata y puntual información.

El cuadragésimo primer Certamen Nacional e Internacional de Periodismo es una nueva convocatoria que nos compromete, una vez mas, a asumir los mismos retos de nuestro oficio, ante los afanes de doblegar el ejercicio para dar paso a la verdad oficiosa y sesgada, en detrimento de todo lo que represente incomodidad o exigencias de clarificar acciones, cuentas en el ejercicio de los recursos públicos y toda acción de gobierno, en sus tres niveles o derivaciones en el ámbito internacional.

Celebramos la respuesta al recibir un gran número de trabajos periodísticos de nuestros colegas en México y en el extranjero que nos identifican y establecen nuestros lazos de unión con nuestros similares en cada país, demuestran que podemos seguir adelante y que estamos siendo congruentes. Hemos encontrado empatía dentro y fuera de nuestra geografía los hechos, la participación y su presencia los ratifican.

Estamos cumpliendo todos, con la tradición de 59 años realizando este evento. Cumpliendo con la independencia de ser plurales, democráticos, laicos y tolerantes. Cumplimos con la dignidad al sentirnos orgullosos de ejercer nuestra profesión de periodistas, decididos sin flaquezas a actuar ante el compromiso social con nuestros lectores, radioescuchas, televidentes y quienes comparten la pasión de decir lo que sienten, sin mas limites que su propia convicción.

Compartir esta sublime experiencia de libertad, de reconocimiento entre pares, que nos demuestra a nosotros mismos que podemos ser lo suficientemente grandes para premiar a nuestros compañeros con el laurel del límpido premio a su esfuerzo, con el Premio Nacional e Internacional de Periodismo... muchas gracias.



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