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Edición 264

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La fe de los sicarios

Carlos Montiel*

(Especial para Voces del Periodista)

 

Narcotraficantes y asesinos a sueldo no son predominantemente católicos, extorsionan a jerarcas católicos. Para protegerse recurren a prácticas de ocultismo.

El miedo, desconfianza, odio, rencor, dolor y muerte que padece México generados por la lucha del gobierno contra el crimen organizado no es producto de sólo estrategias mal aplicadas, corrupción entre funcionarios públicos, atropello a la democracia o desinterés por defender los derechos humanos; esto tiene raíz en la eterna lucha o combate espiritual del ser humano entre el bien y el mal.

De forma errónea, el imaginario colectivo considera a narcotraficantes y sicarios personas particularmente católicas, cuando de manera intencionada mantienen vínculos con ritos ocultistas como la “Santa” Muerte, “San” Jesús Malverde, magia, brujería, santería y satanismo.

Los capos y sicarios tienen aversión hacia la jerarquía eclesial cuando ésta defiende la vida, difunde los valores de lo familiar o social, y promueve la paz, la reconciliación o el perdón. Predicadores y líderes sociales son vulnerables por la existencia de más de 130 células dedicadas a la delincuencia organizada (trata de personas, lavado de dinero, extorsión, tráfico de indocumentados, secuestro y narcotráfico).

El asesinato en septiembre de 2008 del padre Gerardo Manuel Miranda Ávalos (director del Instituto Fray Juan de San Miguel) perpetrado en Los Reyes Michoacán por el cártel La Familia michoacana, es ejemplo de odio e intolerancia a la fe católica.

De acuerdo a la revista Proceso (número 1713, agosto 2009), alrededor de 120 sacerdotes y siete obispos recibieron del narcotráfico amenazas de muerte, según lo menciona el director de comunicación de la Arquidiócesis de México, padre Hugo Valdemar, quien refiere al cártel La Familia michoacana como responsable de amenazar de muerte a tres obispos de Michoacán.

Existen diversas provincias de México donde ejercer el ministerio sacerdotal es un riesgo latente por el clima de violencia del crimen organizado. Zonas como la Mixe de Oaxaca; los Altos de Chiapas; Sierra Caliente de Guerrero; municipios tarascos de Michoacán; puerto de Veracruz y ciudad de Xalapa; Aguascalientes; Hidalgo; Jalisco; Sinaloa; región de Tepehuanes y Mezquital de Durango; Saltillo; zona fronteriza de Chihuahua; valle conurbado del Estado de México y Distrito Federal.

La información anterior permite considerar a los sicarios como enemigos de la fe cristiana. Quienes matan o amenazan a representantes de Cristo en la tierra son hijos de las tinieblas. Por lo cual, es mayor error no interesarnos en reducir la probabilidad de que esos crímenes se repitan. “El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad”, dijo Albert Einstein.

 

Tortura física, narco-psicópatas

 

“Cuando el poder humano se extralimita del orden querido por Dios, se autodiviniza y reclama absoluta sumisión: Se convierte entonces en la bestia del Apocalipsis, imagen del poder imperial perseguidor”, refiere el Apocalipsis (17,6).

Los sicarios, (en su mayoría) hombres sin Dios, transgreden el orden social y moral por su falta de sentimientos de compasión al destruir al contrario sin mirar el perjuicio hacia la célula familiar y al componente social.

Motivados por el pecado y el imaginario personal, buscan el poder absoluto y la libertad incontrolable, desafiando de esta forma a Dios al intentar forzar su límite como criatura para ser como dioses.

Consideran sus acciones como faltas, no como pecados, de índole personal sin repercusión pública. Sin embargo, sus actos se propagan al orbe social, y hacen de éste un Estado caído en el pecado, que marca la separación del hombre de Dios, de los demás hombres y del mundo. Por lo tanto, al ser una agresión directa al prójimo que no respeta su derecho a la vida, por ir en contra de su integridad física, libertad, y derechos ciudadanos, se le atribuye el carácter de pecado social.

Actuar en contra del bien del prójimo obstaculiza, debilita y genera un enorme retraso en el desarrollo de los pueblos.

Los jefes del narcotráfico no tienen apego a valores morales o religiosos, y no les importa atropellar dignidad, vida o libertad de ciudadanos, lo que hace de sus despiadadas prácticas una cultura de muerte libre y abierta. “Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia”, afirmó Mahatma Gandhi.

Tal es el caso del cártel de Sinaloa quien emplea a pandilleros de la Mara Salvatrucha. Los Maras son grupos de delincuencia organizada, integrados por niños de 14 a jóvenes de 25 años de edad, quienes trafican drogas o extorsionan a negocios y cobran renta de piso.

Con el lema “Con la Mara viví, con la Mara morí”, más de 150 mil miembros están repartidos en distintos países, tales como E.U.A (50 mil), El Salvador (30 mil), Honduras (30 mil), Guatemala (20 mil), Nicaragua (10 mil), y México (10 mil).

Al matar le piden a la “bestia” (Satanás) les de esa vida y el valor para disparar el arma. Una vez perpetrado el crimen, se embriagan y celebran porque ha muerto un rival.

Ingresan a los ocho o 12 años de edad, y salen a los 20 años por muerte, reanudación de estudios o algunos se convierten en evangélicos en busca de dar sentido a su vida, y testimoniar que “Cristo es la respuesta: Aceptar a Cristo en tu vida”.

 

Índice de maldad de los sicarios

 

Existe una escala que permite medir el grado de maldad en homicidas, asesinos seriales y psicópatas, creada por el psiquiatra forense Michael Stone de la Universidad de Columbia, misma que puede ser empleada para sicarios.

Los psicópatas son sujetos egocéntricos, mentirosos, desleales, con autovaloración exagerada, ausencia de empatía en las relaciones personales, conducta antisocial, con tendencia a marcar sus víctimas; al perpetrar el crimen no tienen sentimientos de culpa. No son enfermos mentales, conocen la diferencia entre el bien y el mal, por lo cual no suelen suicidarse. La mayoría de los psicópatas se convierten en criminales antes de los 30 años.

La clase social económica baja, ante la insatisfacción que provoca el modo de producción occidental, crea individuos con este perfil. La televisión y el cine son una industria de fabricación de psicópatas debido a la ausencia de control ético y educativo al presentar escenas con personajes que matan o descuartizan a sangre fría.

Los sicarios padecen otras enfermedades como el narcisismo y la megalomanía. La primera se desarrolla durante la temprana infancia, “se encuentran diversas combinaciones de ambición desmedida, fantasías de grandeza, sentimientos de inferioridad, excesiva dependencia de la admiración y aclamación externas, y crueldad hacia otras personas”, refiere el libro de Alexander Lowen, El Narcisismo, la enfermedad de nuestro tiempo.

La megalomanía, del griego manía (obsesión) y megas (grande), es un estado psicopatológico caracterizado por delirios de grandeza, poder, riqueza u omnipotencia; quien lo padece muestra excesiva obsesión por tener el control.

Las bandas del crimen organizado, al capturar a rivales, los mutilan, decapitan o disuelven en ácido. El método dependerá del sufrimiento que quieran propiciar a la víctima o del mensaje que deseen enviar a sus contrarios para hacer perder el control y hacerlos más vulnerables.

Los mensajes varían al mutilar al adversario: Un dedo significa ser un delator o soplón; la lengua, habló cosas indebidas; las manos, tomó algo indebido o robó mercancía; decapitar, traición en el cambio de mando.

Un sicario trae su marca, en específico, de la organización. Al matar coloca la bala en la zona del cuerpo que él acostumbra para así, su jefe corrobore el trabajo solicitado.

 

Tortura espiritual y ocultismo

 

Algunos psicópatas dañados por creencias religiosas o supersticiones causaron muerte a gran número de personas. Sicarios mexicanos no están exentos de ser manipulados por líderes supersticiosos o de sectas; mezclan su trabajo con ritos de santería o el culto a la “Santa” Muerte, y han ocasionado una escalada masiva de violencia.

El hambre de poder de los capos obligó a sicarios a manifestar un tácito rechazo a Dios. Ellos, junto con la sociedad mexicana corrupta, subjetiva y relativista, relegaron a la Santísima Virgen de Guadalupe como Emperatriz de las Américas, y se inclinaron por el ocultismo para lograr protección o éxito, vaticinar el futuro, predecir hechos y situaciones para tener una existencia más controlada y evitar todo posible sufrimiento.

El ocultismo debe su auge a la secularización, proceso social donde la religión con sus instituciones pierden influencia para dar paso de lo sagrado a lo profano, de lo religioso a lo mundano. Compuesto de tres categorías de maldad: Adivinación, espiritismo y magia; destacan la nigromancia, demonomancia, hechicería, brujería, y satanismo.

Sus ritos exigen al practicante vaciar su mente, así espíritus externos controlan su intelecto y cuerpo para esclavizarlos por una posesión demoníaca; el culmen son arranques de violencia contra uno mismo o contra otros.

Organizaciones criminales habidas de poder se acercan a sectas que realizan rituales de magia negra o sacrificios con seres humanos para blindar a sus narcotraficantes o sicarios. Otras, supuestamente, santifican a sus integrantes con rituales de brujería.

 

Organizaciones criminales y el ocultismo

 

Los sicarios ejecutan justificándose en métodos de muerte respaldados en prácticas ocultistas mezcladas con ritos cristianos.

Hasta antes de morir en diciembre de 2010 Nazario Moreno El Chayo, el principal líder del cártel La Familia michoacana, durante un operativo a cargo de las fuerzas federales; los Guerreros celestiales, Ejército del mismo cártel, adoctrinaba en los Albergues Gratitud a personas adictas a la droga para prepararlos físicamente y adiestrarles en el manejo de armas para convertirles en extorsionadores, informantes y sicarios.

Previo a ser incorporados en las operaciones, pasaban 24 horas de retiro espiritual. Quien cometía una falta de disciplina o incurría en traición recibía el castigo de ejecución y se le pedía rezar mientras la persona que lo recomendó a la organización o un alto mando procedía a ejecutarlo.

De acuerdo con investigadores federales, El Chayo fue católico, testigo de Jehová y líder de su culto con corte cristiano tras mantener una cadena de centros de rehabilitación de adicciones en el cual el tratamiento de cura incluía adoctrinamiento religioso en donde los drogadictos se reintegraban pero a La Familia michoacana.

El objetivo de adoctrinar a los sicarios es bloquear “su conciencia donde se encubren y justifican para ellos sus niveles de destrucción y autodestrucción”, señaló Gisela Frid Chernitsky, socióloga de la UNAM.

Otra organización criminal que utiliza una ideología de la “justicia divina” heredada de La Familia michoacana para justificar torturas y asesinatos es la autodenominada Caballeros Templarios.

Dicha denominación es afrenta para la verdadera Orden Militar Caballeros Pobres de Cristo y el Templo de Salomón, fundada en 1118 en Jerusalén, la cual protegía a peregrinos que acudían a los lugares santos durante la Primera Cruzada.

“La compasión no está entre sus virtudes. Manejan los modos y el lenguaje místico-religioso del disuelto cártel de La Familia michoacana, de la que son herederos después de que el grupo se dividiera tras la muerte de su líder, Nazario Moreno González, El Chayo, en un operativo militar”, menciona el periódico El Mundo.

 

Santa Muerte

 

En sus inicios se consideró un culto que se sumaría a la afluencia de sectas protestantes o satánicas, o engrosaría el listado de asociaciones religiosas. Sus ritos generaron más adeptos y en sus misas negras se solicita protección de sicarios, narcos, custodios, ladrones, secuestradores, prostitutas, policías y extorsionadores.

La devoción tiene presencia en países latinoamericanos y en Estados Unidos en lugares con mayor número de migrantes latinos; Argentina y Cuba. Se estiman más de dos millones de seguidores en México, millón y medio en Estados Unidos. Según David Romo Guillén, líder del culto, en el Distrito Federal se construye una catedral de mil doscientos metros cuadrados.

“Muchos de los actuales casos de posesión, se han dado por personas que empezaron a darle culto a la Santa Muerte y tuvieron esta situación de ir cayendo sin darse cuenta a cuestiones satánicas”, reveló el padre José de Jesús Aguilar, responsable de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México, en entrevista para el programa Lo que no Sabías de MVS- Televisión.

En septiembre de 2004, quien fue presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Monseñor José Guadalupe Martín Rábago, solicitó a la Secretaría de Gobernación revisar los registros que daban facilidad de inscripción como asociaciones religiosas a sectas como la Santa Muerte, pues su culto coincide con el aumento de poseídos por Satanás, y el mayor número de afectados pertenecía a esa secta.

Antes de la captura de Osiel Cárdenas Guillen, ex líder del Cártel del Golfo, agentes de la Procuraduría General de la República encontraron un altar con velas negras para el culto a la santísima muerte, informó el diario La Crónica de Hoy.

Sus ritos tienen estrecha relación con brujería y satanismo. Los seguidores adoptan oraciones y símbolos del catolicismo para sus fines ocultistas, como la fórmula para persignarse: “Nos persignamos en el nombre de mi madre y mi Santísima Muerte y mi Espíritu Santo. Amén”. Además, hacen burla de las imágenes que representan a la Virgen de Guadalupe representándolas con rostro de muerte.

La Arquidiócesis de Oaxaca condenó en noviembre de 2010 la aberración de algunos feligreses que buscaban bendecir imágenes de la muerte en el santuario de la Virgen de Juquila. “Aquí, ante estos actos, no hay vuelta de hoja, quien sea descubierto haciendo estos actos está excomulgado en automático”, sentenció el vocero de esa arquidiócesis, padre José Guadalupe Barragán.

En el Distrito Federal, líderes de la secta amenazaron a sacerdotes católicos de distintas parroquias prohibiéndoles condenar el culto en sus homilías. Empujados por el radicalismo y fanatismo, sentencian con quemar el templo católico de quien pase por alto esa advertencia.

En el estado de Querétaro, durante el periodo del ahora obispo emérito Mario de Gasperin, ante el incremento de la prostitución infantil, creciente violencia y presencia del narcomenudeo, así como el aumento de la devoción a la muerte, la diócesis inició en noviembre de 2010 una campaña a favor de la cultura de la vida al invitar a la feligresía católica a colocar en las puertas de su casa un moño blanco para referir “este hogar está a favor del Dios que es vida y no de la muerte”, la intención fue expandir la solicitud a toda la República Mexicana.

La diócesis no ha sufrido amenazas por seguidores de ese culto o por el crimen organizado, sin embargo, sacerdotes residentes afirman no tener miedo en caso de recibir intimidación u otra especie de advertencias, pues saben desde el inicio de su ministerio que son sacerdotes hasta la muerte, por lo cual no solicitarán, en ninguna circunstancia, protección alguna del Estado.

Para Querétaro el problema radica en las amenazas efectuadas a diversos sacerdotes por parte de la Iglesia Apostólica de Satanás, y la profanación a iglesias a cargo de desconocidos; profanaciones que muchas veces tienen conexión con brujería y sectas satánicas, mismas que son tapaderas para el tráfico de drogas.

De acuerdo al periodista español y autor del documental Narco México, Jon Sistiaga Escudero, el culto de moda en las cárceles es el profesado a la Santa Muerte, donde cada 1 de mes, los presos salen a cantar las “mañanitas” a la imagen.

En el mes de noviembre, especialmente en la celebración del día de muertos, practicantes de santería, magia negra y la muerte, aprovechan para realizar rituales de misticismo dentro de cementerios, como en el Panteón Santísima Trinidad en Poza Rica, Veracruz, donde a la media noche, brujos y chamanes ingresan clandestinamente para llevar acabo invocaciones y otros rituales.

Los seguidores de ese culto son co-responsables del aumento en el índice de violencia como del número de muertes que el narcotráfico ha dejado a su paso, debido a que no son propagadores de la buena muerte que es Cristo, sino de la cultura de muerte.

El supuesto arzobispo David Romo Guillén, líder de la denominada Iglesia Católica Apostólica Tradicional México-Estados Unidos también conocida como de la Santa Muerte, fue detenido en enero de 2011 por presunta complicidad con una banda de secuestradores y extorsionadores liderada por Ismael Ramírez Brito El Aztlán, quien supuestamente se dedicó a lavar dinero para el cártel de Los Valencia.

En dicha detención, se le acusa a Romo Guillén de ser cómplice de los secuestradores por prestar su cuenta bancaria a cambio del 20 por ciento de comisión para recibir depósitos correspondientes a pagos de rescates.

Dentro de los penales, seguidores del culto “amenazan, golpean y hasta llegan a ‘picar’ a quienes no veneran sus altares o pinturas plasmadas en las paredes”, denunciaron integrantes de Pastoral Penitenciaria.

 

Santería, brujería y satanismo

 

Desde hace dos décadas, los santeros son reclamados por sus servicios como brujos en círculos de poder como actores, cantantes, policías, políticos y capos de la droga para obtener amarres, curaciones, poder, blindaje personal contra enemigos o protección mágica contra agentes de seguridad.

La Real Academia de la Lengua Española refiere a la santería como un “sistema de cultos que tiene como elemento esencial la adoración de deidades surgidas del sincretismo entre creencias africanas y la religión católica; (además es el) conjunto de creencias en los poderes de los santos y en el de su intermediario o santero”.

La santería llamada Regla de Ocha o religión lucumíe se origina cuando fue esclavizada la tribu yoruba a finales del siglo XVIII en el oeste de África, actualmente Nigeria. Los esclavos traídos a América se negaron a abandonar por imposición de los colonizadores españoles su creencia animista la cual considera que objetos como elementos naturales tienen alma por lo cual son venerados como dioses, por lo tanto, adoptaron a los santos del cristianismo adjudicándoles manifestaciones propias de sus dioses llamados orishás.

Está presente en España, Italia, Puerto Rico, República Dominicana, Panamá, Venezuela, Colombia, Brasil, México, Holanda, Alemania, Inglaterra, Francia, Estados Unidos (Florida, Nueva York, San Francisco, Nueva Orleans, Los Ángeles, Miami y San Diego), con mayor auge en Cuba.

La santería conoce a Satanás como la oveja negra debido a los vínculos con el perverso culto Palo Mayombe, dedicado a rituales de magia negra, adivinaciones, maldiciones, hechicerías, brujerías y maleficios. A pesar de eso, la santería fue declarada patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO por sus raíces centenarias, filosofía y mitología.

En sus ceremonias o ritos los babalawos (sacerdotes) son quienes pueden celebrar rituales como sacrificio de animales y la comunicación directa con los orishas, curación y adivinación.

“Si una persona consulta a los que evocan a los muertos, y a los que adivinan, y se abandona a ellos, Yo (Dios) volveré mi rostro contra ella y la extirparé de en medio de su pueblo”, refiere la santa Biblia en el Antiguo Testamento (Levítico 20,6).

La santería para limpiar de una maldición sacrifica animales y ofrece la sangre a los dioses como a los presentes para beberla. Un caso emblemático de pertenencia es la del Teniente Coronel y Presidente de Venezuela, Hugo Chávez: “Cuando fui a Cuba me dijeron que en uno de sus viajes Chávez fue rociado con la sangre de un toro y lo cubrieron con el cuero”, comentó el santero venezolano Paulino Baptista.

En México, el primer caso público de practicantes de santería relacionados con el tráfico de drogas conocidos como Los Narcosatánicos ocurrió en 1989 en la ciudad de Matamoros. Los traficantes eran de origen colombianos-mexicanos, dirigidos por Adolfo de Jesús Constanzo El Padrino o El brujo número uno, hijo de una cubana santera.

La banda se dedicaba al secuestro y sacrificio de personas. Tras ser investigada, la policía encontró en el rancho Santa Elena una fosa con 12 cadáveres descuartizados sin corazón y cerebro, órganos humanos y sangre, junto a otros restos animales. En una caldera estaban depositados patas de gallo, cabezas de chivo, y tortugas asadas que formaba parte de los rituales de santería.

A algunos cuerpos les extraían los órganos para ser usados en ceremonias de magia negra, y obtener con ellos poder y riqueza.

“A un joven de nacionalidad norteamericana (Mark Kirloy, estudiante de medicina) se le dio muerte de un machetazo en la cabeza y se le abrió la espalda para quitarle la columna vertebral a fin de hacer con ella un collar”, afirmó Abraham Polo Uscanga, ex director de Averiguaciones Previas de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Cabe destacar que la columna vertebral fue utilizada como amuleto por el líder del grupo santero.

Por otro lado, ya desde el año 2003 se tuvo información acerca de que la Procuraduría General de la República tenía pruebas del Cártel del Golfo quienes recurrían a sacerdotes de Palo Mayombe para proteger sus cargamentos y pasaran la frontera sin problemas.

Los narcotraficantes también recurren a la brujería satanista, en la cual emplean el símbolo del pentagrama para realizar sus ritos, mismo que representa a Venus, es decir, a Lucifer. En Alemania, al pentagrama se le llama Satansstern.

En bajos niveles de brujería se utiliza el pentagrama para obtener poder de los demonios y realizar maldiciones, y en magia de alto nivel para el vertimiento de sangre humana al adorar a Lucifer.

En Nuevo Laredo, en agosto de 2004, un hombre fue degollado y colocado sobre un pentagrama pintado con gis, el hecho se produjo por ajustes de cuentas entre gente del cártel de Osiel Cárdenas Guillén y el grupo de Los Chachos, sicarios de El Chapo.

“La ideología satanista o brujeril es un componente más de la violencia cotidiana en territorios y actividades de alto riesgo. En México está demostrada, como en Colombia, la existencia de la brujería vinculada al narcotráfico… En la frontera entre México y Estados Unidos prolifera la brujería satanista, la santería, el vudú, y cultos sacrificiales como la ‘Santa’ Muerte”, refiere Sergio González Rodríguez, autor del libro Huesos en el desierto.

Finalmente, cabe destacar la influencia del ocultismo en los cuerpos policíacos, en los que agentes de seguridad, para obtener protección contra los sicarios, recurren a rituales con mezcla de vudú haitiano, santería cubana, y brujería local. En los ritos, sacerdotes (brujos) aprovechan noches de luna llena para sacrificar pollos y rociar su sangre sobre los policías. Así mismo, elementos de seguridad de Tijuana optan por tatuar sus cuerpos con símbolos de vudú, como blindaje contra las balas, con un precio de aproximadamente 160 dólares.

 

Movimiento Alterado

 

La música propia de narcos son los denominados narcocorridos, canciones en constante renovación las cuales propiciaron un nuevo género llamado corridos enfermos, mismos que son compuestos para reconocer a renombrados sicarios o hablar de sus mujeres, para reclutar jóvenes en las filas del crimen organizado o para influir en la mentalidad de los niños. Quienes conforman este colectivo fue nombrado como Movimiento Alterado.

Para lograr su expansión o ser conocidos, utiliza el Internet como las redes sociales, o los conciertos donde además de ofrecer sus discos promueven el reclutamiento a las filas del narco particularmente cuando visitan lugares de extrema pobreza presentándose como una conducta a la cual pueden aspirar.

En Sinaloa, esas canciones no son transmitidas desde hace 22 años en radio, están prohibidas a pesar de costar hasta 50 mil dólares un narcocorrido o incluso algunos videos musical rebasar los cinco millones de visita en la web.

Los primeros en hacer canciones para capos son los Tigres del Norte favoritos del Cártel de Juárez entonces liderado por Amado Carrillo Fuentes El Señor de los Cielos, y los Tucanes de Tijuana preferidos del Cártel de Tijuana o de Los Arellano Félix.

La pertenencia o apego de cantantes a grupos de narcotráfico ha propiciado masacres sin freno. El asesinato en 2006 de Valentín Elizalde es claro ejemplo, quien en su último concierto cierra con A mis enemigos, canción del Cártel del Chapo para amenazar a Los Zetas; al cantante antes de partir del lugar se le dio muerte con una ráfaga de arma AK-47.

Actualmente, son más de dos decenas el número de artistas que conforman el Movimiento Alterado, dedican sus canciones a la cultura de muerte (decapitaciones, asesinatos, torturas, y balas), mencionan a sicarios de profesión, fiestas privadas, pecheras, secuestros y refieren el culto a La Santa Muerte y a Satanás como principales puentes para lograr salir de la pobreza y opresión.

Las canciones con más acento en pro de la cultura de muerte son entre otras: Morritas enmafiadas (Oscar García); El abogado del diablo (El Komander); Sicario de profesión (Los más buscados); Sangre de maldito (El R.M.); Rezo a la Santa Muerte (Los más buscados); El diablo, la Santa Muerte y yo (Grupo Escolta); Cinco demonios empecherados (Los buitres y Bukanas); así como Sanguinarios del M1 o Cárteles Unidos de Movimiento Alterado.

Los músicos Jesús Rodríguez, El Komander, Los buchones de Culiacán, Buknas de Culiacán, Los Nuevos Elegantes, Los dos primos, Clika Los Necios, Fuerza de Tijuana, Óscar García, Los Plebes del Mocorito, El RM, Gabriel Silva y Gerardo Ortiz, son parte del Cártel Unido que alaba a los líderes del Cártel de Sinaloa”, informó el diario EL UNIVERSAL.

En el sitio oficial de internet de dicho movimiento (www.movimientoalterado.com), Alfredo Ríos El Komander convoca a los niños de entre ocho y 14 años a enviar sus demos con el fin de poder cantar junto al artista.

“Este movimiento es una actitud de una clara rebeldía social y cultural, y como toda expresión artística resulta imposible detenerla o congelarla”, así lo refirieren los integrantes del Movimiento Alterado quienes además aseguran es una nueva era en el estilo de vida y de música.

 

Mensaje de paz contra la violencia

 

El cambio va provenir de los jóvenes, integrantes de las nuevas generaciones quienes ahora en un gran porcentaje se convierten en presa fácil del engaño y seducción del poder del narco. Esos hombres y mujeres de edad temprana son el futuro de este país, los únicos que pueden virar el rumbo de la desintegración familiar, el desprestigio social y del aumento de maldad que ha engrosado las filas del crimen organizado en México.

La solución para conducir al país por un camino de paz se encuentra en la imitación a Cristo presente en el evangelio. “Aquí tienen todos a Cristo sumo y perfecto ejemplar de justicia, caridad y misericordia, y están abiertas para el género humano, herido y tembloroso, las fuentes de aquella divina gracia, postergada la cual y dejada a un lado, ni los pueblos ni sus gobernantes pueden iniciar ni consolidar la tranquilidad social y la concordia”, plasmó Pío XII en la Encíclica Divino Affiante Spiritu.

El mal combate actualmente en la tierra contra la obra de Cristo y multiplicará su furor por el escaso tiempo antes de su encierro, preludio de su derrota final. El incremento del mal en la tierra es condición indispensable y preanuncio de que se acerca la venida del Señor. El maligno continuará en su cometida de tentar con muchas promesas con el fin de atrapar el alma para el infierno. Por esa razón, se les invita a vivir a favor del Dios que es vida y no de la muerte.

 

*Carlos Montiel es fundador y director del Consejo de Analistas Católicos de México. Autor del libro La fe de los sicarios. Investigador, analista socio-político y religioso por más de siete años en el semanario El Observador de la Actualidad, publicación del estado de Querétaro. Miembro colaborador de la Red de Comunicadores Católicos. Coordinador del Capítulo de Objeción de Conciencia en la Asociación de Bioética y Derechos Humanos Netemachilizpan A.C. Colabora en el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México, Yo Influyo, Centro Católico Multimedial (CCM), Gólgota, Diario Sin Secretos, ACI Prensa y ZENIT (Roma). Condujo en CCM el programa de radio por Internet Tiempo de Análisis. Ha recibido entrevistas de diversos medios de comunicación (nacional e internacional) y sus análisis son publicados en los principales diarios impresos que circulan por todo el país.

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