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Edición 219 | ||||
Escrito por Carlos Ramírez Hernández | ||||
Domingo, 04 de Octubre de 2009 23:53 | ||||
Ahora o nunca: Agobiado por todo lados pero con el compromiso de cambiar el rumbo, el presidente Calderón llegó a la hora decisiva de su sexenio: o asume el desafío de corto plazo de construir la alternancia económica panista o quedará atrapado en las redes de un priísmo mayoritario que va a ayudar a retomar el crecimiento light pero sin modificar las estructuras del Estado priísta con el ánimo confesado de regresar al poder.
El diagnóstico presidencial de su tercer informe fue acertado: hay que cambiar. Todos hablan de cambiar la política económica, el rumbo del país, los instrumentos de gobierno. Pero nadie quiere ceder. Y no será fácil. El proyecto nacional, el modelo de desarrollo y el Estado son los puntos que hay que transformar. Y ahí surgen las dificultades: se trata de los tres pilares fundamentales de la propuesta histórica del PRI. Un ejemplo: el IVA en alimentos y medicinas. El PRI se opone por compromiso social y el PRD por mandato revolucionario. Pero se trata de una aberración fiscal. El problema no radica en excluir productos del impuesto para ayudar a los pobres sino que los pobres carecen de empleo e ingresos suficientes. Entonces, ¿dónde se localiza el problema? ¿En el subsidio o en el ingreso? Los subsidios son inelásticos y llegará el momento en que la exención será insostenible. Y se cobrarán impuestos a esos productos sin aumentar los ingresos salariales. Un modelo de desarrollo sano y justo es aquel que promueve un suficiente nivel de vida donde los impuestos no sean el problema y no uno que se sostenga con subsidios que sólo compran lealtad electoral pero sin modificar nivel de vida.
Es ahora o nunca. La transición política del 2000 debe llevar a la transición productiva: pasar de un modelo económico que ya no garantiza las satisfacciones nacionales a uno que privilegie la atención de necesidades y no el compromiso ideológico. La revolución mexicana prohijó el desarrollo y luego el desarrollismo pero sin democracia. Ahora se trata de buscar un modelo de nación que se base en cinco principios: soberanía, democracia, justicia, equidad y desarrollo. Si no se da ese paso, México perderá la oportunidad de la transición: elecciones libres sin desarrollo terminan en desigualdad social, dictadura y desorden. More articles by this author
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